domingo, 31 de outubro de 2010

Hasta siempre Marcelino

Dilma Rousseff deve ser eleita hoje



Fernando Canzian
Folha

Dilma Rousseff (PT) deve se tornar hoje a primeira mulher eleita à Presidência do Brasil. Pesquisa Datafolha feita ontem e anteontem revela que a candidata de Lula tem 55% das intenções de votos válidos. Seu rival, José Serra (PSDB), tem 45%. Em votos totais, a petista tem 51% e o tucano, 41%; 4% estão indecisos e 4% votarão em branco ou nulo.

A candidata do PT Dilma Vana Rousseff, 62, deve ser eleita hoje a primeira mulher presidente do Brasil, aponta pesquisa Datafolha realizada sexta-feira e ontem em 257 cidades de todo o país, com 6.554 eleitores. Dilma tem 55% dos votos válidos, contra 45% registrados por José Serra, 68, que concorre ao cargo pela segunda vez pelo PSDB. Caso se confirme a previsão, Dilma, ungida candidata por escolha pessoal do presidente Luiz Inácio Lula da Silva -que chega à reta final com aprovação recorde de 83%-, será a 40ª presidente da história do país.

Assunto tabu no comitê petista, a "bolsa de ministeriáveis" tem alguns cotados para assumir postos-chave no novo governo, como o ex-ministro da Fazenda Antonio Palocci Filho, que pode comandar a transição. Em uma campanha marcada pela troca de acusações, por escândalos -como o tráfico de influência na Casa Civil e a quebra de sigilo fiscal de dirigentes tucanos- e pela discussão de temas religiosos, como aborto, Dilma e Serra se despediram em Minas Gerais, segundo maior colégio eleitoral do país. Apesar da provável vitória de Dilma, com o resultado dos oito Estados que ainda não escolheram governadores e do Distrito Federal, a oposição deve sair da eleição administrando metade do eleitorado do Brasil.

Dilma Rousseff (PT) é a continuidade. José Serra (PSDB), o mais experiente. Essas são as duas principais razões que levarão os eleitores dos dois candidatos a votar neles neste domingo. No caso de Dilma, também aparece como relevante a seus simpatizantes o peso do presidente Lula. No de Serra, o lastro de sua boa imagem como gestor público.

Os motivos que levam o eleitor a votar na petista ou no tucano foram questionados pelo Datafolha em pesquisa realizada na quinta-feira com 4.205 eleitores de 256 municípios. O levantamento tem margem de erro de dois pontos percentuais, para mais ou para menos. Dois terços dos eleitores (64%) que dizem votar em Dilma citam Lula, sendo que 49% afirmam que um dos motivos do voto é a expectativa de que ela irá manter as políticas do atual governo. Mencionam o apoio de Lula como preponderante para a escolha da petista 19%. No Nordeste, onde Dilma lidera com ampla margem, 26% votam nela por causa do apoio do presidente.

No caso de Serra, a comparação entre biografias proposta pelo tucano na campanha "colou" na maior parte de seu eleitorado. Fatores ligados à sua imagem pública determinam a escolha de 35% de seus eleitores, sendo que uma fatia de 25% desse grupo diz que escolhe o tucano porque ele tem mais experiência política e administrativa. Outros 8% afirmam que ele é o mais preparado para presidir o Brasil. Ex-ministro da Saúde, o tucano também atrai 22% de seus eleitores por conta do que propõe nessa área, sendo que 10% dizem acreditar que ele irá melhorar a infraestrutura e os serviços de saúde pública. Lembram-se de políticas implantadas durante sua passagem pelo ministério para justificar sua escolha de voto 6% de seus eleitores.

No caso de Dilma, 10% dos eleitores são atraídos à sua candidatura pelos atuais programas sociais do governo. Nesse grupo, 6% especificam que desejam a continuidade do Bolsa Família. O percentual sobe a 10% no Nordeste (onde cerca de 6,5 milhões de famílias são atendidas pelo Bolsa Família) e é de apenas 1% na região Sul (cerca de 1 milhão). A imagem pessoal também é uma das razões de voto para 13% dos que escolhem Dilma. O fato de ser mulher é mencionado por 8% desse grupo, enquanto 2% apontam características como honestidade e credibilidade.

No caso de Serra, 14% escolhem o tucano por conta de sua imagem pessoal, sendo que 8% desse grupo apontam qualidades como honestidade e credibilidade. Em relação às propostas das duas candidaturas, o total dos que votam em Serra por conta de seu projeto de governo é quase duas vezes superior aos que escolhem Dilma pelo mesmo motivo: 17% a 9%, respectivamente. O Datafolha também perguntou aos eleitores ainda indecisos a razão de não terem escolhido um ou outro candidato: 18% dizem que não o fizeram por conta da falta de propostas de ambos. Elas teriam dado lugar a discussões entre eles e a baixarias nos debates. Outros 9% dos indecisos dizem que as propostas não convencem, não são críveis ou claras o suficiente.

