terça-feira, 30 de junho de 2009

Grupo Río condena el golpe y exige restitución democrática

Agencias

El Grupo de Río, integrado por los 17 presidentes de los países representados y cuya secretaría se encuentra temporalmente en manos del Jefe del Ejecutivo mexicano, Felipe Calderón, condenaron la expulsión militar del mandatario de Honduras, Manuel Zelaya, y exigieron su "restitución democrática", así como el respeto a los derechos humanos de funcionarios y pueblo hondureño.

A la sesión convocada de emergencia acudieron los mandatarios mexicano Felipe Calderón, el venezolano Hugo Chávez, el nicaraguense Daniel Ortega, el cubano Raúl Castro, el costarricense Oscar Arias, el salvadoreño Maurucio Funes y el recién depuesto en Honduras Manuel Zelaya, entre otros. Además participan los representantes de Cristina Kirchner de Argentina, y de Luis Inacio Lula Da Silva, de Brasil.

El mandatario mexicano Felipe Calderón declaró abierta una reunión convocada extraordinariamente por el Grupo de Río, también en Managua para decidir las medidas que tomará ese bloque tras lo acontecido en Honduras. "Es absolutamente inaceptable la utilización de la fuerza para derrocar a un gobierno legalmente constituido e inadmisible la forma en que el presidente Zelaya fue detenido y obligado a salir de su país", señaló Calderón en su discurso, como secretario en turno del Grupo de Río.

En esta cumbre que agrupó a los miembros del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), de la Alianza Bolivariana para Nuestros Pueblos de Latinoamérica (ALBA) y el Grupo de Río, el mandatario mexicano exigió el respeto a la constitucionalidad en Honduras y demandó a quienes ostentan el poder en estos momentos que se abstengan de más detenciones y se restituyan los derechos en ese país.

Zelaya regresará a Honduras el jueves junto a Insulza

Con el respaldo de mandatarios del Grupo de Río en la parte final de una intensa jornada diplomática celebrada en Nicaragua, el presidente Manuel Zelaya de Honduras, depuesto por un golpe militar el domingo, anunció que regresará a su país el próximo jueves.

"Les guste o no les guste a los golpistas, regresaré el jueves", insistió Zelaya, tras aceptar una oferta del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, para acompañarle en su intento de recuperar el poder.

La reunión del grupo de Río, presidida por el mandatario mexicano, Felipe Calderón y que contó con la presencia de una docena de presidentes y otras delegaciones de los países miembros de esa instancia latinoamericana y caribeña, culminó con una declaración de total respaldo a Zelaya.

En su comunicado final aprobado por aclamación, el Grupo enfatizó el desconocimiento al gobierno de facto instalado en Tegucigalpa. Asimismo instó a la OEA en su asamblea general este martes en Washington a tomar "medidas drásticas", entre las que fue mencionada la posibilidad de dar un ultimátum a los golpistas de Honduras para que restituyan a Zelaya en su cargo de "manera inmediata e incondicional".

Argentina: Una nueva derecha al estilo Berlusconi

José Natanson
Página 12

El surgimiento de una nueva derecha no es un fenómeno limitado a la Argentina, sino una tendencia más general que tiene un origen geopolítico. Entre mediados de los ’80 y principios de los ’90, Estados Unidos decidió que había llegado el momento de dejar que la democracia volviera a América latina. Los brotes guerrilleros y los movimientos populares que en el pasado espantaban a Washington estaban o aplastados o domesticados, y desde 1989 la caída del Muro de Berlín había desactivado el riesgo de que la región siguiera el ejemplo de Cuba y se alineara con la Unión Soviética.

A este Washington más tolerante y democrático se sumó la creciente conciencia internacional acerca de las violaciones a los derechos humanos por parte de las dictaduras, sobre todo en Argentina, Chile y Centroamérica. Y también la imprevisibilidad de los gobiernos autoritarios: al fin y al cabo, fue un militar y no un líder izquierdista quien decidió invadir las Malvinas y declararle la guerra nada menos que a Gran Bretaña.

En el nuevo mundo unipolar, hasta el último rincón del planeta quedó expuesto a la influencia estadounidense, pero era una influencia distinta, más difusa, menos directa. Tras el 11 de septiembre, Washington cerró el círculo de su nueva doctrina de seguridad (el enemigo ya no era el comunismo sino el terrorismo) y desvió su atención a lugares más remotos y urgentes. Esto explica el giro a la izquierda en América latina y el tranquilo ascenso de líderes y partidos que en el pasado seguramente hubieran sido bloqueados por Estados Unidos mediante la desestabilización o el golpe de Estado. Y esto explica también que esté surgiendo, más lenta y dificultosamente, una nueva derecha.

Es nueva porque es democrática: aunque la tentación de la desestabilización y el golpe están presentes, sobre todo en los países institucionalmente más frágiles y económicamente más concentrados, como Bolivia, insistamos en que el componente democrático tiene un sentido más profundo y estructural: es una derecha que defiende electoralmente los intereses (empresariales, económicos) y valores (estabilidad, orden en las calles, propiedad privada) que en el pasado se imponían por las armas. Esa es la novedad.

Entrepeneurs

El progreso individual y el ascenso como fruto del esfuerzo son desde siempre valores importantes para la derecha, que no sólo no reniega del individualismo, sino que incluso lo considera un motor clave para el progreso de la sociedad (lo cual explica, según la famosa tesis de Norberto Bobbio, que la derecha acepte las diferencias sociales, es decir la desigualdad, lo cual produce a su vez una visión definida del balance Estado-mercado y del rol de este último en la economía y en la sociedad). Así, frente a una izquierda que tradicionalmente ha buscado a sus líderes en los movimientos colectivos (sindicatos, partidos, asambleas), hoy existe una derecha que ha hecho del mundo empresarial la cantera de la que salen sus dirigentes más taquilleros.

Un rápido recorrido por América latina ayuda a comprobar esta intuición. El próximo miércoles asumirá la presidencia de Panamá Ricardo Martinelli, millonario propietario de la cadena de supermercados Super 99 y –dato a tener en cuenta– el primer presidente desde la recuperación de la democracia que no proviene de los partidos tradicionales. Hace poco menos de un mes dejó la presidencia de El Salvador Elías Saca, un empresario perteneciente al derechista Arena. En Chile, todas las encuestas señalan como el favorito a Sebastián Piñera, el propietario de LAN y poseedor de una fortuna de 1200 millones de dólares (y el único líder importante de derecha que votó por el No a Pinochet en el plebiscito de 1988). Durante seis años gobernó México Vicente Fox, que ingresó a Coca-Cola como supervisor de reparto y fue ascendiendo hasta convertirse en gerente de la división latinoamericana de la empresa. Y ahí está también el pintoresco magnate ecuatoriano Alvaro Noboa, el rey de los exportadores de banano y camarón, que había salido segundo en tres elecciones presidenciales y quedó tercero en las últimas.

Populismo de derecha

La nueva derecha de Mauricio Macri y Francisco de Narváez, que ayer consolidó su primacía en la Capital y ganó la elección en la provincia, es parte de esta tendencia latinoamericana más amplia. Y como el origen de nuestra política hay que buscarlo siempre en Europa, la comparación transatlántica ayuda a explorar algunas claves de este nuevo fenómeno, aunque el paralelismo más pertinente no sea la reaccionaria y dogmática derecha del PP español, ni la sobria centroderecha socialcristiana alemana ni el tradicional partido conservador británico, sino la nueva derecha italiana que desde hace un par de décadas lidera Silvio Berlusconi. En ambos casos, en Argentina y en Italia, el origen se remonta a un colapso político y el estallido de una crisis de representación, por imperio de las cacerolas (acá) o de la investigación judicial de la Tangetopoli (allá).

Como los líderes de Unión-PRO, Berlusconi es un símbolo de la alianza entre negocios (aunque hay que reconocerle al Duce que él sí hizo su propia fortuna), medios de comunicación (Berlusconi fue el primer empresario televisivo en romper el monopolio de la RAI) y deporte (es el dueño del club Milan). Pero no es sólo el origen empresarial ni la capacidad de expresar la poderosa fusión entre espectáculo, política y deporte lo que emparienta al líder italiano con los jefes del peronismo disidente, sino también una manera particular de entender la política. Desde un carisma muy mediático pero no por eso menos real, los tres han logrado construir una relación directa con el electorado (Berlusconi, pese a todas sus boutades o debido a ellas, es el dirigente más querido de Italia) y afirmar una popularidad que traspasa las fronteras de clase, lo que da forma a una especie de populismo de derecha.

Hay en ellos un fondo común ultrapragmático que les permite moldear su discurso de acuerdo con la necesidad del momento. De Alsogaray o Cavallo podía pensarse cualquier cosa, menos que alguno de ellos propondría, en la misma campaña, eliminar las retenciones, quitar el IVA a los alimentos y extender masivamente los planes sociales –es decir, desfinanciar totalmente al Estado–, como hizo De Narváez en los últimos meses. Y también hay en Macri y en De Narváez, como en Berlusconi, una tensa combinación de conservadurismo y liberalismo, que si por un lado implica una relación cercana con la Iglesia (Berlusconi acompañó a los obispos italianos en su resistencia a la despenalización de la eutanasia y se opone a la legalización del aborto), por otro se traduce en una libertad muy moderna –y en el caso del italiano muy vistosa– de la vida privada.

Estos vacíos y estas tensiones requieren necesariamente un cemento que los unifique más allá de la popularidad de los líderes. Berlusconi lo encontró en el terror a la inmigración norafricana y su campaña para endurecer las leyes, que la semana pasada quedó crudamente comprobada con la violenta expulsión de los gitanos de Nápoles. ¿Ocupará la inseguridad el lugar en el proyecto nacional de Macri y De Narváez que ocupó la inmigración a la candidatura de Berlusconi en 2007? Podría ser, pero sólo podría. Aunque el tema fue uno de los ejes de la campaña y en buena medida explica el ascenso del peronismo disidente en la provincia de Buenos Aires, la experiencia enseña que las elecciones presidenciales suelen estar dominadas por otras cuestiones, de la economía a la política, y que la inseguridad resulta decisiva básicamente en los comicios distritales. Hasta ahora.

Algo más que jabón en polvo

Macri y De Narváez son empresarios y no economistas ultraideologizados, como sus antecesores Alvaro Alsogaray, Domingo Cavallo o Ricardo López Murphy. Quizás por eso, porque provienen del flexible y pragmático mundo de los negocios y no de las consultoras o las cátedras de economía (en sus propias palabras, del mundo de la acción y los hechos y no del mundo de los discursos), ambos han comprendido una verdad esencial que sus antepasados nunca lograron entender: para ganar una elección y gobernar es necesario contar con el apoyo de al menos un sector de los votos y del aparato del peronismo. Y si Menem consiguió en su momento reconvertirse a la derecha luego de una larga y muy tradicional carrera en el PJ (fue gobernador, estuvo detenido por los militares y acompañó a Cafiero en la renovación peronista), los jefes de Unión-PRO avanzan por un camino inverso: su plan es llegar al peronismo desde la derecha y no a la derecha del peronismo. Menemismo por otros medios.

