segunda-feira, 18 de março de 2024

Nuestra condición ecosistémica

Adolfo Estrella
El Desconcierto

La arrogancia y la ignorancia acerca de nuestra condición ecosistémica ha causado mucho daño. Nuestros espacios de vida están mal diseñados, no respetan las leyes de la naturaleza. Los mega incendios se producen por un déficit de consideración ecológica en general y ecosistémica en particular y constituyen un desastre total no sólo urbano y humano.

Los mega incendios recientes, desaparecidos ya de la débil y manipulada memoria colectiva, han puesto en evidencia -una vez más- nuestra fragilidad ecosistémica, coincidente con la precaria y desregulada expansión urbana de las ciudades chilenas. No cabe duda que los incendios tienen un componente intencional en su ignición concreta, pero este origen no es el mayoritario en relación al conjunto de sus causas.

Las probabilidades de combustión y propagación dependen de muchos factores, entre las que se encuentran las condiciones climáticas, junto con la existencia de abundantes interfaces urbano-rurales degradadas. En estos espacios se han producido en Chile el 60% de los mega incendios de las últimas décadas. Y no hay ningún programa nacional ni de precaución ni de reparación de daños adecuado a la magnitud de lo que se avecina.

Insistir en la intencionalidad como causa de los incendios sirve para liberar tensiones y hacer declaraciones enfáticas buscando efectos mediáticos, pero, como señala Jaime Hurtubia, funciona “como un escudo” para evitar señalar causas y responsabilidades mayores, haciendo perder un tiempo social y político del que no disponemos.

Diariamente se producen docenas de incendios de origen humano, accidentales e intencionales, pero unos pocos se transforman en incendios mayores y de esos muy pocos en mega incendios. Sin embargo, estos últimos son los que producen los daños más importantes. Los mega incendios han aumentado de manera exponencial en todo el mundo, no sólo en Chile. Es imprescindible salir de un localismo con anteojeras incapaz de ver los contextos mayores en los cuales se desenvuelve lo particular.

Dadas las urgencias y las dimensiones de las cadenas causales de estos y otros muchos desastres, el enfoque debe ser ecosistémico, es decir, precisando las condiciones estructurales que posibilitan la generación y propagación de incendios y, a la vez, las soluciones estatales y comunitarias de precaución, resiliencia y resistencia frente a un fenómeno que reúne todas las condiciones para ir en aumento.

Por definición, un enfoque ecosistémico requiere de una mirada de conjunto, es decir, necesita aquello que rutinariamente se afirma, pero nunca se cumple: la famosa perspectiva sistémica. En este caso en su dimensión socio ecológica. Mirada imposible si los espacios quemados no se corresponden con unas divisiones administrativas ajenas a las diferencias bioclimáticas y geomorfológicas que tanto influyen en la propagación de los incendios y su posterior reparación. Nuestros municipios han sido diseñados sin tomar en cuenta las características de los biomas y las ecorregiones donde se instalan. Las divisiones administrativas no coinciden con las divisiones de la naturaleza y eso es grave.

Una expansión urbana caótica, salvaje y clasista combinada con sequías prologadas, altas temperaturas, poca humedad y abundantes monocultivos forestales entretejidos con viviendas precarias, junto con conductas, individuales y colectivas, irresponsables por parte de las propias comunidades afectadas, constituyen los factores propiciadores de tormentas de fuego perfectas.

Estos eventos seguirán repitiéndose a menos que se reoriente el diseño y rediseño de nuestras ciudades con una visión ecosistémica, seria, vinculante, propositiva y no meramente declarativa. Como siempre, en las cuestiones que afectan a las crisis ecológicas que tenemos ante nuestros ojos, los diagnósticos están hechos, las causas y responsabilidades están inventariadas y las posibles vías de acción están claras. El déficit es de proyectos y voluntades políticas que se propongan cambiar lo que el diagnóstico define como negativo.

La interacción, la con-vivencia y la codependencia de componentes bióticos y abióticos en un lugar determinado, es el rasgo común a las múltiples definiciones de ecosistema, a partir de la proposición fundacional que hizo Arthur Tansley en 1935. Como muchos conceptos en esta época de exceso informativo y banalización del saber, el de ecosistema se ha gastado, por uso y abuso, perdiendo la consistencia y la radicalidad que tuvo cuando nació y señaló la ineludible interacción de la vida consigo misma y con lo no viviente y, al mismo tiempo, la fragilidad de ambas.

Desde hace tiempo se habla de “gestión de los ecosistemas” o de “provisión de servicios ecosistémicos” como parte de la ideología y estrategias del “desarrollo sostenible”, es decir, se ha convertido en un concepto inocuo y “técnico”, algo administrable de acuerdo a lógicas de eficiencia y eficacia. La naturaleza y los ecosistemas se han convertido en algo a tener en cuenta, algo “a cuidar”, “a conservar” del mismo modo que el “medioambiente” y el “paisaje”, en tanto son los escenarios para la acción de los actores económicos guiados por una razón utilitarista y cortoplacista.

Pero “ecosistema” es una categoría que excede el campo de la disciplina ecológica y de la economía, y se abre a un espacio empírico y existencial de amplio alcance. Los ecosistemas son la premisa o condición de la vida, natural y social, es decir, incluye a las células y a las ciudades, a los protozoos y a las empresas, a los hongos y las escuelas.

Cuando el concepto de ecosistema incorpora a los sistemas sociales nos habla del intercambio de energía, materiales e información, pero también nos habla de identidad, de pertenencias, de cultura, de política, de ética, de historia, de memoria, de cogniciones, de significados, de interpretaciones, de afectos, de deseos… actuando en la compleja malla de la vida natural y social. Los ecosistemas tejen la trama de la vida y en ella estamos imbricados. Los seres humanos somos parte de ella. No ocupamos ninguna meta posición privilegiada y éticamente superior. La visión ecosistémica nos ayuda a salir del estrecho punto de vista antropocéntrico, arrogante y banal, que tanto perjuicio ha causado a todos.

Desgraciadamente, vivimos en ecosistemas muy antropizados: los hábitats humanos dominan sobre los hábitats de otras especies a las que he hemos desplazado o simplemente exterminado. Los lugares que ocupamos son muy poco atractivos para la mayoría de las otras formas de vida. Somos los únicos seres sobre la Tierra que producimos basura, es decir, residuos, frente a los cuales la naturaleza no sabe qué hacer. Somos un ruido incómodo en la sinfonía de la vida.

La arrogancia y la ignorancia acerca de nuestra condición ecosistémica ha causado mucho daño. Nuestros espacios de vida están mal diseñados, no respetan las leyes de la naturaleza. Los mega incendios se producen por un déficit de consideración ecológica en general y ecosistémica en particular y constituyen un desastre total no sólo urbano y humano.

Pero, lo sepamos o no, lo aceptemos o no, somos, como humanos, seres ecosistémicos, a la vez históricos y biológicos. Nuestra coexistencia, implica una co-pertenencia y una co-dependencia ineludible en relación a todos los otros entes del mundo. “Existir es coexistir”, dice Timothy Morton. Nuestra condición ecosistémica nos brinda posibilidades y, a la vez, nos impone límites. La conciencia de posibilidades y constricciones para la acción debería haber hecho de nosotros seres razonables, ponderados y precavidos. No obstante, estamos destruyendo, mediante un productivismo y un consumismo desbordado, las propias condiciones de posibilidad de vida en la Tierra, no sólo la nuestra. Llevamos décadas de advertencias, pero seguimos jugando al aprendiz de hechicero. Las consecuencias están a la vista, para quien quiera verlas.

sexta-feira, 15 de março de 2024

Se ensancha la brecha dentro del MAS


Olivia Arigho-Stiles
Jacobin América Latina

El conflicto entre Evo Morales y Luis Arce por la presidencia de Bolivia en 2025 no solo divide al Movimiento Al Socialismo, sino también a los movimientos sociales y sindicatos que forman su base.