Néstor Kirchner: En el borde



José Natanson
Página 12

En El poder y el delirio, el escritor mexicano Enrique Krauze traza un perfil sesgado de Hugo Chávez. Hay, sin embargo, en su libro, por lo demás olvidable, una idea que vale la pena rescatar: para Krauze, el trauma fundante de Chávez, el que mejor explica sus decisiones, es su incapacidad para convertirse en un héroe. Tuvo su oportunidad, durante el golpe de Estado del 2002, cuando las tropas rebeldes asediaban Miraflores, pero prefirió no resistir. Muy lógicamente, Chávez decidió evitar el destino trágico de Allende. A partir de ahí, dice Krauze, Chávez se inventa una imagen de héroe para exorcizar una decisión que fue la de un político racional que mide correlaciones de fuerzas, pros y contras. En Hugo Chávez sin uniforme, Alberto Barrera Tyszka y Cristina Marcano añaden un dato paradójico: fue Fidel Castro quien, en una tensa conversación telefónica mantenida mientras el golpe se desarrollaba, lo convenció de que se entregara. El héroe le aconsejaba a Chávez que actuara como un político.

Kirchner nunca quiso ser un héroe. Aunque tanto los fanáticos (para agrandar su imagen) como los críticos (para demolerla) hoy prefieran obviarlo, Kirchner fue un hombre de gestión y, sobre todo, un creador de órdenes y sistemas –en la economía, en el gobierno, en el peronismo– que luego administraba con cotidiana dedicación y esmero. Con la experiencia de haber sido intendente y gobernador, Kirchner fue un presidente de gestión, que se interesaba por los temas más diversos y estaba en todo, en mucha mayor medida que Menem o Alfonsín, los otros líderes que desde 1983 marcaron época.

Y gestionar, hasta el administrador de un consorcio lo sabe, implica necesariamente negociar: con otros actores políticos y sociales, con las consabidas corporaciones, con la opinión pública. Y más aún: gestionar exige seguir ciertos procedimientos y reglas institucionales, reglas que suelen imponerle morosidad y lentitud a las decisiones políticas. Es obvio que a Kirchner no le gustaban, pero nadie podrá decir que las burló todas. La gestión es un mal lugar para los maximalistas: el desastroso paso del Che Guevara por el Ministerio de Economía de Cuba –origen de su alejamiento de Fidel– es el ejemplo más claro de la incomodidad que genera en los idealistas puros el día a día del gobierno. La gestión es, por definición, un lugar de sub-óptimos, y Kirchner se movía allí como un pez en el agua. Vale la pena subrayar esta idea para discutir la noción de un Kirchner a cara o sello.

Es hasta tonto decirlo, pero Kirchner fue un político que, como cualquier político moderno, medía riesgos y administraba los tiempos. Uno podrá estar o no de acuerdo con sus decisiones, pero habrá que reconocerle que libraba batallas que, por más ambiciosas que fueran, creía poder ganar. Si no perdió tantas –la del campo y su correlato electoral en los comicios de junio fue la más notable–, fue por capacidad de cálculo, por una frialdad para calibrar riesgos que desmiente la imagen de elefante en un bazar. Esta evidencia, que incluso los más críticos deberán reconocerle, contrasta con la imagen de un Kirchner desprovisto de cualquier voluntad negociadora e incapaz de registrar los límites que le imponía la realidad. Y sin embargo, Kirchner no fue un simple gestor eficiente, esa módica utopía que Mauricio Macri no logra alcanzar. Hubo en él una cierta voluntad épica, un afán epopéyico, que le permitió expandir los espacios de lo que se creía que se podía y no se podía hacer en la Argentina y que fue la marca de una gestión claramente transformadora. Bajo presión, Kirchner reaccionó con decisiones sorpresivas en clave de retruco-vale cuatro, como el juicio a la Corte Suprema (luego de asumir con el 22 por ciento de los votos), la nacionalización de las AFJP (cuando se desató la crisis económica mundial) o la ley de medios (tras su derrota en las elecciones de junio).

En esta línea, consiguió imponer algunos cambios que hasta el momento formaban parte del orden de lo impensado o de lo imposible. En Ciudadanos y política en los albores del siglo XXI, Isidoro Cheresky escribe: “Kirchner desplegó un ejercicio voluntarista del poder. Pero no se trataba de un ejercicio del poder inspirado en los humores colectivos; lo más notorio fue la adopción de decisiones que la sociedad no esperaba, temía o consideraba impracticables”.

Quizá por eso hubo momentos –una vez más: durante el conflicto del campo– en que kirchneristas y antikirchneristas parecieron actuar como si estuvieran frente a un líder revolucionario o un tirano, cuando en realidad el Gobierno nunca se salió, ni en sus momentos más duros, de los límites económicos del capitalismo ni de los límites institucionales de la democracia.

Kirchner fue un reformista (la definición es un elogio) pero un reformista tenso. Y si la imagen prototípica del Kirchner epopéyico era el atril furibundo, la del Kirchner gestor era el famoso cuadernito en el que anotaba los datos de reservas, balanza comercial, dólar.

Resulta difícil, a cuatro días de su muerte y tras haber leído toneladas de análisis, buscar un ángulo novedoso para hablar de Kirchner. Entre todos los posibles, uno podría ser éste: su cualidad fronteriza, siempre en el borde, vacilando entre la gestión y la gesta, entre el administrador y el héroe, dimensiones que convivían, por momentos confusamente, en su misma persona, y que quizás ayuden a explicar el carácter indefinible del kirchnerismo. Como suele ocurrir con los grandes líderes, Kirchner resulta difícil de encasillar, y no porque no se lo haya intentado, sino porque su liderazgo contribuyó a cambiar las cosas, a caballo entre dos épocas, y las categorías clásicas se vuelven inútiles. Tal vez haya sido un líder de trazo grueso, pero el trazo grueso resulta insuficiente para describirlo.

