quinta-feira, 20 de novembro de 2008

Orquestando un golpe cívico en Bolivia


Roger Burbach
ALAI

El presidente de Bolivia, Evo Morales, se desplazó a Estados Unidos para intervenir ante las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos, con referencias al reciente intento de golpe de Estado de EE.UU. contra su gobierno. El periplo incluye una reunión con miembros del Congreso para tratar sobre "la peor crisis diplomática" en la historia de los dos países, con miras a poder abrir un diálogo para normalizar las relaciones, una vez que el Presidente electo Barak Obama asuma el cargo. A continuación se relata la historia de los esfuerzos de EE.UU. en los últimos tres años para derrocar a Morales.

Entre los presidentes electos democráticamente en América Latina, Evo Morales es el de última data que se ha convertido en blanco de un complot estadounidense para desestabilizar y derrocar su gobierno. El 10 de septiembre de 2008, Morales expulsó al embajador de los EE.UU. Philip Goldberg, porque estaba "conspirando contra la democracia y buscando la división de Bolivia".

Los observadores de la política de Estados Unidos hacia América Latina tienden a considerar que la crisis en las relaciones entre EE.UU. y Bolivia responde a una política de descuido y torpeza hacia América Latina, debido a su participación en las guerras en el Medio Oriente y Asia Central. Al contrario, el intento de golpe en Bolivia fue una política consciente basada en la hostilidad estadounidense hacia Morales, su partido político Movimiento Al Socialismo (MAS) y los movimientos sociales que están alineados con él.

"La Embajada de EE.UU. históricamente está acostumbrada a dictar su voluntad en Bolivia, con violaciones a nuestra soberanía, tratándonos como una república bananera", dice Gustavo Guzmán, quien fue expulsado como embajador de Bolivia en Washington, luego de la expulsión de Goldberg. En 2002, cuando Morales perdió por estrecho margen su primer intento de llegar a la Presidencia, el embajador de EE.UU. Manuel Rocha hizo una campaña abierta en su contra, y amenazó: "si eligen a aquellos que quieren que Bolivia se convierta de nuevo en un gran exportador de cocaína, ello pondrá en peligro el futuro de la ayuda de EE.UU. a Bolivia".

Poco después de su toma de posesión como presidente, Morales recibió una llamada de George Bush, quien ofrecía ayudar a "llevar una vida mejor a los bolivianos". Morales pidió a Bush que reduzca las barreras comerciales para los productos bolivianos, y sugirió que visite el país. Bush no respondió.

El Subsecretario de Estado, Thomas Shannon, el más alto oficial de EE.UU. que asistió a la toma de posesión de Morales, anunció su voluntad de diálogo con Morales. En la práctica, lo que vino después fueron casi tres años de altercados diplomáticos, al tiempo que EE.UU. proporcionaba asistencia directa y encubierta al movimiento de oposición ubicado en los cuatro departamentos orientales conocidos como "La Media Luna", donde se había iniciado una ofensiva por la autonomía regional, poco después de que Morales asumió el cargo.

La administración Bush ha seguido una política de doble filo, similar a la estrategia que ese país empleó para derrocar al gobierno democráticamente elegido de Salvador Allende en Chile, en 1973. Las negociaciones diplomáticas iniciadas por Shannon se centraron casi exclusivamente en las diferencias políticas en torno a las drogas, en el curso del cual la administración Bush amenazaba constantemente con retirar o reducir la asistencia económica y las preferencias comerciales, si Bolivia no cumplía con la política estadounidense de erradicación y penalización de la coca. Al mismo tiempo, a través de su embajada en La Paz y la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), EE.UU. financiaba las fuerzas políticas opuestas a Morales y al MAS. El Drug Enforcement Administration (DEA) de EE.UU., con 37 agentes en el país, parece haber actuado como la CIA, recopilando inteligencia y participando en operaciones políticas clandestinas con la oposición.