Junto a las bulliciosas fiestas callejeras del carnaval, a finales de febrero se celebraron en toda Bolivia las tradicionales ceremonias de ch’alla. Durante las mismas se quema incienso y se ofrecen bendiciones de hojas de coca y alcohol a la Pachamama en rituales que afirman los lazos de reciprocidad entre la gente y la Madre Tierra. Pero hoy, además del inoportuno chaki (resaca) festivo, la profundización de la fractura política y social se suma al dolor de cabeza de la izquierda y los movimientos progresistas de Bolivia.

Desde que en 2020 el Movimiento al Socialismo (MAS) volvió al poder de la mano de Luis Arce, el expresidente Evo Morales estuvo alineando a su base de apoyo con la esperanza de volver a ser presidente. Pero en diciembre del año pasado, el Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia dictaminó que los presidentes solo pueden mantenerse en el poder un máximo de dos mandatos y que la reelección indefinida «no es un derecho humano». La sentencia asestó un golpe catastrófico a las ambiciones presidenciales de Evo.

Desde entonces, Morales viene acusando a Arce, su exministro de Economía y estrecho aliado, de orquestar un intento de ilegalizar su posible nuevo acceso a la presidencia, declarando en X (antes Twitter) que está en marcha un «golpe judicial».

Lucha electoral

Para forzar elecciones en el Poder Judicial (que de acuerdo con la Constitución plurinacional deberían haberse celebrado en diciembre), a finales de enero Evo Morales movilizó a sus bases en el corazón cocalero de Cochabamba, impulsando bloqueos a lo largo de las carreteras que conectan esa ciudad con el centro de negocios de Santa Cruz. Los bloqueos, que combinan la exigencia de elecciones judiciales con otras reivindicaciones locales, provocaron escasez de alimentos y combustible y fueron reprimidos por las fuerzas de seguridad.

Huáscar Salazar, economista y miembro del Centro de Estudios Populares de Bolivia, afirma que hay pocas esperanzas de conciliación entre los dos bandos. «Lo que estamos viviendo en este momento es esa pulseada, en la que Evo y Arce se disputan la sigla del Movimiento al Socialismo y, sobre todo, la candidatura a la presidencia de ese partido para 2025».

Y agrega: «El problema es que esta pulseada está teniendo tremendas consecuencias para las organizaciones de base, cada vez más divididas en sus estructuras internas; pero también es un problema que esta disputa está sucediendo en medio de una crisis económica cada vez más palpable de la que nadie quiere hacerse cargo». El dramático aumento de los bloqueos este mes, así como su distribución geográfica, puede verse en una infografía elaborada por Mauricio Fonda, activista de datos abiertos residente en Bolivia.

En la Asamblea Legislativa Plurinacional, los cargos electos del MAS se reparten entre las líneas arcista y evista. Las elecciones al Poder Judicial que debían celebrarse el año pasado se han estancado debido al desacuerdo sobre los candidatos preseleccionados acordados por la Asamblea Legislativa, dominada por el MAS. En Bolivia, los magistrados del Tribunal Supremo, el Tribunal Constitucional, el Tribunal Agroambiental y el Consejo de la Magistratura se eligen por sufragio directo cada seis años.

Con este estado de cosas, quienes salen ganando son los arcistas, porque la actual composición del Tribunal Constitucional Plurinacional viene favoreciendo sus intereses, como ocurrió con el reciente fallo sobre la elección de Morales. Y la condición de mandatario de Arce le da mucha más influencia sobre las instituciones del Estado, que utilizó en su beneficio.

La reelección de Morales es una cuestión irresuelta desde 2017 y estuvo en el centro del golpe de 2019. La Constitución prohíbe que alguien ocupe la presidencia durante más de dos mandatos consecutivos. En 2016, Morales perdió por poco un referéndum que habría anulado la Constitución y le habría permitido presentarse de nuevo. Entonces llevó la decisión ante el Tribunal Constitucional Plurinacional, que le era favorable, que dictaminó que la reelección era un derecho humano y anuló el referéndum.

Muchos bolivianos consideraron esto como una farsa legal y antidemocrática, lo que fue un factor importante en la movilización contra Evo de las clases medias urbanas y los movimientos sociales opositores en octubre de 2019, cuando un golpe de Estado permitió a la evangélica de extrema derecha Jeanine Áñez hacerse con la presidencia de facto.

Con el respaldo de Morales, Arce fue elegido presidente en octubre de 2020, después de que finalmente se celebraran elecciones, un año después del golpe. El actual conflicto entre arcistas y evistas se centra en el control del propio MAS, que en las últimas dos décadas se consolidó como un partido de gobierno duradero.

Los antagonismos sociales y el MAS

Los recientes bloqueos son un indicador de que Evo Morales aún puede movilizar a una base amplia y motivada. Los bloqueos tienen una larga y eficaz historia en Bolivia y son una característica de la mayoría de los conflictos sociales. En 1999, durante la Guerra del Agua de Cochabamba, una coalición de campesinos, trabajadores de fábricas y activistas comunitarios se unieron para bloquear las carreteras en respuesta a una nueva ley neoliberal que habría privatizado el agua.

Del mismo modo, después del violento golpe de Estado de Luis García Meza en 1980, los campesinos bloquearon las carreteras para impedir que los militares avanzaran por el campo expandiendo una grave represión. Más recientemente, en 2019, mineros y movimientos campesinos bloquearon las carreteras fuera de las ciudades para obligar a Áñez a convocar elecciones tras casi un año de un gobierno golpista caracterizado por el fraude, la corrupción y las masacres.

Los bloqueos surgen de una facción del MAS. Es importante señalar que el MAS no es tanto un partido político ortodoxo como una coalición cambiante de fuerzas sociales diferentes y a veces antagónicas en la base. La refundación de Bolivia como Estado «plurinacional» en 2009 se vio como un reflejo de sus elementos sociales plurales, un remedio para lo que el intelectual marxista boliviano René Zavaleta Mercado denominó una «sociedad abigarrada», compuesta por diferentes modos de producción, temporalidades históricas y formas de gobierno dentro de los confines de un Estado-nación (colonial).

Pero, en la última década, las divisiones en el MAS jugaron un papel destructivo en los movimientos de mineros cooperativistas, cocaleros, campesinos y trabajadores urbanos, que están fragmentados y a menudo tienen liderazgos paralelos.

Una crisis económica inminente

Uno de esos movimientos es la poderosa confederación sindical campesina, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), cuyas lealtades están repartidas. Los simpatizantes de Morales, como el actual líder Ponciano Santos, prometieron reanudar los bloqueos si no se atiende su demanda de elecciones judiciales. Santos fue elegido el año pasado en medio de un congreso nacional de la CSUTCB que acabó en reyertas y sillazos entre evistas y arcistas, y muchos elementos de la confederación no reconocen su autoridad. El año pasado, durante el congreso del MAS, Arce y su vicepresidente, David Choquehuanca, fueron expulsados del partido.

Y a los problemas políticos de Arce se suma el sombrío panorama económico de Bolivia. Desde el año pasado hay una aguda escasez de dólares y el peso boliviano se ha devaluado. Como señala el economista Stasiek Czaplicki Cabezas, la devaluación representa una caída del 20% del valor de los ahorros en moneda local, lo que plantea un futuro de inseguridad financiera para muchos bolivianos, en particular para las clases medias. Todo ello suma presiones contra Arce, el economista formado en la Universidad de Warwick que se vio obligado a defender sus credenciales económicas.