Como escribió Martín Granovsky en este diario, Kirchner sabía que, para cambiar algo, debía llevar las cosas al borde. Ese debe ser el aspecto abismal, la intranquilidad profunda de la que hablaba Horacio González. En una buena nota publicada en La Nación, Beatriz Sarlo explica que Kirchner –en una decisión que la autora define como algo más que psicológica, como un ejercicio de la libertad– decidió, al final, exponerse al riesgo físico pese a la advertencia de los médicos. En la última utopía del reformista, se negó a gestionar su cuerpo.

sexta-feira, 29 de outubro de 2010

Kirchner o la pasión política

Carlos Ominami
La Tercera

La sorpresiva muerte del ex Presidente Néstor Kirchner deja un tremendo vacío en Argentina y en América Latina. Lo que caracterizó la acción política del ex mandatario fue el desafió permanente al principal peligro que enfrenta la actividad política: la irrelevancia. Era un hombre de poder. Pero lo quería para ponerlo al servicio de sus causas. Todos los que lo conocimos supimos que eso era lo único que lo motivaba.

No fue él un político que se acomodara a las inercias, sino que más bien demostró en múltiples ocasiones su capacidad para enfrentar las circunstancias, incluso las muy adversas, poniendo por delante sus convicciones respecto del futuro de la nación argentina y de América Latina. Pocos son los personajes que han demostrado una pasión política como la que él tuvo. Su norte era la transformación y no simplemente la administración.

Ni siquiera sus principales detractores pueden negarle a Kirchner el tremendo aporte a la reconstrucción reciente de la Argentina. Asumió el gobierno cuando muchos no se atrevían a hacerlo y fue claramente el arquitecto de la recuperación económica que ha vivido su país en los últimos años. Cuando Argentina prácticamente se caía a pedazos, a principios de los años 2000, Kirchner fue capaz de impulsar una política que le permitió recuperar la capacidad de crecer, de crear empleos y de reducir drásticamente la pobreza.

Su disposición al cambio lo llevó a tomar, en muchas ocasiones, decisiones difíciles, aplicadas a veces con rudeza. Así lo hizo en el tratamiento de la deuda externa, privilegiando la reactivación de la economía doméstica por sobre los intereses de la comunidad financiera internacional. Esta fue una decisión ampliamente controvertida por el establishment, pero posteriormente los hechos le darían toda la razón a Kirchner.

Resulta impresionante revisar la violenta ofensiva que debió enfrentar -por parte de la prensa nacional e internacional- frente a las medidas adoptadas para reactivar la economía argentina. La confrontación de Argentina con el Fondo Monetario Internacional sin duda hará historia, pues nadie se había atrevido antes a enfrentarse a esa institución en la forma en que él lo hizo. Así también lo hizo con las leyes de impunidad para los violadores de derechos humanos, a los cuales se encargó de demostrarles el desprecio que sus actuaciones le merecían.

Muchos han querido ver en Néstor Kirchner a un dirigente que buscaba la confrontación como método de acción política. Creo que es una lectura superficial. Más que combatir personas, él combatía actitudes. En eso, hacía gala de lo que algunos interpretaban como intransigencia. Pero ¿cómo no ser intransigente frente a poderes que buscaban dirigir la nación sin someterse al veredicto de las urnas? ¿Por qué doblegarse frente a intereses que querían mantener los privilegios de siempre? ¿Por qué gobernar siempre apegado al resultado de encuestas, que como él decía a menudo, ni siquiera reflejaban el sentir popular?

Tuve el honor y privilegio de conocer a Kirchner de cerca y puedo decir, con total tranquilidad de espíritu, que era de los pocos dirigentes con capacidad de sorprender por su coraje y la fuerza de sus convicciones.

quinta-feira, 28 de outubro de 2010

Brasil: Democracia está distante da República



Maria Inês Nassif

Valor Econômico

O país vive um aprendizado democrático. Isso não quer dizer, todavia, que tenha se assumido plenamente como republicano. "Existe um hiato entre o aprendizado da democracia e a constituição da República", afirmou o cientista político Gabriel Cohn, na mesa redonda "Estado, instituição e democracia", no primeiro dia do 34º Encontro Anual da Associação de Pós-Graduação e Pesquisa em Ciências Sociais (Anpocs), evento que se estenderá até a sexta-feira. "A República é uma grande trapaça histórica que não vai ser resolvida no curto prazo. A Democracia é um aprendizado. A República ainda vai exigir do país mais duas ou três gerações", afirmou Cohn.

Se existiu uma concordância entre Cohn e seu debatedor, Luiz Werneck Vianna, foi essa. A interpretação de Werneck Vianna é de que, nesse hiato, o republicanismo, por meio do "Estado Novo do PT", ressurge como um Estado fortalecido e pelo "czarismo, getulismo e cidadania concedida". A falta de cultura republicana exporia a democracia, pelo voto, a "manifestações inesperadas pelo quantitativo dos setores subalternos, por exemplo, que não estão se movendo apenas por questões materiais, mas também por uma agenda valorativa como o aborto" - referência à extensão que tomou o tema aborto nas eleições presidenciais de primeiro turno. "Uma agenda valorativa no sertão urbano ", para Vianna, é mais preocupante e perigosa.