Por eso, el peor error que se podría cometer en la lectura de los resultados de ayer es pensar que la consolidación electoral del macrismo y el ascenso rutilante de De Narváez se explican simplemente por la astucia de la publicidad, el poder de sus millones o la influencia de los medios de comunicación. Desde que en 1952 Dwight Eisenhower se convirtió en el primer candidato presidencial en apelar a los servicios de una agencia de publicidad, el marketing político ha ido ocupando cada vez más espacio en las campañas. Y aunque las primeras teorías hablaban de vender a un candidato como si se tratara de jabón en polvo, desde hace al menos dos décadas sabemos que esto no es posible, que la publicidad y el dinero y la televisión no alcanzan para ganar una elección (aunque sí para otras cosas, por ejemplo para hacer conocido –instalar– a un postulante). Hay miles de ejemplos de brillantes campañas publicitarias y millones de dólares convertidos en unos pocos votos, el último de los cuales fue el patético ensayo presidencial de Jorge Sobisch.

Del mismo modo, si por un lado es cierto que algunos medios de comunicación contribuyeron al ascenso de De Narváez, el consenso mediático tampoco alcanza por sí mismo para ganar una elección como la de ayer. También hay miles de ejemplos de candidatos que, pese a la oposición de buena parte de los medios, ganaron las elecciones (la reelección de Chávez, por ejemplo, o la victoria de Ricardo Lagos en Chile en el 2000).

Con esto se pretende señalar algo evidente, pero que, a la luz de algunos comentarios de los últimos días, vale la pena subrayar: el ascenso de la nueva derecha no se explica por los consejos de Durán Barba ni por la campaña de Agulla, y ni siquiera por las fortunas de sus candidatos, sino por un contexto geopolítico nuevo y, en la Argentina, por la muy política estrategia de sus líderes de morder un sector del peronismo en el conurbano, construir a una candidata imbatible en la Capital y, sobre todo, ganar la disputa con el panradicalismo por el voto anti K. En suma, un fenómeno que no es ni publicitario ni mediático, sino estrictamente político. Por supuesto, explicarlo en términos de marketing quizás resulte tranquilizador para las conciencias progresistas que se niegan a aceptar que la derecha puede ser popular incluso en los sectores más pobres, pero ayuda muy poco a entender las cosas.

segunda-feira, 29 de junho de 2009

Cuestión de perspectiva


Condena mundial a Golpe de Estado en Honduras

Agencias

Latinoamérica y el resto del mundo se alzaron en una sola voz para exigir la restitución inmediata del Jefe de Estado hondureño. La OEA golpeó la mesa y advirtió que debe restablecerse el orden democrático en el país caribeño, Estados Unidos se unió a las críticas regionales y la ALBA se reunió anoche de forma extraordinaria.

En muy contadas ocasiones organismos, foros y bloques regionales e internacionales se han unido, sin importar el color político de los gobiernos de turno, para condenar tan unánimemente un quiebre institucional o democrático. Eso fue justamente lo que sucedió ayer tras el golpe de Estado perpetrado por la Fuerzas Armadas hondureñas en contra del gobierno del Presidente democráticamente elegido, Manuel Zelaya.

Apenas se supo lo acontecido en Honduras, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), se reunió extraordinariamente cerca del mediodía de Washington para analizar la situación. "Esto ha sido un golpe militar ( ) y tenemos que señalar que se debe restablecer el orden constitucional", exigió el secretario general del organismo, el chileno José Miguel Insulza.

El escenario político hondureño fue descrito por Insulza como "una situación extremadamente grave". El titular de la OEA reiteró que con lo sucedido en Honduras se había "roto una grata tradición en América Latina".

A juzgar por las declaraciones de los 34 embajadores presentes en la sesión, que incluyeron advertencias para no repetir los golpes militares del pasado aún latentes en la memoria colectiva de los latinoamericanos, los diplomáticos se inclinaron por una resolución condenatoria de siete puntos que exige el retorno "inmediato, seguro e incondicional" de Zelaya al poder y convoca a una sesión extraordinaria de la Asamblea General.

El embajador hondureño ante la OEA, Carlos Sosa, manifestó ayer que la meta de su país es recuperar la democracia "a través de fines pacíficos y sin el uso de la fuerza". En ese sentido el diplomático aclaró que Zelaya "no está pidieron asistencia militar".

Retroceso Democrático

A la condena de la OEA se sumó en horas de la tarde la de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), pese a que Honduras no es uno de sus miembros. En su calidad de Jefa de Estado de Chile y presidenta pro témpore del bloque, Michelle Bachelet manifestó que Unasur no apoya "ninguna ruptura al orden institucional (ni) del Estado de derecho que comprometa la estabilidad de la República de Honduras. (...) Lo ocurrido representa un gravísimo retroceso en prácticas que en la región habíamos logrado desterrar".

"La solución de esta crisis debe darse en el marco de las instituciones democráticas y la comunidad internacional desea facilitar ese resultado. Por esta razón también apoyamos fuertemente las gestiones que ha iniciado el secretario general de la OEA", agregó.

El apoyo de Unasur fue transmitido directamente al Presidente Zelaya por Bachelet vía telefónica, quien de la misma forma se contactó con sus homólogos sudamericanos y con el Mandatario mexicano, Felipe Calderón, quien ostenta la presidencia pro témpore del Grupo de Río.

Total e inusual coincidencia

Uno de los primeros en condenar el alzamiento fue el Presidente venezolano Hugo Chávez, quien advirtió que al golpe de Estado "troglodita (...) lo vamos a quebrar", anunciando una "batalla continental" a favor de la restitución de Zelaya. Destacó como una "posición importante" la asumida por Estados Unidos que ayer se desvinculó y condenó lo sucedido en Honduras.

Mientras el Presidente de EEUU Barack Obama llamaba a resolver la situación sin "interferencia del extranjero", su secretaria de Estado, Hillary Clinton, enfatizaba que el golpe de Estado y la detención de Zelaya "violan los preceptos democráticos" de la carta fundacional de la OEA.

En la misma línea se manifestaron el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), la Unión Europea (UE), así como el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon.

Asimismo los presidentes de la Alternativa Bolivariana para las América (ALBA) se reunieron anoche en una cumbre extraordinaria en Nicaragua a donde viajó el Presidente Zelaya desde Costa Rica. Se adelantó que ese bloque (formado por Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Honduras, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas y Venezuela) no reconocerá a ningún gobierno hondureño no elegido democráticamente.

Golpe de Estado en Honduras

Agencias

El nuevo Gobierno de Honduras, encabezado por Roberto Micheletti, ha decretado el toque de queda en todo el país durante los próximos dos días para garantizar el orden público después del triunfo del golpe de Estado que este domingo ha terminado con la presidencia de Manuel Zelaya. El toque de queda entrará en vigor a las nueve de la noche (hora local) y se prolongará hasta las seis de la mañana. Mientras, en la calle, grupos de partidarios de Zelaya han comenzado a levantar barricadas y ha entorpecer los accesos al palacio presidencial. La mayoría de los manifestantes llevan cubiertos sus rostros por máscaras y van armados con palos.

En una reunión de urgencia convocada horas después de la expulsión del país del presidente Zelaya, el Congreso de Honduras ha nombrado a Roberto Micheletti, hasta ahora presidente de la cámara, presidente interino del país, en sustitución de Zelaya, secuestrado y deportado a Costa Rica por los militares que se hiceron rápidamente con el control de Tegucigalpa, la capital de Honduras.

Micheletti ocuparía el cargo hasta 2010 para cumplir con el mandato de cuatro años por el que fue elegido Zelaya. "Prometo cumplir la Constitución y las leyes", ha proclamado Micheletti, del gobernante Partido Liberal al prestar juramento. Micheletti ha prometido que "el 29 de noviembre habrá elecciones", tal y como fueron convocadas hace un mes por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para elegir presidente, diputados y alcaldes.

Además, los miembros del Congreso han aceptado una supuesta carta de renuncia firmada por Zelaya, algo que éste ha negado en una conversación telefónica con el presidente de El Salvador, Mauricio Funes, según ha revelado el propio Funes.

Consulta frustrada

El presidente Manuel Zelaya fue detenido por los militares entre las cinco y las seis de la mañana en su domicilio, en la colonia de Tres Caminos, justo cuando creía que ya se había conjurado el peligro de golpe de Estado. En una entrevista concedida a un medio informativo pocas horas antes de su detención, Zelaya Rosales presumía de que el apoyo expreso que había recibido de Estados Unidos había resultado fundamental para que el general insurrecto Romeo Vásquez no se hubiera atrevido a consumar un golpe que ya intentó el jueves sacando a los militares a la calle. La confianza llevó al presidente a abandonar anoche la Casa Presidencial por primera vez desde que estalló el conflicto, provocado por su intención de convocar, para ayer domingo, una consulta popular que abriese el camino de su reelección.

Sin embargo, la intervención militar, con la cobertura del Tribunal Supremo, ha impedido la consulta. Las emisoras de radio y televisión han sido cortadas este domingo, así como la electricidad, y se ha suspendido el transporte público. Tanquetas y camiones llenos de soldados han tomado los puntos estratégicos de la ciudad y varios helicópteros del Ejército no dejan de sobrevolar la Casa Presidencial y el Parlamento.

Zelaya: "Secuestro brutal"

El gobierno costarricense ha confirmado a media tarde la llegada de Zelaya al país. En declaraciones a la cadena multiestatal Telesur, y ya desde San José de Costa Rica, Zelaya ha asegurado que ha sido víctima de un "secuestro brutal" por parte de un "grupo de militares". "Entraron a balazos en el palacio presidencial y mis guardaepaldas aguantaron 20 minutos. Me sacaron en pijama (...) aquí estoy, en Costa Rica, en pijama todavía, y sin calcetines", ha añadido Zelaya en las que han sido sus primeras declaraciones tras el golpe.

El madatario hondureño, ha llamado a la "desobediencia civil pacífica" contra el "Golpe de Estado" y ha asegurado que sus guardaespaldas han peleado durante 30 minutos con los militares antes de que estos lo hayan apresado.