Los candidatos presidenciales para las elecciones de 2025 deben decidirse este año, por lo que ambas partes intensifican la presión para dirigir de forma integral el aparato del MAS. Pero el prolongado conflicto está extendiendo su toxicidad a través de los movimientos sociales de Bolivia, dividiendo a las bases. Mientras tanto, las disputas en torno a las elecciones judiciales erosionan la fe pública en los órganos democráticos del Estado, mermando la legitimidad de cualquiera de los bandos que finalmente se alce con la victoria. En 2024, la política boliviana está más polarizada que nunca.

sábado, 9 de março de 2024

Milei y los 11 principios del nazismo


Sandra Russo
Página 12

Esta semana circularon profusamente por las redes los 11 principios de la propaganda de Josef Goebbels. Ya habían hecho su regreso en tiempos de Macri. Por aquel entonces, Durán Barba había dicho que Hitler era “un genio”, pero al consultor el que le dio de comer fue Goebbels y su fórmula.

No obstante, en 2016, ser nazi tenía costo social. Era otro país, y los derechos ganados en un modelo de país igualador y vanguardia en derechos humanos estaba muy fresca. Hablamos de derechos humanos tal como se entienden en todo el mundo. En 2016 no cayó bien en el establishment político y mediático aquel elogio a Hitler. Era “demasiado”. El mundo y esta sociedad en particular gozaban todavía de los anticuerpos históricos, que la pandemia y todo lo que sucedió después deshizo. Ya no hay anticuerpos, Hay, más bien, estímulos y estimuladores.

Todo se alteró entre la llegada de Macri al poder y hoy, que Milei entre otras cosas parece el inconsciente de Macri. Vuelven a circular como explicativos los 11 principios de Goebbels, pegándonos el latigazo de reconocer paso a paso lo que se ha puesto en marcha hace veinte años y hoy supura. Regímenes como el que asoma en la Argentina, ya muy lejos del Estado de Derecho, en una retirada consentida de los valores que nos hicieron Nación. Nadie votó la desintegración, pero a esta altura seguimos sin saber qué se votó.

El movimiento disolvente al que Milei desde que asumió quiere empujar a los gobernadores, ese convite a asistir a su monólogo, corre paralelo a una concepción goebbelsiana en términos de estrategias de manipulación masiva para generar un clima de guerra interno contra un enemigo generado artificialmente. La extorsión es material y simbólica: si no firman, serán narrativamente los responsables del inevitable fracaso de Milei. La psicopateada perfecta para un chico de primaria.


Esos 11 principios, ahora, en perspectiva, con las nuevas herramientas tecnológicas disponibles y el estado del mundo en una etapa renazificada pero con objetivos muy diferentes a los de los regímenes totalitarios del siglo XX, son algo más. Son un manual al que es más que obvio que se ha recurrido en los tanques de pensamiento de la ultraderecha, y cuyo funcionamiento uno puede comprobar cualquier día y sobre cualquier tema, en boca de miles de comunicadores, dirigentes políticos, activistas o personas comunes. Los apretamos mucho para enumerarlos, así sabemos de qué estamos hablando:

Principio 1, de simplificación y de enemigo único: adoptar una única idea, un único símbolo, individualizar a un enemigo único; principio 2, del método de contagio: reunir a muchos enemigos en un enemigo único; principio 3, de la trasposición: cargar sobre el enemigo los propios errores o defectos; principio 4, de la exageración y desfiguración: convertir cualquier anécdota en una amenaza grave; principio 5, de vulgarización: la propaganda debe ser popular, partir del nivel menos inteligente de sus destinatarios; principio 6, de orquestación: propaganda de pocas ideas que se repetirán mucho; principio 7, de renovación: emitir constantemente información y argumentos a un ritmo que cuando el enemigo esté contestando a uno, el público ya esté interesado en otra cosa; principio 8, de verosimilitud: construir argumentos a través de los llamados globos sondas o informaciones fragmentarias; principio 9, de silenciamiento: acallar los temas en los que no se tiene argumentos y disimular las noticias que favorecen al enemigo; principio 10, de transfusión: la propaganda siempre parte de algo preexistente ya instalado, odios o prejuicios tradicionales; principio 11, de unanimidad: convencer a mucha gente de que “piensa como todo el mundo”.

Un párrafo largo, pero vale la pena. No todo se puede comprimir, no todo se puede mandar a un link. El listado produce escalofríos porque reconocemos muchas de las cosas que venimos padeciendo desde hace veinte años y que nos han arrastrado hasta este disparate trágico. Veinte años tienen muchos pibes que lo votaron.

Para esta región, el imperio se vale hasta del prototipo del realismo mágico: las explicaciones sobre la realidad en estos lugares siempre ha exhibido un plus distorsionado para dar cuenta, precisamente, de la distorsión del poder, de su inmovilidad.

El único cambio que vale la pena y que expresa la necesidad latinoamericana de los de abajo es que el poder cambie de caras y de nombres, pero sobre todo de beneficiarios. Lo que decía Milei y no hizo. Su farsa. El único cambio que vale la pena es el que va hacia un escenario en el que haya muchas más legisladoras como Natalia Zaracho, luchadores, aspirantes al poder popular, en condiciones de igualdad con representantes de otros sectores. Mondino, Lula tampoco terminó el secundario.

Lo demás es propaganda iletrada y repetitiva ofrecida a cobayos sin defensas. Y todos somos cobayos sin defensas cuando no entendemos el mundo en el vivimos, ni el mundo en el que viven los otros.

terça-feira, 5 de março de 2024

Las luchas de Marielle Franco permanecen más vigentes que nunca


Fernando de la Cuadra
Socialismo y Democracia

El próximo 14 de marzo se cumple un año más (6 años) desde que Marielle Franco y Anderson Gomes fueron alevosamente asesinados en una calle del barrio de Estácio, región central de Rio de Janeiro. Los dos matadores, Ronnie Lessa, Élcio Vieira de Queiroz y el ex bombero Maxwell Simões Corrêa, continúan presos a la espera del juicio que será realizado con la participación de un jurado popular. A ellos se agregó en esta última semana, el nombre de Edilson Barbosa dos Santos, denunciado por haber desmontado y destruido el auto Cobalt blanco utilizado por los homicidas.

Qué se sabe hasta ahora con relación a la pregunta que desde hace mucho tiempo viene incomodando a la justicia, los investigadores policiales, la prensa y la opinión pública: ¿Quién mandó matar a Marielle Franco y por qué? A partir de la delación premiada efectuada en noviembre del año pasado por el autor de los disparos a la concejala y su chofer, el ex policial militar Ronnie Lessa, se espera que en los próximos días sea difundido oficialmente – por el Director de la Policía Federal – el nombre del o los mandantes del asesinato y las razones que tuvo o tuvieron para encomendar este atentado.

El nombre de quien ordenó esta acción criminal que se ha filtrado extraoficialmente es el del Consejero del Tribunal de Cuentas del Estado de Rio de Janeiro (TCE-RJ), Domingos Brazão, quien viene desmintiendo categóricamente las acusaciones que pesan en su contra. La expectativa en torno a los vínculos del Clan Bolsonaro con el o los mandantes del crimen sigue siendo alta, considerando que quien ejecutó a Marielle y Anderson era vecino y amigo del ex presidente y un conspicuo miembro de las milicias vinculadas a la familia del ex capitán.

El otro sospechoso de ser un mandante de ambas muertes es Marcelo Siciliano, un ex concejal del Partido Progresista, estrecho aliado del Coronel Mauro Cid, ex ayudante de órdenes del entonces presidente Bolsonaro. Cid ahora se encuentra en libertad condicional, después de llegar a un acuerdo con la justicia a través de la delación premiada, en donde asumió y comprobó su participación en muchas de las acciones ilícitas realizadas por el Ejecutivo durante el gobierno anterior (Preparación de la minuta de Golpe de Estado, conspiración junto a otros militares contra el Estado Democrático de Derecho, retención de joyas y venta ilegal de relojes de lujo obsequiados al Estado brasileño por otros países, falsificación de certificados de vacuna contra el Covid, difusión de fake news sobre la urnas electrónicas para cuestionar las elecciones de 2022, participación en las llamadas milicias digitales y un largo etcétera).