"Os de baixo fizeram emergir seus próprios intelectuais, os pastores que são da sua origem. Não leem Platão, mas salmos, e têm a retórica da persuasão. Isso está acontecendo nas nossas costas em escala de milhões", afirmou o cientista político fluminense. O paulista Cohn, todavia, fez uma diferenciação clara do que entendia por "republicanismo": não os valores, mas a virtude republicana, "uma certa capacidade de colocar o que importa a todos". Divergências de valores seriam resolvidos dentro do jogo político democrático, pelo voto; o republicanismo, pela virtude. Há uma distância entre o aprendizado da democracia e a consolidação de uma República. "Existe um hiato entre o aprendizado da democracia e a constituição da república como forma de vida. Para o cidadão a democracia é fundamental, mas as regras do jogo são regras que podem ser jogadas de várias maneiras. A democracia se firmou devido a sua fantástica plasticidade. É a melhor opção para todos. Dá para resolver quase tudo. A coisa mais severa é a dimensão republicana", disse Cohn.

Um alto grau de confiança nas instituições, no entanto, não compensa a fragilidade das instituições republicanas. "Não sei se o ideal, na relação do cidadão com as instituições, é ter maior ou menor segurança nas instituições democráticas. Nunca houve tamanha confiança do cidadão nas instituições do que na Alemanha nazista e na União Soviética stalinista", lembrou Cohn. A institucionalidade da República e da democracia também não são tudo. "É a relação crítica e a relação institucional que tem que ser trabalhadas". É fácil satisfazer os cidadãos com a democracia, mas quando ela agrega simplesmente a ideia de um Estado como "referência fixa" e ordenamento do conjunto, o próprio Estado já não dá conta dessa mediação. "O cidadão republicano tem alta mobilidade, capaz de se colocar ativamente nas mais diversas situações e responder de maneiras assertivas . O Estado tem que ter alta mobilidade para ser capaz de se amoldar - sem perder posição dirigente - aos movimentos e ritmos da sociedade ampla", disse Cohn. "Na própria experiência da teoria política brasileira, democracia e república se distanciam. Propor para a democracia o programa republicano, e não o mercado da política. Democracia pode ser autoritária", concluiu Cohn.

Néstor Kirchner, legados y desafíos



Atilio Boron
ALAI

Es indiscutible que la inesperada y prematura desaparición de Néstor Kirchner tendrá un enorme impacto sobre la vida política argentina. Sucintamente podría decirse, primero, que con él desaparece el político más influyente de la Argentina, el que marcaba la agenda de la discusión pública y el ritmo de la vida política nacional.

Segundo, que durante su gestión como presidente cambió el rumbo por el que venía transitando la Argentina -muy especialmente en materia de derechos humanos y política internacional, pero también con una ejemplar renovación de la Corte Suprema, reparando las vejaciones que en este rubro, como en tantos otros, había cometido el menemismo.

Tercero: desaparece con su muerte el único que reunía las condiciones requeridas para contener, como ningún otro, la compleja y turbulenta realidad del peronismo, cuyas pugnas internas en épocas pasadas sumieron al país en gravísimas crisis institucionales. Éste tal vez sea el más serio desafío con el que tendrá que lidiar la presidenta.

Cuarto, su muerte la priva de una compañía irreemplazable: durante décadas Néstor Kirchner no sólo militó codo a codo con ella, sino que también fue su consejero, aliado y confidente. Su desaparición deja un vacío muy grande en la Casa Rosada. Pero, contrariamente a muchas malintencionadas especulaciones expresadas en estas horas, la presidenta es una política hecha y derecha y, además, una mujer de mucho temple y carácter y que seguramente sabrá sobreponerse a su inmenso dolor y honrar la memoria del ex presidente manteniendo con firmeza en sus manos el timón del Estado y evitando que al interior del Partido Justicialista se desencadene una feroz pelea por la sucesión.

Nada autoriza a pensar en un paralelismo entre su situación y la de Isabel Martínez de Perón ante la muerte de su esposo, en 1974. Ésta no reunía las menores condiciones para gobernar la Argentina, no tenía trayectoria política alguna y el país se hallaba en una situación incomparablemente distinta a la actual, donde la presencia de militares fascistas era el dato más significativo de aquella coyuntura. La de hoy es completamente distinta en todas y cada una de aquellas dimensiones. De todos modos, para responder a los desafíos del momento Cristina Fernández tendrá que contar con mucho apoyo, reforzar su articulación con las clases y capas populares mediante la rápida implementación de políticas sociales y económicas más efectivas (y, en algunos casos, largamente demoradas) y, sobre todo, mantener a raya a los aparatos que se arrogan una representación popular que en realidad no tienen y que pueden interferir negativamente en el crucial último año de su mandato y en sus perspectivas electorales. La Argentina se asoma a una nueva etapa signada por la ausencia del ex presidente: el asesinato de Mariano Ferreyra ya había iniciado este proceso; la muerte de Néstor Kirchner lo acelera y profundiza aún más.