El Tribunal Supremo del país ha informado posteriormente en un comunicado de que ordenó al Ejército detener al presidente Manuel Zelaya por su intento de efectuar el referéndum sobre la Constitución. La primera dama, Xiomara de Zelaya, ha asegurado que se encuentra escondida "en una montaña" del oriente del país, según informa EFE.

Secuestro de embajadores y ministros

El embajador de Venezuela en la Organización de Estados Americanos (OEA) ha denunciado ante este organismo que el embajador de su país en Honduras, así como los embajadores de Cuba y Nicaragua, y la canciller (ministra de Exteriores) de Honduras, Patricia Rodas, también han sido secuestrados "por militares encapuchados". Minutos después, el embajador venezonalo en Tegucigalpa ha confirmado su liberación, así como la de los otros dos diplomáticos.

"Fuimos secuestrados, golpeados por un grupo de integrantes encapuchados de las Fuerzas Armadas cuando visitábamos a Patricia Rodas", ha declarado Laguna a la cadena Telesur. El presidente venezolano y aliado político de Zelaya, Hugo Chávez, ha declarado que el Ejército de su país está "en alerta" y que actuará si su embajador o su embajada son atacados Venezuela responderá con "la guerra".

Según el relato de Laguna, Rodas ha sido "obligada por la fuerza a embarcarse en una furgoneta" y posteriomente ha sido "trasladada a una base aérea. El secretario personal de Zelaya, Eduardo Enrique Reina, ha asegurado que la responsable de Exteriores sigue detenida y que también pesa una orden de arresto sobre el resto de ministros. Medios locales aseguran que al menos ocho ministros han sido ya detenidos, además del propio Reina.

Columnas de humo

La mayoría de medios está haciendo llamamientos a la población a que permanezcan en sus casas y esperen una comunicación oficial. En la capital hondureña se aprecian algunas columnas de humo en distintos puntos y el ejército ha sacado los tanques a la calle. La Policía hondureña ha disparado gases lacrimógenos contra grupos progubernamentales en el centro de la ciudad, informa Reuters.

"Con mucha preocupación la Guardia de Honor nos ha informado de que el presidente fue sustraído por los militares y llevado a la Fuerza Aérea", ha señalado el secretario privado de Zelaya en declaraciones a medios locales. El secretario de Zelaya ha asegurado que "el hecho ya ha sido denunciado ante la comunidad internacional" y ha hecho un llamamiento al pueblo hondureño y a los políticos a que se "manifiesten para defender la democracia".

Esta semana, el presidente hondureño anunció la destitución del jefe del Estado Mayor, el general Romeo Vásquez, lo que provocó protestas enérgicas en el país, muy dividido ante la consulta convocada para este domingo por la que Zelaya pretendía reformar la Constitución para prolongar su mandato cuatro años más.

domingo, 28 de junho de 2009

Una recuperación muy difícil

Alejandro Nadal
La Jornada

Desde hace varias semanas se intensifica una ofensiva publicitaria con un llamativo mensaje: la recuperación está a la vista, lo peor de la crisis ya pasó. Detrás de esta campaña están los grandes representantes del sistema financiero, con Goldman Sachs al frente. La premisa central de esta narrativa es que estamos frente a una recesión como todas las demás. Lo que hace falta es recuperarnos y regresar a donde estábamos, es decir, en el festín de la especulación financiera.

Son dos los principales indicadores que se presentan como clara señal de que la recuperación ya está en marcha. El primero es el repunte del mercado bursátil enEstados Unidos a partir de mayo. Pero es bien sabido que aún si la bolsa de valores comienza a redimirse, eso no necesariamente anuncia una recuperación económica. La historia de las recesiones estadunidenses de los últimos 20 años debería servir de lección. En algunos casos (por ejemplo, en 2001), la recesión ya se había terminado y el mercado bursátil marchaba a la zaga. Los humores de la bolsa de valores no son un buen indicador del final de la crisis.

La segunda señal positiva es que la contracción de la economía de Estados Unidos es ahora más lenta que en la segunda mitad de 2008 o que en el primer trimestre de 2009. Es cierto, la caída ya no es tan feroz y parece que la rápida y decidida intervención del gobierno estadunidense (y de otros países, como China) pudo evitar la deflación desenfrenada y una desvalorización todavía más dramática en activos financieros, una peor caída en las inversiones y mayor desempleo con el desplome de la demanda, etc. Se dice que se pudo evitar caer en el precipicio de la depresión.

Pero eso no significa que la contracción terminó. Puede ser más lenta, pero no ha regresado el crecimiento. Eso explica que el desempleo siga aumentando en las economías industrializadas (superará en algunos casos tasas de 11 por ciento), lo que significa no sólo una insuficiente demanda efectiva, sino menor capacidad de los hogares para resolver su situación de endeudamiento excesivo. Esto es particularmente grave en Estados Unidos, donde la relación entre endeudamiento e ingreso disponible creció hasta hacerse insostenible.

Por eso las familias buscan reducir sus deudas en tarjetas de crédito y otros instrumentos, más que mantener su nivel de consumo. Así, una buena parte del estímulo fiscal se destinó al ahorro y pago de deudas, más que al consumo. Aún así, no se ha podido frenar el incremento de la cartera vencida. Como los hogares van a seguir presionados para rehacer sus ahorros y salir del círculo vicioso del endeudamiento, el consumo no repuntará fácilmente. Una buena parte del consumo privado en Estados Unidos estuvo apuntalado por crédito contra el valor de los activos residenciales. Al desplomarse el valor de las casas, el consumo contra ese valor ha llegado a cero. Y no hay que olvidar que el precio de las casas sigue cayendo (y probablemente se reducirá otro 15 por ciento en los próximos meses).

Por el lado de las empresas, la crisis también estalla en el contexto de una sobreinversión colosal en muchísimas ramas de la industria. Y si a eso añadimos la contracción en la demanda, se observa que la capacidad de las empresas para manipular precios y aumentar sus ganancias se verá reducida. Por eso las inversiones productivas tenderán a mantenerse estancadas porque la rentabilidad va a seguir muy deprimida.

Las perspectivas de lento crecimiento de la economía estadunidense son normales: una crisis en la que se ha visto envuelto todo el sistema financiero y crediticio del país no se resuelve en unos 10 o 12 meses, aún con la inyección masiva de liquidez que ha realizado la Reserva Federal. La intoxicación del sistema financiero sigue siendo colosal y cuando el crédito regrese lo hará a cuentagotas. Es evidente que cuando la economía estadunidense vuelva a crecer lo hará a un ritmo muy por debajo de su promedio histórico, con tasas inferiores a uno por ciento. Con ese ritmo de crecimiento los altos niveles de desocupación van a mantenerse durante muchos meses en Estados Unidos.

En México la idea de que ya pasó lo peor de la crisis ha sido transmitida por viejos funcionarios como José Ángel Gurría. El objetivo es proteger el absurdo modelo neoliberal, justificar la inacción del gobierno y fomentar la generación de expectativas favorables. Como si se pudieran crear expectativas positivas, cuando todos los aspectos fundamentales de la economía mexicana están fracturados.

En el mejor de los casos, una recuperación robusta de la economía estadunidense apenas le permitiría a México retornar a las mediocres tasas de semiestancamiento de 2.5 por ciento anual, con todos los problemas que se acumulan día con día. Una recuperación letárgica del país norteño intensificará todas las contradicciones que ya pesan peligrosamente sobre la economía mexicana, hasta hacerlas estallar. El único camino es un viraje estratégico y un cambio de modelo económico.

sábado, 27 de junho de 2009

Italia: la mafia en el poder

La Jornada

Hace unos días, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, pidió a una agrupación de jóvenes empresarios que impusieran un boicot publicitario contra el periódico La Repubblica, al que acusó de “subversivo”. En respuesta, el grupo editorial de ese rotativo, prácticamente el único en Italia que no ha sucumbido al poderío empresarial y político del gobernante, anunció una demanda contra éste. La medida no prosperará en tanto Berlusconi siga detentando la primera magistratura por una razón simple: la coalición legislativa mayoritaria, sometida al jefe de gobierno, impuso una ley que le concede una inmunidad que parece, en su caso, impunidad absoluta.

Por supuesto, La Repubblica no alienta la subversión, sino que se limita a cumplir su función informativa, y parte de ella está relacionada con la abrumadora corrupción y la exasperante descomposición moral que caracterizan al entorno de Berlusconi, sobre quien pesan numerosas acusaciones por toda suerte de delitos, y si a alguien cabe atribuir la condición de subversivo es, en todo caso, a él, pues mediante los poderes fácticos de su grupo –en el que las empresas mediáticas desempeñan una importancia estratégica– tomó por asalto las instituciones italianas y las puso al servicio de sus propios intereses económicos y de los de sus socios. Un dato adicional a tomar en cuenta es que, para el potentado y político milanés, La Repubblica no sólo representa el último bastión del periodismo independiente y crítico sino también un formidable competidor comercial.

Al leer lo dicho por Berlusconi a los empresarios acerca de La Repubblica –“sería masoquismo dar publicidad a medios que hablan siempre de crisis”– resulta inevitable recordar la frase tristemente célebre del ex presidente José López Portillo cuando anunció el embargo de publicidad estatal a la revista Proceso, a principios de la década antepasada –“no pago para que me peguen”–, y los atropellos cometidos desde instancias del poder público de diversas naciones –la nuestra, entre ellas– mediante la asignación o la negación discrecional de la publicidad oficial, como si ésta se pagara con recursos privados de los gobernantes y no con dinero público y sujeto, por lo tanto, a escrutinio, rendición de cuentas y criterios justos y equilibrados de distribución.

Al mismo tiempo que se empeña en amordazar al diario referido, Berlusconi debe hacer frente al escándalo desatado por la revelación de las actividades que tienen lugar en su lujosa mansión de Modugno, en donde el primer ministro y sus socios suelen o solían llevar a cabo fiestas sexuales con muchachas, menores de edad algunas de ellas, específicamente contratadas, al parecer, para proporcionar servicios sexuales a los invitados. En el contexto de este escándalo, delincuentes desconocidos incendiaron en la madrugada de ayer el automóvil de Barbara Montereale, una de las jóvenes que acudieron a las farras en la residencia de Berlusconi y que ahora es una testigo clave en la investigación judicial correspondiente. La agresión tiene toda la apariencia de un mensaje mafioso, enviado a Montereale por el entorno del primer ministro.