También aparece como un posible mandante de las ejecuciones, el ex policial militar y luego miliciano, Orlando Oliveira de Araújo, más conocido como Orlando da Curicica. Este personaje ha sido apuntado por un testigo como el verdadero autor intelectual de los delitos, pero hasta el momento no existe la confirmación oficial de su participación en dichas acciones

 La elucidación de los asesinatos de Marielle y Anderson se tornan cada vez más apremiantes en la medida que la actual administración se ha comprometido a esclarecer todas las dimensiones de este crimen bárbaro y dado que, además envuelven a poderosos personajes políticos de la sociedad fluminense y de las milicias que controlan una parte importante del territorio del Estado de Rio de Janeiro.

Por otra parte, las luchas desplegadas por la concejala Marielle Franco continúan totalmente vigentes en el Brasil actual. Como hemos señalado en una columna anterior, Marielle no solamente realizaba una labor extraordinaria entre sus electores, sino que también se fue transformando en una referencia nacional entre todos aquellos que eran y siguen siendo objeto de discriminación y violencia desmedida por parte de las fuerzas policiales y las milicias (El asesinato de Marielle Franco continúa en la impunidad).

En lo que va corrido del año, las fuerzas policiales ya han matado a un número considerable de habitantes en territorios dominados por el tráfico, muchas de las cuales han sido ultimadas en falsos enfrentamientos con las fuerzas de represión. Según los datos recabados por el Grupo de Actuación Especial en Seguridad Pública del Ministerio Público de São Paulo, solamente en el primer bimestre de este año 134 personas ya fueron ejecutadas. Esto significa que el número de muertes cometidas por policías militares en ese Estado aumentó en un 94 por ciento con relación al mismo periodo de 2023. Valga destacar que el gobernador de São Paulo, Tarsicio de Freitas, es hasta el día de hoy un fuerte aliado del ex presidente Bolsonaro y mantiene entre sus equipos administrativos a muchos adherentes de las huestes de extrema derecha que apoyaron la intentona golpista del 8 de enero de 2023.

Otro tema sobre el que seguramente Marielle estaría comprometida en su denuncia dice relación con el feminicidio, un problema endémico en Brasil. En efecto, la violencia contra la mujeres adultas, jóvenes, adolescentes y niñas se encuentra presente ya hace varias décadas. Desde el asedio moral y sexual hasta el feminicidio, diferentes dimensiones de estas violencias marcan la experiencia de vida de miles de mujeres en todo el país. En el último informe del Foro Brasileño de Seguridad Pública se constata que durante el primer semestre de 2023 el número de estupros y feminicidios registraron un aumento de 14.9% y 3.0% respectivamente, con relación a igual periodo de 2022. Ello a pesar de que desde el año 2015 existe una Ley del Feminicidio que reconoce y penaliza la especificidad de esta violencia.

La violencia ejercida contra miembros de la comunidad LGBTQIA+ era otro fenómeno sobre el cual actuaba con enorme dedicación Marielle. Con relación a esta temática, según la información levantada por el Grupo Gay Bahía (GGB), la organización LGBT más antigua de América Latina, la cifra de muertes violentas de esta población fue de 257 vidas segadas durante el año pasado. Este preocupante índice mantiene a Brasil en la cúspide como la nación más letal por causa de la homotransfobia en el mundo. Según la organización GGB, estos números podrían ser aún mayores, debido a que trabajan con cifras extraoficiales colectadas en sitios de Internet o denuncias directas y también porque en muchas oportunidades es omitida la orientación sexual o identidad de género relacionada con estas muertes.

Diseñadores: Roberta Baroni y Mauro Soh


El legado de Marielle Franco

Estas y otras cuestiones formaban parte de las preocupaciones y del trabajo parlamentario de Marielle. De acuerdo con un levantamiento realizado por la Cámara Municipal de Rio, en solo 13 meses de ocupar el cargo de concejala, Marielle elaboró 118 propuestas, entre proyectos, requerimientos, mociones, oficios y enmiendas. De ellos se destacan 17 proyectos de ley, especialmente en defensa de los Derechos de la Mujer (Comisión de la cual era presidenta), por el fin de la violencia policial y miliciana en las comunidades, en proyectos de inclusión de los grupos LGBTQIAP+ y en programas de inserción de los pobladores de las comunidades más carentes.

Por lo mismo, las batallas interminables emprendidas de Marielle dejan un legado enorme. Primero, la creación del Instituto Marielle Franco en 2019 que ha asumido los compromisos de vida y las banderas que ella enarboló durante su mandato. Para eso el Instituto viene desplegando una serie de actividades, primero, para dilucidar la verdad sobre los crímenes cometidos contra Marielle y Anderson y, simultáneamente, se ha propuesto la “misión de inspirar, conectar y potencializar a las mujeres negras, personas LGBTQIA+ y periféricas para seguir moviendo las estructuras de la sociedad por un mundo más justo e igualitario” (Instituto Marielle Franco).

Posteriormente, en el año 2020 fueron ratificados un conjunto de compromisos por parte de actores políticos y de la sociedad civil que recogen el legado dejado por la concejala del PSOL (Partido Socialismo y Libertad). Estos compromisos incluyen la lucha antirracista, la reivindicación de los derechos de las mujeres, los grupos LGBTQIAP+, las mejorías en los servicios de educación, salud y vivienda, la justicia ambiental y climática, además de una constelación de demandas de los pobladores de comunidades pobres (favelas) y de los habitantes de las periferias.

Como señaló apropiadamente la diputada estadual Renata Sousa, también del PSOL, “Marielle era demasiado grande para que una sola persona representase toda su lucha. La grandeza de Marielle representa la lucha por una nueva sociedad. Y el principal recado dejado por ella es que la humanidad no se deshumanice. Marielle está presente en todas las luchas contra las desigualdades sociales, en especial contra las desigualdades de género, raza y clase”.

El día 14 de marzo también se ha transformado en el “Día Marielle Franco – Día de lucha contra el genocidio de la Mujer Negra”, que ya se ha instalado en el calendario oficial de actividades del Estado de Rio de Janeiro. Esta fecha también puede adquirir un carácter nacional en caso de que el Congreso Nacional apruebe el proyecto de ley enviado por el Presidente Lula da Silva en marzo del año pasado.

En estos seis años desde su martirio, el rostro de la concejala aparece en millares de camisetas, murales y grafitis no solo en Brasil, sino que por todo el planeta. Homenajes a su vida y a su obra se vienen realizando en diversos países y a la demanda por justicia se suman todas las luchas que Marielle asumió durante su corta y fecunda vida.

Por eso repetimos junto con todos quienes se inspiran en el trabajo realizado por Marielle Franco, que las semillas sembradas por ella permanecerán en el pensamiento y en la acción de miles de ciudadanos que claman al unísono: Que la lucha continué aproximando a los luchadores. Marielle presente!!

segunda-feira, 26 de fevereiro de 2024

Neonazis: el impacto de Milei en nuestra sociedad


Sandra Russo
Página 12

El otro día me topé con una noticia suelta que me interesó, pero no pude terminar de leerla porque me angustiaba. Como les debe pasar a muchos de ustedes, últimamente me angustia –y me eriza- el mundo bastante en general. Ando con náusea.

De pronto nos cayó en la cabeza un balde de desgracias colectivas y personales, pero no por un huracán o un maremoto. Por política. Por las políticas esperables de la ultraderecha, que en este caso tiene rasgos místicos y sádicos. Pero lo que agrava todo es que no hay vías de comunicación con los que causan nuestros problemas. Están todos los puentes cortados. Y no por los dos demonios. Esta gente solamente se escucha a sí misma. Tenemos presidente encriptado.