El Niño Yuntero

quarta-feira, 27 de outubro de 2010

Muerte de Néstor Kirchner deja un vacío de poder en Argentina



Soledad Gallego-Díaz
El País

La inesperada muerte del ex presidente Néstor Kirchner, víctima de un infarto masivo, abre muchas interrogantes en el panorama argentino, dominado desde hace casi ocho años por la fuerte personalidad de este político peronista, capaz de crear un movimiento que lleva su propio apellido: el kirchnerismo. Su esposa, la actual presidenta de la República, Cristina Fernández de Kirchner, hará frente ahora a un momento muy delicado, no solo en lo personal, sino también en cuanto a su propio papel político. Su mandato finaliza en 2011 y debe decidir rápidamente si continua durante estos meses con la línea de fuerte confrontación que venía desarrollando junto con su esposo, si realiza algunos cambios, y si quiere optar a la reelección o prefiere dejar paso a otro miembro del Partido Justicialista, que su marido controlaba muy directamente, pero que ella no domina. Le espera un calendario muy apretado, al que deberá hacer frente pese a su desolación personal y su dolor por la muerte de un compañero, con quien compartía, desde hace más de 35 años, no solo su vida conyugal y dos hijos, sino también un fuerte ideario y recorrido político.

Kirchner, de 60 años, falleció en su domicilio familiar en la ciudad de El Calafate, donde iba a ser censado, y estaba acompañado por su esposa cuando sufrió lo que sus médicos calificaron de "muerte súbita". Según las primeras noticias difundidas, sus restos mortales serán trasladados a Buenos Aires, para recibir honores de jefe de Estado en el salón de los Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados, del que formaba parte. Otras fuentes señalan, sin embargo, que el sepelio íntimo se efectuará en el estado de Santa Cruz, en el que Kirchner fue gobernador y donde desarrolló buena parte de su carrera política.

El fallecimiento de Néstor Kirchner causó una verdadera conmoción en Argentina, que estaba, además, completamente paralizada para llevar adelante el importante censo poblacional. Obligados a permanecer en casa hasta las ocho de la tarde (una de la madrugada española), con cafés, restaurantes, tiendas y todo tipo de locales cerrados a cal y canto, millones de argentinos se pegaron a las radios, a las televisiones, a las versiones digitales de los diarios y a los teléfonos para conocer los detalles de lo ocurrido y expresar su inquietud y emoción.

Muchos de sus seguidores y admiradores anunciaron que saldrían a la calle en cuanto fuera posible para rendirle su homenaje y trasmitir apoyo a su viuda, Cristina Fernández. El político fallecido, que lideró la recuperación de Argentina tras la terrible crisis de 2001, contaba con un fuerte respaldo entre los sectores populares de la población, organizaciones de derechos humanos y todo tipo de movimientos cívicos y se prevé que a primeras horas de la noche todos esos sectores coincidan en la calle, en una especie de descarga emocional.

Los portavoces de la oposición se declararon inmediatamente "impactados" y transmitieron su pésame a Cristina Fernández. "Estamos a su disposición", dijo el radical Julio Cobos, que es vicepresidente de la Republica, aunque mantiene rotas sus relaciones con los Kirchner desde el llamado conflicto del campo.

La fuerte personalidad del ex presidente, embarcado siempre en mil batallas, le hizo rechazar los cuidados médicos que le proponían sus doctores y estar en primera línea hasta los últimos días. Asombró, por ejemplo, que al poco tiempo de sufrir un incidente coronario, el pasado mes de septiembre, apareciera en un mitin de las juventudes peronistas y que pocas semanas mas tarde acompañara a la presidenta en una enorme concentración sindical.

Posible fallecimiento del kirchnerismo

Con su muerte puede morir también el movimiento conocido como kirchnerismo, un importante sector peronista, que ocupa el poder desde 2003 y que ha protagonizado una considerable recuperación económica y social del país. Sus críticos, incluso algunos de quienes le acompañaron en sus primeros años, le han acusado siempre de basar ese crecimiento en un fuerte subsidio al consumo y en descuidar el fortalecimiento de las instituciones democráticas, así como de estar obsesionado por el control de los medios de comunicación. Sus partidarios, por el contrario, acentuaban el alcance de su política de derechos humanos y los mecanismos de protección social, como el aumento de las pensiones o la asignación universal por hijo, implantada durante el mandato de Cristina Fernández. El mundo de los negocios, molesto por lo que consideraba un fuerte intervencionismo directo de Kirchner y por la manipulación de datos estadísticos oficiales, reaccionó con calma (aunque en la bolsa norteamericana los bonos argentinos subieron más de un 10%).

Lo que es indudable es que Kirchner no abandonó la escena política cuando cedió en 2007 el bastón presidencial a su propia esposa, sino que ha mantenido hasta ahora una fuerte presencia e influencia. Como presidente del Partido Justicialista, Néstor Kirchner siguió representando una importantísima fuente de poder, con una versión autoritaria, hasta el extremo de que en muchas ocasiones fue criticado por "pasar por encima" de la presidenta y de que la oposición llegó a acusarse de actuar como una "pareja presidencial". Se suponía, incluso, que sería de nuevo candidato peronista para las presidenciales de 2011, aunque dos recientes incidentes vasculares coronarios empezaron a sembrar dudas.