La descomposición institucional en Italia ha sido llevada a extremos gravísimos: hoy en día, en ese país europeo, el poder político, los poderes mediáticos y empresariales privados y los intereses mafiosos se concentran en una sola persona –Silvio Berlusconi– y el hecho constituye una regresión civilizatoria que no tiene precedentes en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Este escenario desolador podría repetirse en otros países –México, entre ellos– si no se establece una división legal clara, tajante y terminante a la incursión de los poderes fácticos empresariales –legales, o no– en la vida política.

sexta-feira, 26 de junho de 2009

Gramsci no seu tempo

Giuseppe Vacca
Gramsci e o Brasil

Desde 1957, a cada dez anos, o aniversário da morte de Gramsci é a ocasião de seminários de estudos nacionais e internacionais, quase sempre promovidos pelo Instituto que traz seu nome e preparados com muito cuidado. Poder-se-ia dizer que constituem uma “tradição”, caracterizada tanto por constantes quanto por variações. Entre as primeiras, pode-se sublinhar o método histórico, vale dizer, o esforço de relacionar o pensamento de Gramsci com o contexto histórico; o debate entre estudiosos das mais diferentes inspirações culturais e campos de investigação, influenciados pela leitura de Gramsci, mas não necessariamente especialistas do seu pensamento e frequentemente “antigramscianos”; o objetivo de fazer um balanço da difusão dos seus escritos e de promovê-la; o envolvimento de figuras eminentes de estudiosos estrangeiros influenciados, de modo variado, pelo pensamento de Gramsci. Entre as segundas, podemo-nos limitar a indicar o objetivo de formular uma interpretação deste pensamento e de promover um diálogo entre os estudiosos de Gramsci italianos e estrangeiros.

Os elementos indicados repetem-se em todos os seminários a cada dez anos, diferentemente combinados entre si. A incidência maior ou menor de um ou de outro elemento pode ser referida principalmente aos seguintes fatores: a relação do Instituto Gramsci com o PCI; a situação política e cultural do período; os desdobramentos dos estudos gramscianos e o debate, até mesmo acalorado, entre as diferentes interpretações.

A relação do Instituto Gramsci com o PCI deve ser especificada. Até 1982, o Instituto era uma seção de trabalho do comitê central do partido. Mas só o primeiro seminário, inspirado por Togliatti e intitulado “Estudos gramscianos” (Roma, janeiro de 1958), pode ser considerado uma projeção direta da política cultural do PCI. Na sua realização, os elementos indicados apresentavam um notável equilíbrio, mas prevalecia a intenção de inaugurar uma nova interpretação de Gramsci atribuída principalmente ao texto de Togliatti e coerente com a inovação política que ele tentava promover (a via italiana para o socialismo). Além disso, dava-se grande impulso à historicização do pensamento de Gramsci e ao debate entre os intérpretes italianos e estrangeiros.

No entanto, o segundo seminário, “Gramsci e a cultura contemporânea” (Cagliari, abril de 1967), foi promovido por um grupo de professores das universidades de Cagliari e de Sassari. Não se pode dizer que não estivesse em sintonia com a política cultural do partido, que, de resto, compartilhava a iniciativa, mas o seminário se caracterizou principalmente por um balanço e uma promoção da presença de Gramsci na cultura acadêmica, repetindo suas divisões disciplinares e distanciando profundamente o Gramsci “pensador” e “homem de cultura” do político.

O terceiro seminário, “Política e histórica em Gramsci” (Florença, dezembro de 1977), foi promovido e preparado cuidadosamente pelo Instituto Gramsci, mas não se pode dizer que fosse inspirado pela direção do partido. Na sua estruturação prevaleceu a marca do grupo de intelectuais mais diretamente empenhados nas atividades do Instituto. Eram ao mesmo tempo estudiosos e dirigentes de partido claramente críticos em relação à formulação do seminário de Cagliari, e, valendo-se sobretudo da edição crítica dos Cadernos publicada no ano anterior, deslocaram a ênfase para a unidade da figura de Gramsci como pensador e homem de ação, e sobretudo como teórico da transição ao socialismo. Não é fácil dizer em que medida a iniciativa fosse compartilhada pela, ou imposta à, direção do partido; o certo é que, entre o volume que recolhe os textos preparatórios e que foi publicado com notável antecipação em relação ao seminário, e o volume que recolhe os textos do próprio seminário, aparecem consideráveis assimetrias, provavelmente originadas pela exigência de diluir o impacto da formulação inicial do seminário sobre a orientação política do PCI, que naquele período estava empenhado nas difíceis vicissitudes dos governos de solidariedade nacional.

Também o quarto seminário foi idealizado e promovido pelo Instituto Gramsci, neste meio-tempo transformado em Fundação, e tinha uma conotação predominantemente interpretativa. O tema “Moral e política em Gramsci” (Roma, junho de 1987) e a estruturação do seminário, cujos textos não foram publicados, ressentiam-se das incertezas e do ecletismo da orientação do partido, no qual a própria noção de “política cultural” já estava em desuso.

Entre os anos setenta e oitenta, graças à edição crítica dos Cadernos e sua crescente fortuna internacional, Gramsci já era geralmente considerado um clássico do pensamento político do século XX e, no entanto, sua influência na cultura italiana decaíra drasticamente. Paradoxalmente, foi 1989 o que favoreceu a retomada de interesse, depois da longa agonia do PCI que acompanhara o eclipse e a marginalização do seu pensamento. A iniciativa mais relevante do Instituto foi a proposta de uma Edição Nacional dos escritos de Gramsci, que, entre outras coisas, confirma seu reconhecimento como clássico. A proposta teve uma gestação atribulada, e o projeto só começou em 1998. Mas seu lento amadurecimento já influenciara o modo de estruturar as celebrações decenais.

O seminário de 1997, “Gramsci e o século XX” (Cagliari, abril de 1997), propunha-se mais uma vez “interrogar” o pensamento gramsciano “a partir do presente”, mas o fazia de modo diferente do passado. Já a escolha do tema sugeria a intenção de uma historicização mais ponderada. Em segundo lugar, os temas das intervenções originavam-se das novas pesquisas estimuladas pelo seminário de 1977, que enfatizara os conceitos de “revolução passiva” e “crise orgânica”, deslocando o foco para a interpretação gramsciana do moderno, do americanismo e do fascismo, e inovara o conceito de hegemonia. Portanto, o seminário de 1997 permitia propor aos intérpretes, tanto italianos quanto estrangeiros, sondagens de amplo espectro sobre nós cruciais da história do século XX, empregando como reagentes as categorias fundamentais dos Cadernos. Repropor a leitura de Gramsci focalizando a relação entre seu pensamento e o século XX era um modo de relançar o método histórico como sua chave interpretativa, mantendo distância, no entanto, das disputas ideológicas e das leituras voltadas para a política contingente de uma facção ou de outra.

Nesta trilha trabalhamos no seminário de 2007, cujo título manifesta a intenção de uma historicização integral. Parece-nos útil um esclarecimento de tal propósito. A escolha de promover uma Edição Nacional dos escritos de Gramsci pretendeu corresponder a uma redefinição das tarefas fundamentais da Fundação. Entre os primeiros a reconhecer a Gramsci o status de clássico, o mais respeitado foi Valentino Gerratana, que não casualmente propôs este conceito justamente no momento em que publicava a edição crítica dos Cadernos. Em seguida, Gerratana voltou a esta definição e, em 1991, especificou-a do modo seguinte: “clássico é um autor que vale a pena reler e reinterpretar à luz de novas exigências e de novos problemas”. É uma das definições possíveis, certamente legítima para o “filósofo individual”, mas seria válida para uma fundação cultural que traz o nome de Gramsci? Seria válida depois dos progressos realizados pela crítica gramsciana em setenta anos? Gramsci é um autor póstumo que não deixou “obras”, mas uma imensa quantidade de escritos jornalísticos, de intervenções políticas, de cartas e apontamentos inéditos que constituem o calhamaço de manuscritos do cárcere. É, pois, um “clássico” inteiramente particular, cujos escritos tornam-se “obras” através do atento trabalho dos editores e cujo pensamento vive e muda segundo os progressos e as diferenças das suas edições (não há edição de um “clássico” que dele não proponha também uma ou mais interpretações, e isso é verdade sobretudo para um autor como o nosso).

A Fundação Instituto Gramsci iniciou o projeto da nova edição crítica de todos os escritos de Gramsci porque os desenvolvimentos da documentação e da pesquisa demonstravam a necessidade e sugeriam os critérios para superar as edições anteriores: dos escritos jornalísticos e políticos, que requeriam uma verificação das atribuições e um aparato crítico que permitisse sua melhor contextualização; do epistolário, que não podia mais ser limitado às cartas escritas por Gramsci entre 1908 e 1937, mas devia também compreender as cartas dos seus correspondentes e as “correspondências paralelas”: em particular, entre Piero Sraffa e Tania Schucht, e entre Tania e seus familiares, ambas essenciais para a biografia do prisioneiro; e, enfim, dos Cadernos, porquanto a exclusão dos cadernos de tradução da edição Gerratana revelava-se cada vez mais manifestamente injustificada e critérios mais precisos de datação dos parágrafos foram elaborados neste meio-tempo. Por outro lado, o crescente desenvolvimento das traduções das Cartas e dos Cadernos, a difusão dos estudos gramscianos no mundo, sua diferenciação disciplinar, política e cultural faziam-nos perceber como uma responsabilidade da cultura italiana preparar uma edição crítica integral dos escritos de Gramsci, a mais cuidadosa que o progresso das pesquisas e da documentação pudesse permitir: uma tarefa que só a “cultura nacional” que tinha dado origem ao seu pensamento podia realizar e que a Fundação Instituto Gramsci devia assumir, tornando-a seu principal desafio.

Nesta escolha talvez haja um modo diverso de conceber o caráter “clássico” de Gramsci. Poder-se-ia dizer assim: “clássico” é um pensador com cujo pensamento todo aquele que, depois dele, enfrentar os grandes problemas em torno dos quais se atormentou sua reflexão não pode — ou pelo menos não deve — deixar de debater. Não é uma definição inconciliável com aquela proposta por Gerratana. Certamente, “clássico é um autor que vale a pena reler e reinterpretar à luz de novas exigências e de novos problemas”, mas fornecer os instrumentos que permitam relê-lo em bases filológicas e críticas mais sólidas é uma garantia para respeitar seu “ritmo de pensamento em desenvolvimento” e imunizar o intérprete contra a tentação de “forçar os textos”. Isso é ainda mais verdade quando são novas exigências e novos pensamentos que nos fazem voltar às páginas iluminadoras de um clássico da filosofia da práxis. Historicizar não é relativizar e muito menos neutralizar. Quanto mais se historiciza, tanto mais se multiplicam e se enriquecem, mas também se redefinem e encontram fundamento as perspectivas de leitura dos textos, e o intérprete pode verificar a pertinência e a validade das “novas exigências” e dos “novos pensamentos” que o levam a reinterrogar o autor.