La noticia en cuestión hablaba de una tribu de jóvenes de no sé dónde, que para expresar que algo era “cool”, o lo que se entienda por eso –copado, interesante, atractivo- decía que es “re nazi”. Esos detalles, ¿no? Esas pavadas. Esas banalidades. Lo que leí era un sueltito casi diría informativo, un glosario de expresiones juveniles. Esa es la parte más tóxica de la manipulación. “Muchos jóvenes en la actualidad se inclinan por la estética nazi”. Ajá.

No son solo los medios, ya lo sé. Ni las redes. Es al servicio de qué están, como la energía nuclear o la inteligencia artificial. Hay algo terriblemente tanático en el aire de este mundo en guerra imposible.

 ¿Está más loco Milei que Biden financiando y fogoneando desde hace dos años una guerra que se perderá y que renazificó el imaginario de “Occidente”? ¿Y Gaza? ¿Qué locura asesina han desatado que provoca un efecto dominó en millones de mentes que asimilan eso “como lo que pasa”?

A poco de comenzada la guerra en Ucrania, escribí una nota titulada “Desnazificación”, que como no coincidía con la narrativa de la OTAN, despertó una oleada de comentarios elogiosos y otros escandalizados y plagados de insultos. En aquel momento yo tampoco podía imaginar los alcances del dispositivo cultural que se estaba poniendo en marcha para demonizar no a Putin, que era casi inevitable por la lógica periodística occidental de siempre, sino a todo lo ruso, a la cultura rusa, a los deportistas rusos, a la ensalada rusa. Cancelaron a Tchaikovsky, a Tolstoi. Un desquicio, ¿o no era un desquicio? ¿Qué tenía que ver Chejov con Putin? ¿Y por qué no vinculamos nunca ese fenómeno de guerra no contra un país, sino también contra su cultura, con la ultraderecha que estamos conociendo, y que quiere empezar igual?

La ultraderecha del siglo XXI es esencialmente un fenómeno cultural. Un artefacto. Los objetivos los sabemos y me ahorro la enumeración. Hello, Blinken. Pero el tipo de penetración estratégica para generar un nuevo tipo de ciudadano que no se sienta ciudadano, que esté tan quebrado que crea que “es así, con éste o con otro yo tengo que trabajar”. Ese cliché prendió con resignación neoevangelista, es cultural. Por más que Milei sea fascista – en el sentido de que está convencido y sobre todo porque gobierna como si su opinión fuera la única verdadera, la palabra santa –, está muy lejos de Mussolini, que se inspiró en el Manifiesto Futurista, escrito por el poeta Marinetti. El futurismo amaba las máquinas más que a los seres humanos. Milei odia la cultura porque solamente puede venderle su plan a quien cree en milagros. La mística reemplaza a la racionalidad política.

Apenas comenzada la guerra, Zelensky empezó a llevar a los Parlamentos de los países europeos a ucronazis. El caso más escandaloso fue en Canadá, donde el primer ministro Trudeau estaba con Zelensky cuando el jefe de la Cámara de los comunes presentó a Yaroslav Hunka, de 98 años, como “un héroe ucraniano y canadiense” que luchó en la división Galicia en Ucrania, contra los rusos. Casi inmediatamente se enteraron que esa división estaba integrada por ex oficiales de las SS de Hitler. El gobierno canadiense presentó excusas, pero un SS ya había sido ovacionado en el Parlamento canadiense.

Podría decirse que en este mundo tanático en el que vivimos, al que curiosamente este país se integró con la revolución de la alegría de Macri, es un mundo de imágenes. Pero podría agregarse a eso que ya se ha dicho mil veces, que en este mundo distorsionado, distópico, en este mundo de delirios siniestros, en el que se bajan umbrales en una dirección espeluznante, las palabras también han quedado reducidas a imágenes.

Las palabras de las ultraderechas globales no tienen profundidad. No tienen contenido ni contexto ni etimología ni campo semántico. Las palabras de la ultraderecha son imágenes que se fijan como tales. ¿Alguien del exterior podrá creer que en toda la campaña ningún periodista mascota, que son los únicos con los que habla Milei, pero ninguno, le preguntó qué carajo era la “casta”? ¿Y la motosierra? ¿Y la licuadora? ¿Qué son? ¿Qué estamos, en preescolar que nos tienen que orientar con dibujitos? ¿Podría el señor presidente especificar alguna vez lo que tiene en mente?

Deutchland uber alles”, la frase nazi que hizo que en el US Open el alemán Zverev detuviera un partido para que se expulsara al espectador que había gritado “lo inaceptable”. Quizá ese gesto de Zverev haya sido el hecho público y de masas más revulsivo y audaz para el nuevo establishment en estos dos años. Si no hubiese sido por la reacción más cultural que política de Zverev, la frase nazi hubiese pasado inadvertida, como pasan inadvertidos muchos tatuajes nazis que se volvieron códigos juveniles en las napas de esta parte del mundo. No importa el tatuaje. Lo que importa es que al estetizar el nazismo, en los cimientos del gran aparato cultural, se habilitan sus crímenes. No es necesario que el portador del tatuaje lo sepa. Funciona solo.

También Hitler usó ese tipo de lenguaje que nunca termina de explicarse. Alemania sobre todo. Una frase de doble sentido. Alemania por encima de todo puede ser un llamado a dar la vida por la patria, pero el otro sentido es que Alemania estará por encima de todos los demás. El sentido nazi.

Milei está muy lejos que pretender decirnos Argentina sobre todo. Milei es él, la Argentina es una mierda y los argentinos no valen tres carajos. No nos dice que somos superiores, nos dice que él es superior. Usa su criptolenguaje como su armadura: le funcionó. Pero con la garrafa a diez lucas y los comedores sin comida, muy pronto la tela de araña que lo separa de la realidad se va a rasgar, y deberá escuchar amplificado y lacerante el grito de dolor de tantos y tantas a las que les está arruinando la vida, o a los que está matando, privándolos de sus tratamientos médicos o de sus medicamentos.

Esto que está pasando solo es posible cuando la humanidad de algunos grupos que pueden ser mayoritarios es negada desde un poder obsesionado con el exterminio. Cuando las personas son cosas, kukas, bultos, estorbos, y claro que como categoría histórica lo que padecemos no es ni fascismo ni nazismo, sino alianzas de lúmpenes con multimillonarios para llevar adelante algo que puede ser lo peor que nos ha pasado en nuestras vidas, y no me estoy olvidando de la dictadura.

Estos totalitarismo del siglo XXI pueden llegar a ser incluso, no farsas, sino superaciones de crueldad en la desaparición del otro. En dos meses, Milei convirtió a tres millones y medio de personas de clase media en personas pobres.

Desde hace dos años, y con un clímax ahora en la Argentina, el imaginario nazi de encerrar al enemigo artificial en jaulas, en campos de concentración, en su propia mente habilitada para lo atroz, se ha desparramado como una lluvia tóxica de disvalores.

Tenemos muchas razones para seguir creyendo en lo que creímos siempre, Milei no hace más que reconfirmarlo a cada instante. Y no será la mafia ni el fascismo los que nos saquen de eje. Le debemos la persistencia y la terquedad a nuestra memoria, porque ataques generalizados como éste no pueden ser tomados como posibles en democracia. Milei es imposible.

quinta-feira, 25 de janeiro de 2024

Paul Sweezy, un gran pensador económico del siglo XX


John E. King
Socialismo y Democracia

El economista marxista Paul Sweezy dedicó su vida a entender cómo funciona el capitalismo y cómo ha cambiado desde la época de Karl Marx. Los temas que abordó siguen siendo fundamentales para los socialistas de hoy.

Paul Sweezy fue uno de los economistas marxianos más distinguidos y controvertidos del siglo XX. Sweezy se ocupó de algunas de las cuestiones más vitales a las que se enfrentaban quienes querían comprender el capitalismo para superarlo. Aunque desempeñó un papel importante en la popularización de las ideas de Karl Marx, no se contentó con quedarse ahí y desarrolló su propio marco conceptual para explicar la forma en que evolucionaban las economías capitalistas durante las décadas de posguerra.