La intervención se hizo evidente desde el inicio de la administración Morales, con las primeras actividades de USAID a través de la Oficina de Iniciativas de Transición (OTI). Luego de que Morales asumió el cargo, documentos de la USAID registran que la OTI se propuso "prestar apoyo a los gobiernos regionales incipientes". En total, la OTI canalizó 116 subsidios por US$ 4'451,249 "para ayudar a los gobiernos departamentales a operar más estratégicamente." En un esfuerzo por establecer vínculos políticos útiles, la OTI también llevó a prefectos departamentales para reunirse con gobernadores de EE.UU.

El National Endowment for Democracy (NED), fundado como un instituto semi-público durante los años de Reagan, ha sido particularmente activo en Bolivia. Financia a varios grupos y organizaciones, con un claro sesgo político, entre ellos el Instituto de Investigación y Capacitación Pedagógica y Social. El Instituto se opuso a Morales en las elecciones de 2005, declarando en un informe sumario presentado a la embajada estadounidense que Morales y el MAS son una "oposición anti-democrática y radical" que no representan a la mayoría. El apoyo de NED a las actividades del Instituto continuó en 2006, luego que éste presentó un informe en el cual hablaba de su intención de "contribuir a mejorar el desarrollo municipal a través del monitoreo social eficiente y eficaz".

A finales de 2007, la Embajada de EE.UU. comenzó a movilizarse más abiertamente y a reunirse con la oposición de extrema derecha en la Media Luna. El Embajador Goldberg fue fotografiado en Santa Cruz junto con un magnate empresarial destacado, partidario del movimiento de autonomías, y un conocido narcotraficante colombiano quien había sido detenido por la policía local. Morales, cuando reveló la foto, dijo que el traficante estaba vinculado a organizaciones paramilitares de derecha en Colombia. Como respuesta, la embajada de EE.UU. afirmó que no podía revisar los antecedentes de cada persona que aparezca en una foto con el embajador.

Luego, en enero de 2008, se detectó que la Embajada estaba dando ayuda a una unidad especial de inteligencia de la policía boliviana. La embajada justificó su asistencia al decir que "el gobierno de EE.UU. tiene una larga historia de ayuda a la Policía Nacional de Bolivia en diversos programas". Las relaciones EE.UU.-Bolivia tuvieron un nuevo remezón en febrero, cuando se reveló que voluntarios del Cuerpo de Paz y un becario Fulbright habían sido presionados por un oficial de la embajada para que vigilen a venezolanos y cubanos en el país. Este hecho violaba los estatutos del Cuerpo de Paz, que prohíben todo tipo de actividades de inteligencia por parte de los voluntarios.

Cuando la Asamblea Constituyente inició la votación sobre el proyecto final de la Constitución, en diciembre de 2007, la oposición tomó las calles en forma violenta y ocupó los principales edificios públicos en Sucre, exigiendo la renuncia del "indio de mierda Morales." Fue entonces que los dirigentes políticos y las organizaciones empresariales en Santa Cruz y otras ciudades de la Media Luna comenzaron a llamar abiertamente a la autonomía y a la secesión del gobierno central boliviano.

Al mismo tiempo, la administración Bush comenzó a utilizar el arma de la ayuda para demostrar su apoyo a los comités cívicos opuestos al Gobierno. La Millennium Challenge Corporation (MCC), creada en 2004 como un organismo del gobierno estadounidense "para trabajar con algunos de los países más pobres del mundo", había estado a punto de aprobar un fondo de US$ 584 millones para financiar la construcción de una gran carretera para unir el norte de Bolivia con el resto del país, así como para realizar inversiones en proyectos agrícolas.

Sin embargo, en una carta dirigida a Morales, en diciembre de 2007, la MCC afirmó que, si bien "reconoce el rendimiento de su país de acuerdo a nuestros 17 indicadores... el estado actual de las relaciones EE.UU.-Bolivia no es consistente para una asociación de trabajo de este tipo". Otro informe de la MCC fue aún más directo: El proyecto "se aplazó a causa de condiciones adversas, incluyendo los disturbios en torno al proceso de la Asamblea Constituyente".