O trabalho de mais do que uma década para a Edição Nacional está na base do seminário de 2007. A nova investigação biográfica começada em 1990, a aquisição de novos documentos relativos à vida de Gramsci, à história do PCI e do comunismo internacional, os progressos dos estudos gramscianos na Itália e no exterior, o refinamento dos instrumentos filológicos marcaram as pesquisas de um número significativo de estudiosos jovens e não tão jovens. A dispersão dos documentos nos arquivos italianos e estrangeiros, bem como a complexidade do trabalho dos organizadores dos volumes não nos permitiram proceder mais celeremente, mas isto será possível agora que as pesquisas estão substancialmente ultimadas. Através da preparação da Edição Nacional formaram-se novos estudiosos e novas investigações.

O conjunto da experiência acumulada nos permite tentar uma historicização geral da obra de Gramsci que não se poderia arriscar nos seminários anteriores. Portanto, em conclusão, convém dizer algo sobre os critérios seguidos na estruturação do seminário e do modo pelo qual se apresentam seus resultados. Em 2007 ocorreram dezenas de seminários dedicados a Gramsci na Itália e no mundo, para cuja realização a Fundação contribuiu e de muitos dos quais participou. Da sua parte, não se limitou a promover, em colaboração com a Fundação Gramsci da Puglia, o encontro de Bari-Turi, mas também dedicou um denso seminário internacional à influência de Gramsci sobre os Cultural Studies, Subaltern Studies e Postcolonial Studies, promovido com a International Gramsci Society-Itália (Roma, abril de 2007).

“Gramsci no seu tempo”, em vez disso, foi reservado aos pesquisadores italianos com o objetivo de verificar o amadurecimento dos estudos gramscianos diante da tarefa de reconstruir os contextos do seu pensamento, a rede das suas interações e, sobretudo, a relação entre teoria e biografia. Quisemos assim pôr à prova nossa capacidade de contribuir para aquela tarefa da cultura italiana de que falamos a propósito da Edição Nacional, e não é um acaso que muitos dos estudiosos que dela participam apareçam entre os relatores do seminário. Naturalmente, reconstruir os contextos do pensamento e da ação de Gramsci requer a cooperação de estudiosos de várias disciplinas humanistas que interagem com sua obra mesmo quando não se trate de “especialistas” desta mesma obra. O limite dos nossos conhecimentos e do espectro dos investigadores de que podíamos dispor não nos permitiu cobrir todos os lados de uma figura tão poliédrica como a de Gramsci. No entanto, parece-nos que realizamos um significativo passo adiante para lançar as bases de uma biografia gramsciana de que a cultura italiana e a comunidade científica internacional ainda não dispõem.

O seminário requereu uma longa preparação e um trabalho intenso de coordenação das pesquisas e dos dias em que elas foram apresentadas. A ordem em que foram recolhidas nos parece melhor do que aquela seguida durante os trabalhos do seminário. Além disso, as intervenções foram reelaboradas pelos autores, tendo em conta o debate ocorrido no seminário e realizando um elogiável esforço para conter o próprio texto nos limites permitidos pelo volume, ainda que alentado, dos anais.

Não nos cabe avaliar os resultados alcançados; de todo modo, não podemos deixar de sublinhar que o conjunto dos textos constitui uma proposta de biografia política e intelectual de Gramsci muito mais rica e articulada — quanto aos temas e à periodização — do que aquilo de que se dispõe até agora. Muitas investigações realizadas para o seminário apresentam novidades de leitura particularmente significativas. No conjunto, parece-nos que o enquadramento histórico mais preciso do pensamento de Gramsci produz inovações teóricas múltiplas que não se referem só à interpretação do autor, mas são ricas de sugestões para a investigação histórica, filosófica e crítica em geral. Portanto, vale o critério segundo o qual quanto mais se historiciza o pensamento de um clássico, tanto mais se regenera sua validade, abrindo sua obra para inovações heurísticas plurais, como é justo que seja. Por isso, são muito sentidos os agradecimentos aos estudiosos que contribuíram para o seminário, aos colaboradores da equipe técnica da Fundação Instituto Gramsci e da Fundação Instituto Gramsci da Puglia, bem como à Região da Puglia, que, graças à sensibilidade do presidente Nichi Vendola e da secretária de Cultura e de Mediterrâneo, Silvia Godelli — aliás, valorosos intelectuais de formação gramsciana, além de políticos —, nos permitiram realizá-lo. O agradecimento que a eles dirigimos é ainda mais sentido na medida em que nos permitiram realizar o seminário inclusive na cidadezinha [Turi] em que Gramsci, recluso, concebeu e escreveu a maior parte dos cadernos e das cartas do cárcere.

Entre aqueles que aderiram com entusiasmo à iniciativa estava Giorgio Sola, finíssimo estudioso de ciência política, que deveria apresentar um texto sobre as relações de Gramsci com o elitismo, mas veio a falecer poucos meses antes do seminário. Era um interlocutor sensível dos nossos estudos gramscianos e um dos poucos politólogos italianos a carregar Gramsci na própria bagagem teórica e cultural. Além disso, era um amigo, sóbrio e reservado, mas intensamente participante da comum paixão ético-civil. Recordamo-lo brevemente na abertura do seminário e o recordamos mais uma vez, dedicando-lhe a publicação dos anais.

quinta-feira, 25 de junho de 2009

Jaques Rancière: "El odio a la democracia"


Luis Roca
Rebelión

Jacques Rancière pertenece a la fructífera generación de filósofos franceses nacidos en los años 40 que fueron discípulos de Althusser, ajustaron cuentas con su maestro y acabaron superándolo con un elaborado trabajo crítico en la tradición de la izquierda radical ( como Balibar, Laclau, Badiou ...). Rancière llega a la conclusión, después de mayo del 68, que Althusser, con su dicotomía ciencia/ideología y su teoría del partido como vanguardia del movimiento obrero lo que está haciendo es formular una ideología del orden.

El libro que nos ocupa es un breve pero extraordinario libro de filosofía política, entendiendo este término como crítica de la opinión, de la ideología ; crítica por tanto del tópico entendido como un lugar común claramente establecido para despojar un término de su sentido crítico y convertirlo en una pura retórica vacía. Hoy, ya lo sabemos, “todo el mundo hoy es democrático”, desde Arnaldo Otegui hasta Josep Anglada, pasando por Mariano Rajoy o José Luis Rodríguez Zapatero.

Lo que nos propone Rancière es una densa e interesante reflexión que gira en torno a tres ideas claves : 1) La democracia tiene un significado revolucionario claro y preciso al que es necesario volver ; 2) Las sociedades autoproclamadas democráticas son en realidad oligarquías con forma representativa; 3) El odio a la democracia tiene hoy un sentido nuevo y paradójico que hay que entender correctamente para combatir.

La primera idea es muy radical porque lo que formula es que política y democracia son lo mismo. Si no hay democracia no hay política, solo hay la lógica policial del Estado de distribuir las jerarquías y los espacios sociales. La democracia es un espacio común que se apropia de lo que el Estado quiere acaparar en exclusiva, que es lo público, Por esto la democracia es siempre un escándalo para las diversas élites , ya que lo que propone es que puede gobernar cualquiera. El Estado impone siempre la lógica de la despolitización y la democracia es la lucha, por tanto, contra esta tendencia a la privatización de lo público.

La democracia no es una forma de gobierno y aunque la república sería la forma más favorable, la relación entre ambas es paradójica, ya que toda institución lucha por suprimir este exceso democrático que es dar la palabra, el poder a cualquiera. Lo cual no quiere decir que la democracia va siempre contra el Estado, ya que está en permanente tensión con las instituciones que lo configuran. Democracia no es lo mismo que gobierno representativo aunque este la pueda favorecer. La democracia nace en Grecia como la ley de la suerte, la del azar, que es la que funcionaba en Atenas para elegir a los gobernantes. Y el buen gobierno es el de los que no desean gobernar. El peor es el de los que aman el poder y son hábiles para adueñarse de él.

Esto nos lleva a la segunda idea, que plantea que lo que domina en las llamadas democracias es un sistema representativo de carácter oligárquico. Un gobierno representativo democrático supone mandatos electorales cortos, no acumulables, no renovables e incompatibilidad con otros cargos públicos o con intereses privados. Lo contrario lleva a un gobierno elegido, por tanto representativo, pero oligárquico, que acapara la cosa pública a través de una alianza con la oligarquía económica.

Esta oligarquía estatal considera que el axioma básico e incuestionable es que el movimiento capitalista globalizador responde a la necesidad histórica de la modernización y que cualquier duda al respecto es una postura arcaica. Lo que este sistema implica es que la sociedad no es democrática y por tanto el pueblo queda excluido de la política, lo cual produce un malestar que tiene diferentes síntomas que van desde el apoyo a los grupos populistas de extrema derecha hasta los integrismos religiosos, pasando por los movimientos nacionalistas...

Ahora bien, Rancière tampoco está de acuerdo en caracterizar estas supuestas democracias como un estado de excepción, como un campo de concentración encubierto, en el sentido formulado por Giorgio Agamben. Hay que reconocer que este gobierno representativo al ser elegido y renovable marca unos límites a las élites dominantes y a la corrupción administrativa. También la existencia de libertades individuales y políticas son una ventaja para la democracia.

Finalmente la tercera idea es que el odio a la democracia adquiere hoy nuevas formas. Las formas tradicionales de este odio venían o bien de la derecha (que sólo un grupo puede gobernar, esté determinado por la propiedad, la filiación o la competencia) o bien de la izquierda (la democracia es una forma de gobierno burguesa). Ahora es la derecha liberal la que por una parte denuncia los excesos democráticos y al mismo tiempo utiliza la democracia como justificación de sus ataques imperialistas (Irak). Es decir, que la democracia es al mismo tiempo una defensa contra los peligros externos para la civilización y al mismo tiempo un peligro interno para ella misma. ¿Como resuelve esta contradicción ? Pues defendiendo las instituciones y criticando las costumbres democráticas. La democracia, dicen, ha creado un reino de individuos consumidores sin límites que no tienen sentido del bien común y solo defiende sus intereses particulares.

Lo que olvidan estos ideólogos, formados en el marxismo y resentidos contra sus expectativas pasadas, es que la causa de lo que critican es el capitalismo y no la democracia. Todos los movimientos reivindicativos son tachados de corporativos y egoístas porque defiende intereses particulares contra el interés general.

Como punto final Rancière plantea la necesidad de dar a estos movimientos defensivos, de resistencia frente al Estado y el Capital un carácter universal a sus demandas específicas. Solo así serán política, es decir, el suplemento que pone el pueblo a lo institucional, que no es otra cosa que lo policial.

