quarta-feira, 8 de julho de 2009

Costa Rica desempeñará papel mediador en Honduras

Agencias

EE UU se convirtió ayer en el epicentro de los esfuerzos diplomáticos para zanjar la crisis hondureña. El destituido presidente Manuel Zelaya se reunió con la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, en el encuentro de mayor nivel hasta el momento con la Administración Obama. A la salida de la reunión, Clinton declaró que existía un entendimiento entre todas las partes para "evitar la violencia" y dijo haber recomendado a Zelaya hacer todo lo posible para evitar una situación como la del domingo, cuando el mandatario sobrevoló el país. Los disturbios causaron un muerto.

"Tiene que haber un mejor camino", manifestó Clinton a las puertas del Departamento de Estado en Washington. "Instamos a todas las partes a evitar actos de violencia y a buscar una solución constitucional pacífica y duradera a las serias divisiones de Honduras a través del diálogo", declaró Clinton.

Insistió en que había llegado la hora de iniciar "el diálogo" y manifestó su apoyo a que el presidente costarricense y premio Nobel de la Paz, Óscar Arias, sea el mediador. El arbitraje de Arias fue aceptado tanto por el Gobierno de hecho de Roberto Micheletti como por Zelaya, que viajó a Costa Rica desde Washington. Como mediador, el presidente costarricense anunció anoche que las conversaciones para solucionar el conflicto hondureño comenzarán mañana en San José con la presencia de Zelaya y de Roberto Micheletti.

Horas antes de la entrevista, un alto funcionario de la Administración Obama declaró que una opción era tratar de forjar un compromiso entre Zelaya, el presidente de hecho Micheletti y las Fuerzas Armadas para que el depuesto mandatario pudiera retornar y terminar los seis meses de Gobierno que le quedan con poderes limitados y claramente definidos. A cambio, Zelaya abandonaría sus aspiraciones de reformar la Constitución con el fin de lograr la reelección. Ayer, tras la reunión con Clinton, Zelaya dijo que no descartaba un adelanto de las elecciones como posible solución a la crisis, aunque dejó claro que el actual Gobierno de hecho "no está legitimado para convocarlas".

Mientras tanto, en Tegucigalpa, Xiomara Castro, la esposa del presidente Zelaya, que permanecía escondida desde que los militares secuestraron a su marido y lo expulsaron del país, se puso ayer al frente de una gran manifestación de condena al golpe de Estado. En un momento de la marcha, los manifestantes se toparon con una barrera de policías que había recibido la orden de no dejarlos pasar. La multitud los dejó a un lado sin que se produjeran enfrentamientos y la primera dama se acercó a ellos para abrazarlos y agradecerles su actitud pacífica.

No fue la única manifestación que ayer recorrió las calles de Tegucigalpa. Los partidarios del Gobierno de facto también hicieron notar su fuerza y volvieron a ocupar el Parque Central. La noticia más comentada tanto en una como en otra marcha fue la propuesta formulada ayer mismo por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Rivera: "El Congreso podría conceder una amnistía a Manuel Zelaya por los delitos de que se le acusa y así él podría volver al país sin temor a ser detenido".

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