Sus dos libros más importantes, La teoría del desarrollo capitalista (1942) y El capital monopolista (1966), este último en coautoría con Paul Baran, provocaron una enorme literatura crítica y fueron traducidos a muchos idiomas. Los problemas a los que se enfrentó Sweezy para dar sentido al capitalismo de los últimos tiempos siguen siendo los mismos que la izquierda necesita resolver hoy en día, y su influencia sigue dejándose sentir en el mundo intelectual de la economía política radical.

El camino de Sweezy hacia el marxismo

Paul Marlor Sweezy nació en Nueva York el 10 de abril de 1910, hijo de un banquero de Wall Street. Se educó en la Phillips Exeter Academy y en la Universidad de Harvard, donde se graduó en 1931, sin haber recibido absolutamente ninguna enseñanza sobre Marx. En 1932-33, fue estudiante de posgrado en la London School of Economics, donde estudió economía liberal con Friedrich von Hayek y Lionel Robbins, pero también aprendió ideas políticas socialistas de Harold Laski.

Cuando regresó a Estados Unidos en 1933, Sweezy se consideraba marxista, aunque, como veremos, esto no era en absoluto evidente en sus primeras publicaciones académicas. De vuelta a Harvard, Sweezy impartió un curso sobre socialismo con Edward S. Mason, y trabajó en su tesis doctoral bajo la supervisión de Joseph Schumpeter. Schumpeter sabía mucho de marxismo, aunque siempre fue profundamente crítico con él.

En 1938, Harvard University Press publicó la tesis doctoral de Sweezy sobre un antiguo cártel en la industria británica del carbón. Entre 1934 y 1942, Sweezy también trabajó para varias agencias del gobierno federal, ayudando a implantar el New Deal de Franklin Roosevelt, antes de incorporarse a la Oficina de Servicios Estratégicos (precursora de la CIA) para trabajar como investigador de oficina mientras duró la participación estadounidense en la Segunda Guerra Mundial.

Al final de la guerra, el péndulo político de Estados Unidos ya se inclinaba rápidamente hacia la derecha y Sweezy se dio cuenta de que no le concederían la titularidad si volvía a su puesto académico en Harvard. En este caso, su privilegiado entorno familiar le resultó útil y le permitió dimitir de Harvard, trasladarse a la granja familiar de New Hampshire y trabajar como académico y periodista radical independiente.

Junto con su amigo Leo Huberman, fundó la revista socialista independiente Monthly Review, que dirigió desde su primer número en mayo de 1949 hasta su jubilación efectiva en marzo de 1997. Sweezy nunca volvió a ocupar un puesto universitario a tiempo completo, aunque a menudo fue contratado como profesor invitado. Murió a la edad de noventa y tres años el 27 de febrero de 2004.

Primeras contribuciones

Las primeras publicaciones académicas de Sweezy tuvieron poco o nada que ver con el marxismo, pero en cambio hicieron importantes contribuciones intelectuales a la literatura sobre la economía dominante. Su primer artículo en una revista fue una extensa y muy crítica revisión de la Teoría del Desempleo de A. C. Pigou, que explicaba el desempleo en términos pre-keynesianos, como resultado de las excesivas demandas de salarios reales por parte de los trabajadores.

Sweezy no tardó en revelarse como un keynesiano entusiasta, abogando por un aumento del gasto público financiado mediante déficits presupuestarios en respuesta a la «segunda depresión» de 1937-38. También estableció un caso microeconómico para la teoría del desempleo de John Maynard Keynes en un breve pero original artículo de 1939 publicado en el Journal of Political Economy. Una empresa oligopolística, sostenía Sweezy, se enfrentaba generalmente a una curva de demanda curvada y, por tanto, también a una discontinuidad vertical en su curva de ingresos marginales. Lo mismo ocurriría con su curva de producto marginal (demanda de mano de obra).

Se trataba de una pieza impresionante de la teoría económica neoclásica original, basada en la idea de que las ventas del producto del oligopolista caerían mucho más rápido si el precio subiera de lo que aumentarían si el precio se redujera. Lo mismo ocurriría, sugería, con los niveles de empleo de la empresa si los salarios subían o bajaban. En estas condiciones, los recortes de los salarios reales no tendrían ningún efecto sobre el empleo. El aumento del empleo sólo se produciría si la curva de demanda de productos se desplazara hacia arriba, lo que a finales de los años treinta requería la aplicación de políticas macroeconómicas keynesianas.

La teoría del desarrollo capitalista

Las implicaciones del declive de la competencia en las economías capitalistas avanzadas ocupan un lugar destacado en La teoría del desarrollo capitalista, publicada en 1942. Se convirtió en una exposición enormemente influyente de la teoría económica marxiana. El libro consta de cuatro partes, las tres primeras dedicadas a la exposición de las ideas de Marx y la última al análisis del propio Sweezy de la fase monopolista del desarrollo capitalista.

En la Parte I, «Valor y plusvalía», Sweezy comienza exponiendo la metodología subyacente de Marx. A continuación, ofrece una explicación sutil y original de los problemas de valor «cualitativo» y «cuantitativo» que Marx distinguía, siendo el primero el de las relaciones entre productores y el segundo el de las relaciones entre sus productos. Las cuestiones del trabajo abstracto y del fetichismo de las mercancías se plantean en el primer caso, y la determinación de los valores de cambio relativos de las mercancías en el segundo.

La Parte II, «El proceso de acumulación», trata del análisis de Marx de la reproducción simple y ampliada, centrándose en la creación y constante reposición de un «ejército de reserva» de desempleados, la tendencia a la caída de la tasa de ganancia y la transformación de los valores del trabajo en precios de producción. Sweezy critica el tratamiento que da Marx tanto a la caída de la tasa de ganancia como al problema de la transformación. Aunque la cuestión cualitativa del valor sigue siendo fundamentalmente importante, sugiere, no puede decirse lo mismo de la cuestión cuantitativa: «El mundo real es un mundo de cálculos de precios; ¿por qué no tratar en términos de precios desde el principio?».

En la Parte III, «Crisis y depresiones», Sweezy comienza apoyando el rechazo de Marx a la Ley de Say, según la cual la oferta agregada crea su propia demanda agregada y, por tanto, una tendencia intrínseca al pleno empleo. Esto le lleva a enfatizar los problemas que tienen los capitalistas para «realizar» la plusvalía contenida en sus mercancías en forma de beneficios monetarios, debido a la deficiente demanda agregada efectiva.

Pone gran énfasis en el análisis de Marx de las crisis de subconsumo, que son causadas (como el propio Marx dijo), por «la pobreza y el consumo restringido de las masas». Sweezy hace un análisis detallado de los modelos de reproducción que Marx expuso en el volumen II de El Capital y adorna un modelo matemático formal del subconsumo tomado de la obra del teórico austriaco Otto Bauer.

Concluye, en la Parte IV, «El imperialismo», evaluando las perspectivas de prosperidad capitalista en la última etapa de su desarrollo. Según Sweezy, el capitalismo monopolista se caracteriza por la creciente concentración y centralización del capital, el surgimiento de corporaciones gigantescas y el crecimiento de cárteles, trusts y fusiones. La demanda efectiva se ve sometida a una gran presión, sostiene, ya que las nuevas inversiones se limitan a defender la tasa de beneficio y el crecimiento de los salarios reales disminuye, lo que refuerza la tendencia al subconsumo.

Sin embargo, también hay una fuerte tendencia al aumento de diversas formas de consumo improductivo, debido al enorme incremento de los costes de venta, y al aumento del gasto público. Aquí Sweezy se basa en la obra de Vladimir Lenin para explicar el auge del nacionalismo, el militarismo y el racismo en lo que el líder soviético consideraba la etapa final e imperialista del capitalismo.