Un libro escueto, denso y claro. Imprescindible porque da que pensar y lo hace desde una perspectiva de izquierda que nos permite recuperar el término democracia para una tradición de la que no puede ni debe separarse.

terça-feira, 23 de junho de 2009

Cumbre en Yekaterinburgo: ¿hacia el fin del régimen del dólar?

Michael R. Krätke
Sin Permiso

Brasil, Rusia, India y China [BRIC] quieren anunciar un nuevo orden económico mundial. Como Estados BRIC, buscan el espaldarazo en la Cumbre de Yekaterinburgo.

Las grandes crisis son tiempos de grandes cambios y ajustes. En el sistema mundial capitalista los equilibrios están alterándose a toda velocidad, y no juega en ello una parte menor la actuación de los Estados BRIC. Tal parece como si de una figura artística creada en otro tiempo por Goldman Sachs surgiera ahora una magnitud global capaz de competir ocn los EEUU y la UE: China, la potencia mundial venidera, y Rusia, la decadente, han sido las primeras en entenderse; Brasil y la India les han seguido. Desde hace un año, vienen sosteniendo reuniones informales como Estados BRIC. La semana pasada se realizó la primera cumbre oficial de países BRIC en la ciudad rusa de Yekaterinburgo.

Brasil, Rusia, India y China representan casi el 46% de la población mundial, y son potencias económicas de nivel mundial como exportadoras de materias primas y productos agrícolas, como taller del mundo, fábrica de ideas y centro de prestación de servicios. De consuno, disponen del mayor volumen de reservas monetarias: 2,9 billones de dólares. Sus economías nacionales crecen, aun si, ahora, a un ritmo claramente menor. No les queda otra opción, sino la de quitarse de encima lo antes posible la mordaza de la recesión. Y tienen posibilidades de lograrlo, porque sus gobiernos no se limitan a una política de gestión de la crisis, como el gobierno norteamericano y la UE, sino que están resueltos a inducir cambios. De conseguirlo, en unos pocos años alcanzarían o aun superarían económicamente a los Estados el G-7. Porque entonces estarían más imbricados entre sí que nunca antes, y va de suyo que eso podrá constatarse objetivamente en el momento en que China desplace a los EEUU como socio comercial principal del Brasil.

El FMI puede estar contento

Lo que en la cumbre de Yekaterinburgo estuvo en juego es, ni más ni menos, que una alianza estratégica en la política económica de alcance planetario, a fin de ejercer de contrapeso al “modelo” del capitalismo euronorteamericano de los mercados financieros. Quien quiera superar la presente crisis sin sentar las bases para un próximo desplome financiero, no puede limitarse a rescates billonarios de bancos y a regular los mercados financieros, escribe el ministro brasileño de estrategia Roberto Mangabeira Unger, autor de varios libros en los que ha abogado por la importación a la América latina del socialismo democrático de impronta europea.

¿A dónde llevan esas maniobras de cambios de los Estados BRIC? Ya antes de su cumbre, chinos, brasileños y rusos han venido abogando por el final del régimen del dólar y por una nueva divisa mundial. Los bancos centrales de estos tres países que, junto con el de la India, han experimentado, en las últimas cuatro semanas, un incremento de 60 mil millones en sus reservas de dólares, están resueltos a fragmentar y diversificar. Ya han anunciado su intención de adquirir bonos de empréstito del FMI y, al propio tiempo, vender bonos del Tesoro norteamericano por un valor de 100 mil millones de dólares. Los títulos del FMI serán emitidos como derechos especiales de giro, es decir, que se tratará de dinero fiduciario internacional, fundado en una cesta monetaria compuesta de dólares, euros, libras esterlinas, yenes y francos suizos. Estará contento el FMI, porque su planeada emisión de bonos de empréstito se convertirá así en un negocio seguro, aunque no admirable. En contrapartida, los Estados BRIC pueden endurecer sus exigencias de igualdad en las deliberaciones del FMI.

En la batahola de las acciones de los Estados por rescatar empresas en el espacio de la UE, se ha puesto sordina a algunas de las crisis que habrán de resultar decisivas para el transcurso de la presente Gran Depresión del año 2009 (la cuarta del capitalismo moderno): la crisis de hambrunas, la crisis agrícola, la crisis energética, la crisis de materias primas y las amenazantes consecuencias de la catástrofe medioambiental.

Del BRIC al BRIICSS

Los Estados BRIC no pueden dejar de ver que todas esas crisis mundiales no sólo llaman a la puerta de su casa, sino que irrumpen en el seno mismo de sus países. Así que fácilmente podrían los Estados BRIC reconvertirse en un grupo de Estados BRIICSS, si Indonesia, Corea del Sur y Sudáfrica se incorporaran. Entonces podría hablarse con propiedad de un contra poder de alcance económico mundial. La Unión Europea, ahora en situación de espera, tendrá que decidir con quién quiere ir de la mano: si hacia el abismo con los EEUU, o con los países BRIC, hacia un nuevo orden económico mundial.

segunda-feira, 22 de junho de 2009

Irán, dividido entre reformistas y conservadores


Robert Fisk
The Independent

Ahora que el líder supremo iraní, el ayatola Alí Jamenei, se ha colocado hombro con hombro con su nuevo presidente oficialmente electo, Mahmud Ahmadinejad, la existencia misma de un régimen islámico podría verse abiertamente cuestionada en una nación que está dividida como nunca antes entre reformistas y quienes insisten en mantener la integridad de la revolución de 1979.

Si Jamenei hubiera elegido mantenerse en un justo medio y hacer pequeñas concesiones a los incontables millones que se opusieron a Ahmadinejad en la elección y quienes sienten que no fueron tomados en cuenta, el ayatola aún sería una figura paterna neutral.

Mirhosein Musavi y sus seguidores se habrían negado religiosamente –en el sentido más literal de la palabra– a criticar tanto al líder supremo como a la república islámica durante las manifestaciones de la semana pasada.

Pero al reaccionar como todos los revolucionarios lo hacen aún décadas después de llegar al poder, porque el espectro de una contrarrevolución los persigue hasta la muerte, Jamenei eligió retratar a los opositores políticos de Ahmadinejad como mercenarios potenciales, espías y agentes de los poderes extranjeros. La traición a la república islámica, desde luego, es castigada con la muerte. Pero la alianza política de Jamenei con este extraño y alucinado presidente pudo haber surgido del miedo y la ira, en partes iguales.

Durante el rezo de los viernes en la Universidad de Teherán, el líder supremo mencionó los peligros de una revolución de “terciopelo”. Está claro que el régimen tiene profunda preocupación ante el derrocamiento de gobiernos en el este europeo y el occidente asiático desde la caída de la Unión Soviética. El poder del pueblo, mismo que le dio el triunfo a la revolución de 1979, es un arma devastadora. Podría decirse que la única, en el arsenal de una oposición política seria y sin armamento.

En lo que siguió al “triunfo” de Ahmadinejad en las urnas, sus simpatizantes conservadores se han dado a la tarea de repartir panfletos en los cuales se condenan las revoluciones laicas de Europa del Este y su contenido habla mucho de los temores del liderazgo clerical iraní.

Uno de esos pasquines se titula “El sistema al intentar derrocar una república islámica con una ‘revolución de terciopelo’”. En éste se describe la manera en que Polonia, Checoslovaquia, Ucrania y otras naciones ganaron su libertad.

“Las ‘revoluciones de terciopelo’ o ‘coloridas’ son métodos de intercambio de poder en tiempos de descontento social. Las revoluciones coloridas siempre han comenzado durante una elección y los métodos que sigue son:

“1. Existe una completa desesperación en la gente cuando tiene la certeza de que perderá la votación.

“2. Se elige un color particular, con el único fin de que los medios occidentales identifiquen (para su público o lectores) a los opositores”. Musavi usó el verde como color de campaña y sus partidarios aún utilizan este color en sus brazaletes, mascadas y pañoletas.

“3. Se anuncia que con anticipación se arregló la elección y este mensaje se repite sin cesar, lo cual permite que los medios occidentales, sobre todo los estadunidenses, exageren los hechos.

“4. Se escriben cartas a funcionarios del gobierno para denunciar un fraude electoral. Es interesante notar que en estos proyectos ‘coloridos’, por ejemplo en Georgia, Ucrania y Kirguistán, los movimientos apoyados por occidente han advertido del fraude antes de las elecciones en cartas escritas a los gobiernos involucrados. En el Irán islámico estas cartas fueron dirigidas al líder supremo.”

Otro volante cita un estudio –evidentemente hecho por asesores de Jamenei, y muy poco riguroso– que vaticinó que el fraude electoral se denunciaría el mismo día de la elección, que la oposición anunciaría su victoria horas antes de que concluyera el recuento y se difundiera su derrota. Por ello los resultados electorales tendrán ya desde el principio un “contexto” de fraude, según el documento.

“En las etapas finales del proceso, los opositores se reúnen frente a las oficinas gubernamentales; llevan banderas coloridas en protesta por el fraude en el conteo. Esta fase de la manifestación –continúa el panfleto– está a cargo de los medios extranjeros, que se alían con el movimiento opositor con el fin de sacar buenas fotografías y engañar a la opinión pública internacional.”

Todo esto demuestra que existe una singular y obsesiva preocupación entre los discípulos del líder supremo ante la popularidad que ha cobrado la campaña poselectoral de Musavi. La suspensión de todas las comunicaciones móviles y satelitales –lo que en una sociedad tan desarrollada como Irán debe haber costado millones de dólares– no impidió que se convocara a marchas que siempre se celebraron a la misma hora y en el mismo lugar.

Lo que ahora vemos es un régimen que está mucho más preocupado de lo que sugirió el líder supremo cuando el viernes amenazó tan descaradamente a la oposición. Tras haber rechazado cualquier diálogo político con Musavi y sus correligionarios –unos cuantos recuentos de votos en algunos distritos no tendrán efecto en los resultados–, lo que tenemos es un régimen iraní encabezado por un líder supremo que está asustado y un presidente que habla como un niño. Esta autoridad está ahora a cargo de controlar las batallas en las calles de Irán.

Se trata de un conflicto que necesitará un milagro para resolverse. Uno de esos milagros con los que Jamenei y Ahmadinejad creen que se podrá evitar la violencia.

domingo, 21 de junho de 2009

Todavía viendo a Tencha


Ariel Dorfman
Página 12

La primera vez que vi a Tencha Bussi de Allende –la primera vez de veras, que de veras la vi, que verdaderamente comprendí quién era ella– fue en Roma, un día incierto de marzo de 1974. Por cierto que mis ojos la habían divisado antes, en múltiples ocasiones: en su casa en Santiago, ya que era amigo de juventud de sus hijas Isabel y Taty; en la Moneda, cuando trabajaba yo con Allende y ella llevaba a cabo las funciones oficiales de primera dama; y durante las marchas y los mítines y las luchas de la revolución chilena. Pero ésa era otra Tencha, la de Chile en democracia, la de un Chile pacífico, la de un Chile donde su marido estaba vivo y su país avanzaba hacia la justicia y la libertad.