Aunque es demasiado pronto para adelantar movimientos, esta claro que la desaparición de Néstor Kirchner cambia completamente el panorama, especialmente en cuanto al control del Partido Justicialista se refiere. Los peronistas se encuentran ya divididos, entre los llamados oficialistas o kirchneristas y los federales, muy críticos con lo que consideran giro populista de los Kirchner. Cristina Fernández debe demostrar, pues, no solo voluntad de seguir al frente, sino también imponer su control personal sobre el sector peronista que dominaba su esposo y que, quizás, este ya mirando a otros posibles candidatos. De hecho, desde el último incidente coronario de Néstor Kirchner, en septiembre pasado, muchos peronistas habían empezado a hablar de Daniel Scioli, gobernador de la poderosa provincia de Buenos Aires, y hasta ahora mismo amigo de la pareja Kirchner, como posible sucesor.

Morre o ex-presidente argentino Néstor Kirchner



Agencias

O ex-presidente argentino Néstor Kirchner morreu na manhã desta quarta-feira, aos 60 anos, após sofrer uma parada cardiorrespiratória, segundo informações divulgadas pela imprensa de Buenos Aires. Kirchner, que tinha histórico de problemas no coração, estava na cidade de El Calafate, na Patagônia, com a esposa e presidente do país, Cristina, quando passou mal e foi levado a um hospital, mas não pôde ser reanimado pelos médicos.

No último ano, Kirchner precisou ser internado de urgência pelo menos duas vezes. Os médicos haviam recomendado uma mudança no seu estilo de vida agitado para evitar mais complicações cardíacas. Em 11 de setembro, Kirchner foi submetido a uma angioplastia, em hospital de Buenos Aires, tendo alta no dia seguinte. Na ocasião, o ex-presidente recebeu o implante de um stent para melhorar o fluxo sanguíneo. Ele era apontado como um dos favoritos para a eleição presidencial argentina de 2011.

Nascido em Río Gallegos, na província de Santa Cruz, Kirchner presidiu a Argentina de 25 de maio de 2003 a 10 de dezembro de 2007, sendo sucedido no poder da Casa Rosada pela esposa. Além de presidir o país, Kirchner foi prefeito de Río Gallegos (1987-1991) e governador de Santa Cruz (1991-2003). Em 2009, foi eleito deputado, com mandato até 10 de dezembro de 2013. Kirchner também era presidente do Partido Justicialista e secretário-geral da Unasul.

El significado de una condena a muerte



Editorial de Gara

El Tribunal Supremo iraquí ha sentenciado a muerte a Tarek Aziz, ex viceprimer ministro y rostro internacional del Gobierno de Saddam Hussein. Único cristiano caldeo del Gobierno laico baazista, Tarek Aziz es un hombre que sabe demasiado y tiene mucho que contar de las contribuciones económicas de políticos y hombres de negocios occidentales a Saddam Hussein cuando éste era considerado un baluarte de valor incalculable frente a los ayatollahs iraníes. Nadie ha exigido revocar la pena capital ni ha habido peticiones de clemencia. La muerte en Iraq, salvo para los iraquíes, ha dejado de ser una tragedia para convertirse en una rutina, en un desconcertante juego de estadísticas.

Esta noticia se conoce en un contexto donde Wikileaks -de wiki, en idioma hawaiano «rápido», y del inglés leaks, «filtración»- ha conseguido que lo que ha ocurrido en Iraq sea de dominio público. Y ha recibido multitud de críticas de parcialidad e irresponsabilidad por parte de aquellos que dan más valor al significado de la filtración en sí que al significado de los hechos que documenta. Fueron muchos los intentos para justificar la ocupación de Iraq, pero uno de los más frecuentemente y cínicamente utilizados fue aquel que, en ausencia de armas de destrucción masiva, afirmaba que poner punto final a las atrocidades del Gobierno de Saddam Hussein era un imperativo moral. Ahora, con todo lujo de detalles y desde la primera fila del campo de batalla, sabemos que las atrocidades de Saddam no murieron con él. Y los hechos demuestran como conclusión razonable que los torturadores y los verdugos fueron sencillamente reemplazados, en este caso, con cobertura y aquiescencia de los poderes ocupantes.

Dar a conocer las evidencias de tortura, o de muertes sistemáticas «judiciales» o extrajudiciales, no es parcial ni irresponsable. Es simplemente un deber. Seguramente Tarek Aziz podría contar con pelos y señales toda la historia real de la implicación occidental en Iraq antes, durante y después de la guerra. Y quizás por ello hayan decidido que hay que deshacerse de él.

terça-feira, 26 de outubro de 2010

Iraq: La vergüenza de Estados Unidos



Robert Fisk

The Independent

Como es lógico, los árabes lo sabían. Lo sabían todo de la tortura masiva, de los promiscuos tiroteos contra civiles, del escandaloso uso del potencial aéreo contra los hogares de las familias, de las actuaciones de los crueles mercenarios británicos y estadounidenses, de los cementerios anegados de víctimas inocentes. Todo Iraq lo sabía. Porque ellos son las víctimas.

Sólo nos quedaba fingir que no sabíamos nada. Sólo nosotros, los occidentales, podíamos responder a cada reclamación, a cada denuncia contra los estadounidenses o británicos haciendo que apareciera algún general importante –me viene a la mente el desagradable portavoz del ejército estadounidense Mark Kimmitt y el horrible presidente de la Junta del Alto Estado Mayor Peter Pace- que se ponía a envolvernos con todo tipo de mentiras. Encuentren a un hombre que haya sido torturado y le dirán que eso no es más que mera propaganda terrorista; descubran una casa llena de niños asesinados por un ataque aéreo estadounidense y también dirían que es propaganda terrorista, o “daños colaterales”, o una simple frase: “No tenemos nada que ver con eso”.