Sweezy y Baran

Sweezy siguió reflexionando y publicando sobre estas cuestiones hasta el final de su vida. En el proceso, fue responsable de una importante aportación a la literatura en lengua inglesa sobre economía política marxiana. Se trata de su edición de 1949 de los textos clásicos sobre el problema de la transformación de Eugen von-Böhm-Bawerk, Rudolf Hilferding y Ladislaus von Bortkiewicz. La crítica de este último a los marxistas resultó ser extremadamente influyente.

Sweezy también publicó una cuidadosa y comprensiva descripción de los puntos de vista subconsumistas de Rosa Luxemburg. Mientras tanto, sus propias ideas seguían evolucionando, bajo la influencia de dos importantes keynesianos de izquierda, el polaco Michał Kalecki y el economista austriaco Josef Steindl. Tanto Kalecki como Steindl analizaron las conexiones entre el creciente poder de los monopolios y el aumento de la inestabilidad económica.

Sin embargo, la principal contribución del propio Sweezy se produjo casi un cuarto de siglo después de la aparición de La teoría del desarrollo capitalista, con la publicación de la que fue, con diferencia, su obra más vendida, El capital monopolista, en 1966. Su coautor fue un refugiado de la Rusia de Stalin, Paul Alexander Baran, que llegó a Harvard en 1939 con una carta de recomendación del economista polaco Oskar Lange.

En la URSS, Baran había estudiado en el Instituto Plejánov y, casi con toda seguridad, adquirió de su director, Yevgeny Preobrazhensky, su interés de toda la vida por la etapa monopolista del capitalismo. Además de las ideas de Preobrazhensky, Baran aportó algo propio al proyecto del Capital Monopolista. Lo más importante es que el concepto de excedente económico —«la diferencia entre lo que produce una sociedad y el coste de producirlo»— era suyo y no de Sweezy.

También lo era la distinción entre el excedente real y el potencial, que señalaba claramente la naturaleza despilfarradora del capitalismo avanzado a medida que el excedente realmente producido se quedaba cada vez más lejos del máximo posible. Este elemento crítico, que probablemente debía algo al tiempo que Baran pasó en Alemania estudiando en la Escuela de Frankfurt, le permitió hacer hincapié en las dimensiones culturales e ideológicas del capitalismo, que se analizan en las ochenta páginas finales de El capital monopolista.

El enfoque de Baran sobre la explotación del Tercer Mundo era también más agudo que el de Sweezy. Argumentaba que la extracción del excedente de las zonas atrasadas del mundo ayudaba tanto a explicar la pasividad de la clase obrera occidental, que había sido comprada con una pequeña parte de los beneficios, como a demostrar el potencial revolucionario del campesinado en los territorios coloniales y excoloniales.

El capital monopolista

Sweezy publicó El capital monopolista dos años después de la muerte de Baran. Como su título indica, se basó en gran medida en la literatura sobre la corporación gigante contemporánea, capaz de eliminar la competencia de precios y ampliar los márgenes de beneficio. La consecuencia fue una fuerte tendencia al aumento del excedente como proporción de la producción total, intensificando el problema del subconsumo en el que Sweezy se había centrado desde 1942.

En el libro sigue un extenso debate sobre las formas en que podría absorberse el aumento del excedente, que incluyen el aumento del consumo y del gasto en inversión por parte de los capitalistas, el aumento del gasto militar, el crecimiento del gasto civil por parte del Estado y una mayor actividad militar e imperialista en general. El modelo macroeconómico implícito en El Capital Monopolista es esencialmente keynesiano y se basa en gran medida en el papel económico de lo que llegó a conocerse como «keynesianismo militar».

Para Sweezy y Baran, las consecuencias políticas de este análisis eran tajantes: cualquier esperanza para el mundo, concluían, dependía en gran medida de los «pueblos revolucionarios» de países como Vietnam, China, Cuba y Argelia, es decir, de las perspectivas de revolución fuera de las naciones capitalistas avanzadas. Las opiniones de Sweezy sobre el socialismo habían cambiado significativamente desde 1942, cuando todavía era un decidido partidario del comunismo soviético y esperaba que se estableciera algo muy similar en Estados Unidos, aunque nunca se afilió al Partido Comunista de Estados Unidos, que consideraba excesivamente dogmático en su postura ideológica.

Las simpatías de Sweezy estaban ahora más con la China maoísta que con la URSS, ya que creía que Mao había conservado el fervor revolucionario que habían abandonado Nikita Jruschov y sus socios soviéticos. Sin embargo, con la muerte de Mao y la victoria de los «capitalistas de la carretera», primero en China y luego de forma más generalizada tras la desintegración de la Unión Soviética a principios de la década de 1980, renunció a su oposición casi de por vida al reformismo y terminó su vida como la había empezado, como socialdemócrata de izquierdas.

Durante las tres décadas posteriores a la publicación de El capital monopolista, Sweezy se dio cuenta de que su tratamiento del sector financiero había sido inadecuado. Mientras que él y Baran habían asumido que la gestión empresarial era en gran medida inmune a las presiones del mercado financiero, el sistema capitalista se había movido desde entonces en una dirección muy diferente, con adquisiciones y la amenaza de adquisiciones ejerciendo una profunda influencia en el pensamiento y el comportamiento empresarial.

En sus últimos escritos, Sweezy admitió que su anterior análisis de la acumulación de capital había sido unilateral e incompleto, prestando muy poca atención a la interacción de sus aspectos reales y financieros. Pero no se comprometió con otras corrientes de la teoría macroeconómica —por ejemplo, con la «hipótesis de la inestabilidad financiera» postkeynesiana expuesta por Hyman Minsky— ni consideró seriamente la posibilidad de que en la década de 1970 hubiera comenzado una nueva etapa competitiva y neoliberal del desarrollo capitalista, que socavó el poder monopolista y puso en duda la ley del excedente creciente.

Una evaluación comprensiva de la notable carrera intelectual de Sweezy, que se extendió a lo largo de más de seis décadas, tendría que concluir, por tanto, que puso de relieve muchos de los dilemas a los que se enfrentaron los economistas políticos marxianos del siglo XX. En un ensayo de 2004 del que fui coautor con Mike Howard, terminamos nuestra valoración de la obra de Sweezy enumerando cinco de ellos:

¿Cuál era la causa principal de las crisis económicas: la producción de plusvalía o su realización? ¿El sistema capitalista se enfrentaba a un crecimiento cíclico vigoroso pero inestable o a un estancamiento? ¿Debía analizarse en términos de valores laborales o de precios de mercado? ¿Podría la planificación central sustituir por completo al mercado en el socialismo? ¿Era el Estado capitalista un adversario de clase o un agente potencial de reforma social?

Estas exigentes preguntas siguen acechando a la izquierda hoy en día, y el fracaso de Paul Sweezy a la hora de dar respuestas convincentes a algunas de ellas no es de extrañar. Sin embargo, ello no debería desacreditar la obra de un pensador socialista verdaderamente notable.

domingo, 14 de janeiro de 2024

Jean-Luc Mélenchon: "Todos deberíamos darle las gracias a Sudáfrica"

Jean-Luc Mélenchon
Socialismo y Democracia

Mientras los abogados de Sudáfrica presentaban este jueves 11 de enero sus argumentos contra el genocidio israelí, sólo un puñado de personas fueron admitidas en la tribuna del público de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), entre ellas el tres veces candidato a la presidencia de Francia, Jean-Luc Mélenchon.

Mélenchon, crítico de izquierdas con el apoyo de París a Israel, promueve lo que denomina una política exterior «no alineada», basada en la defensa del derecho internacional. Tras hacer cola desde primera hora de la mañana para presenciar los procedimientos, Mélenchon compartió su opinión sobre lo que presenció en la sala.

Acabamos de terminar la primera sesión del recurso ante la Corte Internacional de Justicia. Hoy era el día en que los demandantes, por así decirlo, presentaban su caso ante el tribunal. Sudáfrica es el actor del momento, antes de que el gobierno de Benjamin Netanyahu tenga que responder al caso mañana.