La Tencha que conocí en Roma, en el Tribunal Russell que había organizado Lelio Basso seis meses después del golpe de septiembre de 1973, era una persona enteramente diferente. El dolor y la pérdida, lejos de haberla destruido, la habían agigantado. No sé en qué momento ocurrió la transformación. Tal vez fue el instante en que tuvo que enterrar a su esposo sin que la dejaran ver su rostro. Tal vez fue el instante en que se subió a un avión enviado por el presidente de México, partiendo a un exilio del que no volvería en muchos años y juró que no retornaría derrotada. Tal vez fue cuando se dio cuenta de que, ante la ausencia de Allende, era ella la que encarnaría para tantos la esperanza de un Chile ultrajado por Pinochet, era ella la que iba a tener que constituirse en el sitio de la unidad de la dispersa resistencia chilena, era ella la que iba a tener que representar ante el mundo un pueblo violado.

Estaba por cumplir ella los sesenta y se le podría haber perdonado que quisiera dedicar las próximas décadas de su existencia a los nietos, que optara por alguna tranquilidad ante tanta muerte y tanta noticia trágica y tanta vesanía. Pero digamos las cosas como son, como fueron: el país se encontraba huérfano, el país estaba de duelo, el país podía desaparecer como si fuera un secuestrado en la noche. Y ella no lo iba a permitir.

Habló esa tarde en Roma con una voz que casi no reconocí. No era tan sólo la sencillez, el pragmatismo, la clarividencia. Era sobre todo su enorme dignidad la que me llamó la atención, la certeza de que adentro de su garganta y desde adentro de sus labios eran millones los que hablaban, como serían millones quienes la escucharían.

Me atrevo a decir que nos hicimos amigos. La volví a ver y a trabajar con ella en Ciudad de México, en París, en Amsterdam, en Londres, una y otra vez, y nunca la vi cejar, y nunca la vi vacilar, y nunca la vi olvidar, y nunca la vi dejar de buscar la justicia para los más necesitados, y finalmente llegó ese día en 1988, cuando pudimos darle la bienvenida a un Chile donde se llevaba a cabo el plebiscito y ella retornó para integrarse a la campaña por el No a Pinochet que iba a terminar eventualmente con la dictadura, y de nuevo estaba la Tencha ahí, una y otra vez, en la lenta búsqueda de la democracia, y llegó el día en que pudo ella, con el pueblo resurrecto, por fin enterrar a Salvador Allende, y ahí estaba Tencha cuando hacía falta una voz de cordura y hacía falta una voz de paciencia y hacía falta también una voz de absoluta convicción de que era posible un mundo diferente, siempre, siempre estaba nuestra Tencha durante estos años tan difíciles y complicados de nuestra transición eterna.

¿Con qué quedarme, entonces, de los múltiples recuerdos y sonrisas y epopeyas y lágrimas y viajes, con qué quedarme, ahora que me cuenta Julio Scherer desde México que Tencha ha fallecido? Con esto: cada vez que nos encontrábamos, lo primero que hacía Tencha –fuera cual fuese la ocasión, aunque el mundo se venía abajo y había que preparar un discurso o enfrentar alguna emergencia impostergable–, en cada oportunidad, lo primero que hacía era preguntarme por Angélica y mis hijos. No era tan sólo, creo yo, porque le importaba de veras, no sólo porque había visto a mi Rodrigo ir creciendo en cada visita a cada ciudad, no sólo porque estuvo con Angélica cuando mi mujer hizo huelga de hambre por los desaparecidos, no sólo porque Tencha conoció a nuestro pequeño Joaquín a los dos meses de haber nacido en una noche fría en el destierro de Holanda. Detrás de esa pregunta había, creo yo, algo más profundo. Ella, que había perdido a su esposo y su patria y hasta la paz de su vejez, estaba, creo yo, enviando un mensaje secreto, detrás de esa pregunta se me ocurre que me estaba contando, como se lo fue susurrando a todos los otros exiliados y todos los que sufrían y luchaban en Chile, nos estaba asegurando que éramos todos una sola gran familia, es lo que quiero recordar ahora que se ha ido esa mujer prodigiosa, ella nos estaba contando que en este mundo desolado, tan lleno de distancias y pérdidas, siempre tendríamos a la Tencha, la madre y hermana y abuela de un Chile que no ha muerto.

sábado, 20 de junho de 2009

FAO: Sufre hambre uno de cada seis habitantes del planeta

Roberto González Amador
La Jornada

Uno de cada seis habitantes del planeta pasa hambre todos los días, la mayor cifra en la historia de la humanidad. No es que las cosechas hayan sido malas. La falta de alimento en las mesas de mil 20 millones de personas en todo el mundo –cerca de 10 veces la población de un país como México y casi el doble de la de América Latina– es provocada por la crisis económica, que ha causado a su vez una disminución en los ingresos de los más pobres y un alza en el desempleo. Así lo reveló un informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) difundido este viernes.

El mayor número de personas que pasa hambre vive en Asia y zonas aledañas al Pacífico, con 642 millones, 63 por ciento del total. Pero en América Latina la situación se deteriora: hasta hace un año era la única región en que había habido señales de mejoría en los últimos años; a raíz de la crisis, el número de sus habitantes que padece hambre creció a 53 millones, un incremento anual de 12.8 por ciento, añadió el reporte.

Riesgo para la paz

Por primera vez en la historia de la humanidad, mil 20 millones de personas, una sexta parte de la población mundial, padece hambre, indicó la FAO. Esta crisis silenciosa del hambre supone un serio riesgo para la paz y la seguridad mundiales, planteó Jacques Diouf, director general del organismo, en un texto que acompaña el informe. Y también, según el reporte, es una muestra de que el actual modelo agrícola en el mundo necesita cambios estructurales con carácter urgente.

La FAO asegura que en el último año el número de habitantes del planeta que pasa hambre todos los días aumentó en 100 millones, hasta alcanzar el número de mil 20 millones. La evolución de estos datos en los últimos 12 meses muestra un considerable deterioro de la tendencia observada en los últimos 10 años, que ya era desalentadora, según el organismo. El repunte de la inseguridad alimentaria que se ha producido en 2009 pone de relieve, consideró, la urgencia de encarar las causas profundas del hambre con rapidez y eficacia.

El organismo consideró que una sucesión de crisis es la que ha provocado que el número de víctimas del hambre sea hoy mayor que nunca. La actual recesión de la economía mundial, que siguió al disparo en el precio de los alimentos básicos y al alza en el costo de los combustibles entre 2007 y mediados de 2008 está en el centro del fuerte aumento del hambre en el mundo.

El problema ahora no es que escaseen los alimentos, sino que la gente más pobre y la que se ha empobrecido como consecuencia de la crisis, no puede pagar por ellos. Señala la FAO: el aumento del número de personas subnutridas no es resultado de limitaciones en los suministros internacionales de alimentos. La producción mundial de cereales será elevada, aunque ligeramente inferior a la producción récord de 2008, que fue de 2 mil 287 millones de toneladas.

Lo que ocurre es que al disponer de menos ingresos, continúa el informe, los pobres ven limitadas sus posibilidades de comprar alimentos, especialmente donde los precios de los mercados internos son todavía persistentemente elevados. Y eso es algo que está ocurriendo en todo el mundo en desarrollo.

Mientras los precios de referencia internacional de los alimentos han disminuido en los últimos meses, los que rigen en los países en desarrollo, y es algo que se observa claramente en Latinoamérica, no han bajado al mismo ritmo, explicó Gustavo Anriquez, economista del departamento de economía del desarrollo agrario de la FAO. Incluso los precios de alimentos en países en desarrollo se han mantenido 25 por ciento arriba, en términos reales, del nivel que tenían hace dos años, añadió.

Las consecuencias de la reducción de los ingresos como resultado de la crisis económica y los elevados precios de los alimentos han sido devastadoras para las poblaciones más vulnerables del mundo, menciona el informe. Ante el desempleo, la reducción de los salarios y la disminución de la demanda de su trabajo, las familias procuran mantener los ingresos mediante la migración, la venta de activos –como el ganado– o la participación en nuevos tipos de actividades económicas. Con base en información recabada en todo el mundo, la FAO señala que las mujeres intentan incorporarse a la fuerza laboral como respuesta a la recesión económica. También es posible, abunda, que los niños se vean obligados a participar en actividades laborales remuneradas.

Las familias modifican sus pautas de gastos y reducen las compras de bienes duraderos en relación las de alimentos y otros artículos esenciales. Los gastos en alimentos también tienden a destinarse a alimentos más baratos, ricos en calorías y en contenido energético, como los granos, en detrimento de otros más caros, ricos en proteínas y nutrientes, como la carne, lácteos, frutas y hortalizas, menciona.

En consecuencia, dice, los mecanismos para afrontar la crisis suponen concesiones indeseables pero a menudo inevitables: por ejemplo, es menos probable que las madres trabajadoras pobres procuren obtener atención sanitaria para sí mismas o para sus hijos; la migración podría debilitar la cohesión de comunidades; el retiro de los niños de las escuelas destruye el capital humano a largo plazo; la venta de bienes reduce las existencias de recursos físicos o financieros y no es fácilmente reversible. Y más, según el informe: pasar a consumir alimentos menos nutritivos, o simplemente comer menos, causa malnutrición, afecta a la productividad laboral y reduce el potencial cognitivo de los niños.

Muchos de los que sufren pobreza y hambre en el mundo son pequeños campesinos en los países en desarrollo, comentó Kanayo F. Nwanze, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), en un texto divulgado ayer por la FAO. Estos pequeños campesinos tienen el potencial no sólo de cubrir sus propias necesidades sino de mejorar la seguridad alimentaria y catalizar un mayor crecimiento económico, de acuerdo con el experto.

Para liberar ese potencial y reducir el número de víctimas del hambre en el mundo, los gobiernos, con el apoyo de la comunidad internacional, necesitan proteger las inversiones clave en la agricultura, de forma que los pequeños campesinos tengan acceso no sólo a semillas y fertilizantes, sino también a tecnologías adaptadas para ellos, infraestructuras, financiación rural y mercados, abundó.

La FAO dice en su reporte que el universo de seres con hambre aumentaba antes de la recesión que no ha hecho sino agudizar esa tendencia. Esto pone de manifiesto la fragilidad del sistema alimentario actual, que necesita cambios estructurales urgentes. En la mayoría de los países en desarrollo no existe apenas duda de que invertir en los pequeños agricultores supone crear la red de seguridad más sostenible, en especial en tiempos de crisis mundial, apuntó Nwanze.