Cuando los Comités Cívicos comenzaron a sembrar la inestabilidad económica, parecido a lo operado en Chile a inicios de los 70, Estados Unidos estuvo involucrado abiertamente en la organización de esta rebelión. El Embajador Goldberg viajó a Santa Cruz el 25 de agosto para reunirse con Rubén Costas, el principal opositor de Morales y prefecto de Santa Cruz, quien se convirtió en el líder de facto de los prefectos rebeldes y del movimiento de autonomía en general. Apenas Goldberg se había ido, Costas se declaró "gobernador" del departamento autónomo de Santa Cruz, y ordenó la toma de las oficinas gubernamentales, incluidas las que recaudan los impuestos. Fue esta visita a Costas que Morales citó como la razón para declarar al Embajador Goldberg "persona non grata", el 10 de septiembre.

Haciendo caso omiso de la Declaración unánime de los doce gobiernos de UNASUR (septiembre), que expresaron su pleno y decidido apoyo al gobierno constitucional del presidente Evo Morales, el Presidente Bush agudizó el conflicto la semana siguiente con la suspensión de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas, afirmando que "Bolivia no ha cooperado con los Estados Unidos en los importantes esfuerzos para luchar contra el tráfico de drogas”.

La Secretaria de Estado Condoleezza Rice señaló que "no hubo ningún examen ideológico para la cooperación y la amistad con EE.UU." que haya llevado al recorte del acuerdo comercial con Bolivia. Esta declaración fue una mentira diplomática: para el año 2006, el primer año de Morales en el cargo, la Oficina de Políticas Nacionales de Control de Drogas de EE.UU. informó que el cultivo de coca "estadísticamente no registro cambios en comparación con la estimación de 2005". Para 2007, la ONU informó de un aumento de sólo un 5 por ciento en el cultivo de coca. Estos datos, sin embargo, contrastan con Colombia, que registró un aumento de los cultivos de coca en un 27 por ciento, no obstante la fuerte alianza del gobierno colombiano con EE.UU. en los esfuerzos de erradicación de coca.

Luego, el 1 de noviembre, Morales soltó una bomba con el anuncio de la suspensión indefinida de las actividades de la Drug Enforcement Administration de EE.UU. en Bolivia, y la expulsión de los 37 agentes de la DEA del país. Morales declaró que agentes de la DEA habían llevado a cabo actividades de espionaje político, incluida la financiación de grupos de delincuentes. Identificó un agente clave de EE.UU. involucrado en estas actividades: Steven Faucette, el agente regional de la DEA en Santa Cruz, que en una misión diplomática de la Embajada de EE.UU. habría realizado viajes a Trinidad y Riberalta (ciudades de la Media Luna en las provincias de Beni y Pando, respectivamente), con el objetivo de financiar a los Cívicos que buscaban llevar a cabo un golpe cívico.

Morales reveló asimismo que un avión con registro norteamericano llamado Super King había volado a los aeropuertos de la Media Luna sin registro de planes de vuelo ni notificación de la carga, que trasbordó a vehículos al aterrizar en la pista, en clara violación de la soberanía nacional. La inteligencia boliviana también descubrió siete casas de seguridad operadas por EE.UU. que llevaban a cabo actividades de espionaje político, incluyendo la vigilancia telefónica de autoridades políticas, policiales y militares. La DEA y sus 37 agentes fueron expulsados del país. El gobierno boliviano consignó lo que equivale a un arsenal militar de la DEA, incluyendo aviones, barcos, vehículos de transporte terrestre, equipos de comunicaciones y mil ametralladoras M-16.

El golpe cívico ha fracasado. Sin poder recurrir a la embajada de EE.UU., la oposición está en desbandada, y el principal partido de derecha dividido en cuatro fracciones. El referendo sobre la Constitución será probablemente aprobado por un amplio margen. Evo ha convocado a los movimientos sociales y al país a romper con la dominación histórica de EE.UU. sobre Bolivia. Con su viaje a Washington DC, Morales espera abrir un diálogo con la administración del próximo gobierno del presidente electo Barack Obama, quien podría dar paso a un restablecimiento pleno de las relaciones comerciales, al reconocimiento del derecho de Bolivia a determinar sus propias políticas sobre las drogas, la reforma agraria y la nacionalización del gas, y al respeto mutuo entre las dos naciones.

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