Por supuesto que todos nosotros sabíamos que siempre tenían algo que ver con eso. Y el océano de registros militares recién publicado nos lo demuestra una vez más. Al-Yasira ha llegado hasta extremos extraordinarios para localizar a las actuales familias iraquíes con hombres y mujeres asesinados en los controles –he identificado uno de los memorandos porque informé sobre él en 2004, el coche acribillado a balazos, los dos periodistas muertos, hasta el nombre del capitán local estadounidense- y fue el The Independent on Sunday el primero en alertar al mundo sobre las hordas de indisciplinados pistoleros que volaban a Bagdad para proteger a diplomáticos y generales. Esos mercenarios que se abrían paso asesinando a todo el que se pusiera en su camino en las ciudades de Iraq; me insultaron cuando les dije que estaba escribiendo sobre ellos, allá por el año 2003.

Es siempre tentador evitar una historia diciendo “no es nada nuevo”. Los gobiernos utilizan la idea de que un hecho es una “vieja historia” para desalentar el interés periodístico, de la misma forma que nosotros la podemos utilizar para encubrir la pereza periodística. Y es verdad que los periodistas han visto algo de todo eso antes. Fue el Pentágono quien en febrero de 2007 envió la “prueba” de la implicación iraní en la fabricación de bombas en el sur de Iraq a Michael Gordon, del The NewYork Times. La materia prima, que podemos leer ahora, es mucho más dudosa que la versión vendida por el Pentágono. Por todo Iraq había aún material iraní depositado desde la guerra entre Irán-Iraq de 1980-88 y fueron los insurgentes sunníes quienes llevaron a cabo en aquel período la mayoría de los ataques contra los estadounidenses. A propósito, los informes que sugieren que Siria permitió que los insurgentes penetraran en su territorio son correctos. He hablado con las familias de los suicidas-bomba palestinos cuyos hijos llegaron a Iraq desde el Líbano por el pueblo libanés de Majdal Aanjar y después a través de la ciudad siria de Aleppo, al norte, para atacar a los estadounidenses.

Pero, escrito todo con el gris estilo militar habitual, aquí está la prueba de la vergüenza de Estados Unidos. Este es un material que los abogados pueden utilizar en los tribunales. Si 66.081 –me encantó ese “81”- es la cifra más alta de civiles muertos de que EEUU dispone, entonces el balance real de muertos civiles es infinitamente mayor ya que esos registros sólo recogen las muertes de civiles de las que los estadounidenses tenían conocimiento. Algunos de ellos fueron llevados a la morgue de Bagdad en mi presencia, y fue el funcionario de alto nivel allí presente quien me dijo que el ministerio iraquí de sanidad había prohibido que los médicos realizaran autopsias a los civiles muertos llevados por las tropas estadounidenses. ¿Por qué no debieron hacerlas? ¿Porque los iraquíes que trabajaban para los estadounidenses les habían torturado hasta matarlos? ¿Había alguna conexión con los 1.300 informes estadounidenses independientes de torturas practicadas en las comisarías iraquíes?

Los estadounidenses no consiguieron mejores resultados la última vez. En Kuwait, los soldados estadounidenses oyeron que los kuwaitíes estaban torturando a palestinos en las comisarías una vez que liberada la ciudad de las tropas de Saddam Hussein en 1991. Había incluso un miembro de la familia real kuwaití implicado en las torturas. Las fuerzas estadounidenses no intervinieron. Sólo se quejaron ante la familia real. A los soldados se les dice siempre que no intervengan. Después de todo, ¿qué fue lo que le dijeron el teniente Avi Grabovsky, del ejército israelí, cuando informó a su oficial en septiembre de 1982 de que los aliados falangistas de Israel acababan de matar a varias mujeres y niños? “Ya lo sabemos, no es de nuestro agrado, pero no interfieras”, le dijo a Grabovsky el comandante de su batallón. Eso ocurrió durante la masacre en el campo de refugiados de Sabra y Chatila.

La cita viene del informe de la Comisión Kahan creada en Israel en 1983, sólo Dios sabe lo que podríamos llegar a leer si Wikileaks metiera la mano en los archivos militares del ministerio de defensa israelí (o la versión siria, puesto el caso). Desde luego, en aquellos días no sabíamos cómo utilizar un ordenador y menos aún cómo escribir con él. Y esa, desde luego, es una de las lecciones importantes de todo el fenómeno de WikiLeaks.

En la Primera o Segunda Guerra Mundial o en Vietnam, escribías tus informes militares en papel. Podían mecanografiarse por triplicado pero se podían numerar las copias, rastrear cualquier espionaje e impedir las filtraciones. Los documentos del Pentágono están escritos actualmente en papel. Necesitas encontrar un topo para conseguirlos. Pero el papel siempre se puede destruir, mojar, tirar a la basura, triturar todas las copias. Al finalizar la guerra de 1914-18, por ejemplo, un subteniente disparó contra un hombre chino después de que un grupo de trabajadores chinos saqueara un tren militar francés. El chino le había amenazado al soldado con una navaja. Pero durante la década de 1930, se eliminó en tres ocasiones el archivo del soldado y por eso no queda rastro alguno del incidente. Sólo queda un débil fantasma de aquello en un diario de guerra del regimiento que recoge la implicación china en el saqueo de “trenes franceses de aprovisionamiento”. La única razón por la que conozco el asesinato es porque mi padre era el teniente británico y me contó la historia antes de morir. No había WikiLeaks en aquel momento.