Según el reporte, los pobres que viven en ciudades serán quienes tengan más dificultades para hacer frente a la recesión mundial, aunque el hambre también crecerá en el medio rural, dado que millones de residentes urbanos se verán forzados a regresar al campo, de donde habían emigrado en los últimos años. La FAO insiste en que los países en desarrollo realicen cambios estructurales en sus sistemas de producción de alimentos, así como dar acceso a los pequeños agricultores a medios de producción y tecnologías.

sexta-feira, 19 de junho de 2009

Una victoria para los indígenas peruanos


Carlos Noriega
Página 12

El movimiento indígena peruano logró una histórica victoria, luego de que el Congreso anuló ayer las llamadas “leyes de la selva”, por una abrumadora mayoría de 82 votos a favor, doce en contra y dos abstenciones. “Hemos ganado, nos sentimos triunfadores, pero es lamentable que el gobierno, que pudo haber solucionado esto antes, haya esperado que se dé tanta violencia, que hayan tantos muertos, para derogar estas leyes”, le dijo a Página 12 Salomón Awananch, presidente del comité del paro amazónico. Fue un triunfo que les costó sangre a los nativos de la Amazonia. Fueron dos meses de protestas y bloqueos de carreteras, con un saldo de al menos 34 muertos, más de 60 desaparecidos y más de un centenar de heridos. Además, los indígenas han debido soportar la persecución contra sus principales dirigentes y una implacable campaña de satanización en su contra.

Con la decisión del Congreso quedó sellada la mayor derrota política del presidente Alan García desde que asumió el poder, hace tres años. La protesta indígena y la reacción en contra de la represión policial lo dejaron aislado y enfrentado a un creciente movimiento social que se multiplicó por todo el país, y no tuvo otra alternativa que retroceder. Fue el propio gobierno el que le pidió al Congreso que se anulen las leyes. La convulsión social que tenía jaqueado al gobierno no le dejó al presidente García otra salida que retroceder.

Con la anulación de las leyes rechazadas por los indígenas por facilitar el ingreso de las transnacionales a sus tierras, el movimiento indígena llamó a sus bases a terminar la huelga que empezó el 9 de abril y a desbloquear las carreteras. Los nativos comenzaron a replegarse. Daysi Zapata, quien reemplaza en el liderazgo del movimiento indígena a Alberto Pizango, asilado en Nicaragua, calificó la jornada de ayer como “un día histórico”. “Se ha demostrado que nuestras demandas eran justas”, dijo Zapata. La oposición también celebró la derogatoria de las cuestionadas leyes. Los congresistas del oficialismo insistieron en defender las leyes rechazadas por los indígenas, pero al final votaron por su anulación.

“Apoyamos estas leyes, pero votamos en contra de ellas por razones de Estado”, dijo Mauricio Mulder, congresista y secretario general del oficialista partido aprista, justificando el cambio de posición de su bancada, que hace dos semanas, antes de que se produzca la matanza de Bagua, había impedido la anulación de estas leyes. El cambio de postura del oficialismo comenzó el último domingo, cuando el presidente García varió su discurso confrontacional, dejó de lado sus amenazas de endurecer la represión y, por primera vez, habló de diálogo. Al día siguiente, el primer ministro, Yehude Simon, firmó un acta con los indígenas para anular las leyes, lo que finalmente se concretó ayer. El miércoles en la noche, García dio un mensaje al país admitiendo que el gobierno había cometido errores en su trato con los indígenas y dijo que había que “volver a empezar”.

Golpeados y todavía conmocionados, los indígenas celebraron en silencio su victoria. En Bagua, epicentro de la represión contra los nativos amazónicos, nadie salió a las calles a celebrar el triunfo. La mayoría de los indígenas han regresado a sus comunidades, selva adentro, pero algunos permanecen en Bagua, reclamando por los detenidos y los desaparecidos. Entre ellos se respira un ambiente de desconfianza y temor. La derogatoria de las leyes rechazadas por los indígenas fue tomada con satisfacción y alivio por la población no indígena de la ciudad de Bagua, que apoyó la lucha de los nativos y que también sufrió la represión policial. Ahora, la ciudad exige que se eliminen el estado de emergencia y el toque de queda, que rige a partir de las nueve de la noche.

Con la anulación de las leyes se reanudará el diálogo entre los representantes de las comunidades nativas, que reúnen a unos 300 mil pobladores, y el gobierno. Pero ese diálogo no será fácil. La primera exigencia de los indígenas será el cese de la persecución contra sus principales dirigentes, que tienen orden de captura. El líder indígena, Alberto Pizango, debió viajar el martes a Nicaragua como asilado político, luego de que el gobierno lo acusara de “azuzar a la violencia” a los nativos y se ordenara su captura. “Para continuar el diálogo, vamos a exigir que se anulen las órdenes de captura contra nuestros dirigentes, incluido Pizango. Son cerca de veinte dirigentes que tienen orden de captura. También exigiremos que se libere a los que siguen encarcelados (quedan 18 detenidos). Si el gobierno no hace eso, entonces nos retiraremos del diálogo. Estamos felices por la anulación de las leyes, pero seguimos muy afectados y dolidos por la forma cómo nos trató el gobierno”, le señaló a este diario Salomón Awananch antes de viajar a Lima para incorporarse al diálogo con el gobierno.

El gobierno se la jugó a fondo por unas leyes que buscaban facilitar el ingreso de las transnacionales a la Amazonia y terminó perdiendo. Ahora debe comenzar un diálogo con los indígenas con las heridas de la represión todavía abiertas y en una situación de mucha desconfianza. Lo que se viene no será fácil.

¿Un mundo tripolar?

Juan Gelman
Página 12

Sí que pasan cosas en el mundo. La revuelta juvenil en Irán que cuestiona la reelección del presidente Ahmadinejad; la propuesta inviable del primer ministro israelí que, quizá por primera vez, dice “Estado palestino”; las sanciones de la ONU a Corea del Norte por sus ensayos nucleares y otros estrépitos asordinan los movimientos destinados a crear polos de poder económico alternativos al de EE.UU. Por ejemplo, las dos reuniones que tuvieron lugar esta semana al pie de los Urales en Ekaterimburgo. Se llamó Sverdlosk bajo el régimen soviético y no es cualquier ciudad: allí fueron fusilados el zar y su familia en una fría madrugada de julio de 1918 y allí cayó abatido en mayo de 1960 el U2 espía que piloteaba Gary Powers. Hoy la historia es otra.

Los líderes de los seis países que integran la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) –China, Rusia, Uzbekistán, Kirguistán, Tadjikistán y Kazajstán– examinaron las posibilidades de mutuo intercambio al margen de la esfera estadounidense. El martes 16, el anfitrión, Dimitri Medvedev, inauguró el encuentro –al que asistieron Irán, India, Pakistán y Mongolia en calidad de observadores– y urgió a la Organización a emplear las respectivas monedas nacionales en los pagos recíprocos del comercio intra-OCS y tal vez una divisa supranacional en el futuro. Dólares no.

El presidente Medvedev lo dejó claro en sus declaraciones en la conferencia de abril del G-20 y en el Foro Económico Internacional del 5 de junio último: calificó de artificial el sistema unipolar, basado en “un gran centro de consumo financiado por un déficit cada vez mayor y por deudas cada vez mayores, sin las reservas de divisas que antes poseía y con un régimen dominante de evaluación de bienes y riesgos” (Johnson’s Russia List, 8-6-09). Dicho de otra manera: Rusia no quiere seguir subsidiando el presupuesto estadounidense que, entre otras cosas, alimenta el cerco militar de Eurasia, las guerras en Medio Oriente y un escudo antimisiles a dos pasos de Moscú.

El nudo de la cuestión para la OCS es la capacidad de EE.UU. de imprimir cantidades ilimitadas de dólares que pagan sus importaciones, compran empresas y bienes inmuebles en otros países, mantienen más de 750 bases militares en todo el planeta y terminan en los bancos centrales extranjeros creándoles una disyuntiva de hierro: o subordinación al dólar de la moneda nacional, con las consecuencias por todos conocidas, o “reinversión” en bonos del Tesoro de EE.UU. de bajo interés. Hay cuatro millones de millones de estos bonos entre las reservas de divisas de bancos centrales de todo el mundo. El contribuyente norteamericano no es, desde hace décadas, quien financia al Pentágono y amengua una buena parte del déficit presupuestario de EE.UU. sino las obligadas inversiones foráneas en bonos del Tesoro.

Los países de la OCS desean utilizar sus monedas nacionales –así se beneficiarían de los créditos mutuos– y aplicar el método con otras naciones. China pactó acuerdos comerciales con Brasil y Malasia en yuanes renminbi (Wall Street Journal, 6-09). Zhou Xiaochuan, gobernador del Banco Popular de China, declaró oficialmente que su cometido es crear una reserva de divisas “independiente de cualquier nación individual” (Financial Times, 19-5-09). EE.UU. es el mayor deudor del concierto internacional, pero no parece dispuesto a autoimponerse las reglas de austeridad que el FMI propina a los demás.

El mismo martes 16 nació el BRIC, acrónimo de Brasil, Rusia, India y China, y también en Ekaterimburgo, donde mantuvo su primera reunión. Tal vez sea el único bloque multilateral inventado por un analista de inversiones bancarias, Jim O’Neill, de Goldman Sachs, que en 2001 creó la sigla y explicó que esos cuatro países dominarán la economía mundial en el próximo medio siglo. La declaración final que éstos emitieron dice textualmente: “Creemos muy necesario tener un sistema de divisas estable, de fácil pronóstico y más diversificado” (Wall Street Journal, 16-6-09). Igualito que la OCS y una nueva presión contra el dólar.

El crecimiento económico de los integrantes de BRIC es evidente. En una década duplicaron su participación en el producto mundial: pasó de 7,5 por ciento en los ’90 a más del 15 por ciento en 2008 (Financial Times, 15-6-09). Se acentúa el contraste entre la declinación de las economías superdesarrolladas del G-7 y la emergente de grandes países latinoamericanos y euroasiáticos. Los perfiles de la deuda pública de los unos y los otros así lo muestran: la de EE.UU. asciende al 80 por ciento del PBI, la de Italia a más del 100 por ciento, la de Japón al 199. Del otro lado de la mesa se encuentran, entre otros, Brasil, 45 por ciento, Indonesia 34, Corea del Sur 28, China 18 y Rusia apenas 6 (Global Research, 10-6-09). ¿El monoimperio tendrá entonces que achicarse?