Esto por sí solo es un gran momento. ¿Por qué? Porque estamos tan inmersos en la espantosa y vergonzosa situación que todos conocemos ya. Digo que es vergonzosa porque el grupo de grandes países que sermonea al mundo entero en cada oportunidad, pidiendo sanciones contra tal o cual Estado, ahora se ha callado y está permitiendo lo que es, como mínimo, un número creciente de crímenes de guerra.

Lo que Sudáfrica está diciendo es que, más que una serie de crímenes de guerra, estamos ante algo cualitativamente diferente. Como firmante de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, está diciendo que se trata de genocidio. Dejaré de lado por el momento las consideraciones puramente jurídicas y me ceñiré a eso. Entonces, ¿por qué es un gran momento? Porque es el retorno de la humanidad. Sólo vemos a este pueblo humano a través del derecho internacional, a través de la acción colectiva.

El derecho internacional puede ser imperfecto. Pero al menos existe y aquí estamos en un lugar para tener un argumento, un contraargumento y un juicio, que luego debe ser respetado. Todo el mundo sabe que si este tribunal concluye que, efectivamente, hay actos que presentan el riesgo de genocidio, entonces obviamente esto cambiaría completamente la situación política y legal para todos aquellos que de alguna manera están ayudando al gobierno de Israel en su operación militar en Gaza.

Hay un punto que hay que entender, de cuyas sutilezas no era consciente antes de llegar aquí. La pregunta esencial ante el tribunal es, básicamente, ¿se trata de un genocidio o no? Pero eso no es lo que el tribunal tiene que decidir ahora. Esa cuestión más amplia será juzgada por sus méritos, y llevará tiempo. Pero en este momento, el tribunal se está pronunciando sobre la solicitud de «medidas provisionales» [para prevenir el genocidio, lo que requeriría una acción inmediata, tal vez incluyendo un alto el fuego].

Por eso, en primer lugar, debemos dar un millón de gracias al gobierno sudafricano por tomar esta iniciativa. Como uno de los representantes de un país que no ha hecho esta petición, puedo asegurarles que no me siento muy orgulloso de ello en estos momentos. La convención sobre el genocidio también fue firmada por Francia: la forma en que funciona es que los firmantes pueden tomar medidas y pedir a otro firmante de la convención que rinda cuentas de sus actos.

Así pues, lo que el tribunal tiene que decidir es si toma las medidas provisionales solicitadas por Sudáfrica en beneficio de los palestinos y de la población de Gaza. Si hay factores que sugieren que esto va a acabar en genocidio, entonces el tribunal tiene competencia para decir «alto» y tomar una decisión. No sería la primera vez, y éste no es un caso especial. El tribunal ya se ha pronunciado sobre casos similares en los que existía la misma acusación de genocidio, por ejemplo contra los pueblos rohingya. En el magnífico caso que Sudáfrica ha presentado esta mañana se citaban varios antecedentes de este tipo. La decisión se tomará rápidamente, ya que se trata de medidas provisionales contra una masacre de consecuencias irreparables.

Se han añadido muchos documentos al expediente, y los expertos y activistas aquí presentes, son conscientes del número de muertos, de la implacabilidad del asalto israelí. Lo que me ha sorprendido especialmente es hasta qué punto las propias autoridades israelíes han utilizado el lenguaje del genocidio. Se puede ver la violencia de sus comentarios. Los hizo en particular Netanyahu, pero también su ministro de Justicia, su ministro de las Fuerzas Armadas y el jefe de las Fuerzas Armadas. No se trata sólo de que una persona, en un momento de emoción, hiciera comentarios de naturaleza genocida. Si yo fuera un hombre religioso, me escandalizaría oír a Netanyahu utilizar la Biblia para recomendar masacrar a todo el mundo.

Así que hubo muchas citas, muchos ejemplos que demostraban que, sobre la base de estas incitaciones en la cúpula del Estado, incluso entre las tropas, individualmente, la gente se sentía investida de una misión genocida, diciendo que debemos matarlos a todos, que no hay inocentes, incluidas las mujeres y los niños. Fue un momento muy fuerte.

Para mí, después de haber visto esta violencia desenfrenada durante tanto tiempo, cuando entras en un entorno legal es casi un momento de reconciliación con la humanidad. De repente, vuelves a tratar con un pueblo humano cuyos derechos están garantizados. Tal vez ese no vaya a ser el resultado inmediato, pero significa mucho. Y no tenemos otra opción. Si no queremos la ley del más fuerte, entonces necesitamos la ley internacional. Por eso se ha defendido tan brillantemente la causa palestina esta mañana, porque partimos de hechos probados y documentados. Después, el tribunal juzgará hasta qué punto están probados, pero eran hechos.

No se trataba de discursos ideológicos, aunque había un cierto compromiso por parte de Sudáfrica, que remontaba la historia de este momento no al 7 de octubre, sino al principio, al final de la Segunda Guerra Mundial. Aquí, en el tribunal, todo el mundo hablaba en los términos del derecho internacional, de las Naciones Unidas, de las posiciones adoptadas por el secretario General. En resumen, estábamos en un camino trillado. Creo que para nosotros es un verdadero punto fuerte en el que basarnos, porque nos permite establecer la coherencia de ciertos principios políticos. No es que un día seamos de tal o cual punto de vista y al día siguiente, ante una situación similar, nos neguemos a ver nada. Eso es el «campismo», la lógica según la cual, por estar alineado con tal o cual bando, simplemente te pones detrás del líder correspondiente.

Mi posición, y la de La France Insoumise, es la no alineación. Eso no significa replegarse en una cómoda posición de equidistancia o neutralidad. Se trata más bien de comprometerse con principios que siguen siendo coherentes, sean quienes sean los actores implicados. Así pues, todos los crímenes de guerra deben ser condenados. Como dijo muy rotundamente uno de los abogados: sea cual sea el motivo, sea cual sea la acusación del bando contrario, sea cual sea la situación, y estemos en paz o en guerra, nada justifica el genocidio. Nunca, bajo ninguna circunstancia.

El papel de un país civilizado, especialmente de uno que ha firmado convenciones, es respetar su propia palabra y los compromisos que ha contraído. Creo que lo que se está diciendo aquí, si se difunde ampliamente, animará a mucha gente a tomar partido. Porque uno de los argumentos más brillantes que oí en la sala fue el de unos médicos que, antes de abandonar un hospital, escribieron en una pizarra: «Hicimos lo que pudimos. Recuérdennos». Y el abogado dijo: «¿Quién va a poder mirarse al espejo mañana? Porque sean cuales sean los acontecimientos del día, los altibajos, todos sabemos a qué atenernos y sabemos que se trata de una masacre. No una masacre ‘desproporcionada’: esa palabra no encaja. Porque ninguna masacre es proporcionada, ningún genocidio es proporcionado».

Así pues, creo que la condena moral que encierra esta situación tiene verdadera fuerza. Pido a todos los que comparten mis convicciones, mi compromiso, que se impliquen. Participen en manifestaciones, firmen peticiones, sigan a los líderes históricos de este movimiento, entre los que no me encuentro. Hay gente como Salah Hamouri, como otros que siempre han militado en esta causa. Y escuchen. Todo lo que dicen es importante, porque os ayuda a formaros vuestras propias convicciones y a educaros. Nunca se educará lo suficiente sobre el derecho internacional y el respeto de la paz entre las naciones.

En este momento, sabemos que este juicio ya ha tenido un primer resultado, en las declaraciones de los portavoces israelíes y estadounidenses. Aunque no creamos en su sinceridad, se han visto obligados a dejar de decir las cosas que decían al principio de esta historia. Así que creo que ese ya es un primer resultado. Pero más allá de eso, esta vista judicial tuvo lugar. Eso en sí es una victoria de la humanidad, contra la ley del más fuerte.