Pero sospecho que este tesoro masivo de material de la guerra de Iraq tiene implicaciones graves tanto para los periodistas como para los ejércitos. ¿Cuál es el futuro de los Seymour Hershes y del periodismo de investigación de viejo estilo que The Sunday Times solía practicar? ¿Cuál es el motivo de enviar equipos de reporteros a examinar los crímenes de guerra y encontrar “gargantas profundas” en el ejército, si casi medio millón de documentos secretos militares van a aparecer en una pantalla frente a ti?

Todavía no hemos llegado al fondo de la historia de WikiLeaks, y mucho me temo que hay bastantes más, aparte de unos cuantos soldados, implicados en estas últimas revelaciones. ¿Quién sabe si todo no llega hasta lo más alto? Por ejemplo, Al-Yasira, en sus investigaciones, encontró un extracto de una conferencia de prensa rutinaria ofrecida por el Pentágono en noviembre de 2005. Peter Pace, el aburrido presidente de la Junta del Alto Estado Mayor, informa a los periodistas de cómo los soldados deberían reaccionar ante un cruel trato hacia los prisioneros, señalando orgullosamente que el deber de un soldado estadounidense es intervenir si ve indicios de tortura. Después la cámara se mueve un poco más y enfoca la siniestra figura del Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, quien de repente le interrumpe –casi susurrando, ante la consternación de Pace- “No creo que quieras decir que ellos (los soldados estadounidenses) tienen la obligación de detenerla físicamente. Su deber es tan sólo informar”.

Por supuesto que la importancia de esta observación –crípticamente sádica a su manera- no apareció en periódico alguno. Pero el archivo secreto Frago 242 llena de significado aquella conferencia de prensa. Presumiblemente enviada por el General Ricardo Sánchez, esta es la instrucción que traslada a los soldados: “Teniendo en cuenta el informe inicial que confirma que las fuerzas estadounidenses no estaban implicadas en los malos tratos al detenido, no se producirá investigación alguna a menos que venga ordenada desde el Alto Mando”. Abu Ghraib se produjo bajo el observatorio de Sánchez en Iraq. A propósito, fue también Sánchez quien, en una conferencia de prensa, no pudo explicarme por qué sus tropas habían matado a los hijos de Sadam en un tiroteo en Mosul en vez de capturarles.

Parece, por tanto, que el mensaje de Sánchez contaba con el imprimátur de Rumsfeld. Y por eso el General David Petraeus –tan querido por la prensa estadounidense- fue presuntamente responsable del espectacular aumento de los ataques aéreos estadounidenses durante más de dos años; 229 bombardeos en Iraq en 2006, pero 1.447 en 2007. Curiosamente, los ataques aéreos de EEUU en Afganistán han aumentado un 172% desde que Petraeus se hizo cargo del ejército allí. Lo que hace más sorprendente aún que el Pentágono esté ahora rebuznando con que WikiLeaks puede tener sangre en sus manos. El Pentágono ha estado cubierto de sangre desde el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima en 1945, y para una institución que ordenó la ilegal invasión de Iraq en 2003 –según su propio recuento, ¿no eran 66.000 la cifra de muertos civiles de un total de 109.000 registradas?-, ponerse a afirmar que WikiLeaks es culpable de homicidio es ridículo.

La verdad, por supuesto, es que si este inmenso tesoro de informes secretos hubiera demostrado que la cifra de víctimas era mucho menor que el pregonado por la prensa, que los soldados estadounidenses nunca toleraron las torturas de la policía iraquí, que raramente dispararon contra los civiles en los controles y que siempre exigían responsabilidades a los mercenarios asesinos, los generales de EEUU deberían haber entregado esos archivos gratis a los periodistas en los escalones del Pentágono. Están furiosos no porque se haya roto el secretismo o por la sangre que pueda haberse derramado sino porque les han pillado diciendo las mentiras que siempre supimos que decían.

segunda-feira, 25 de outubro de 2010

Governo britânico planeia vender florestas e expulsar pobres de Londres



Agencias

Mais de 200.000 pessoas poderão ser expulsas da cidade de Londres devido aos cortes no apoio social à habitação decididos pelo governo britânico, que pretende também privatizar metade da floresta pública.

Os cortes devastadores nos apoios sociais à habitação vão provocar uma “limpeza social” na cidade de Londres, noticiou neste domingo o jornal The Guardian.

Segundo autarcas locais da cidade, 82.000 famílias pobres, o que significa mais de 200.000 pessoas, podem ser expulsas da cidade, devido aos preços elevados das rendas e aos cortes nos apoios sociais à habitação, impostos pelo plano de austeridade anunciado na passada semana pelo Governo da coligação de conservadores e liberais-democratas.

Em Londres, a política governamental tem o apoio do presidente da Câmara da cidade, Boris Johnson, e autarcas conservadores estão já a reservar instalações fora da capital (em Hastings, Reading e Luton), para desterrar as pessoas expulsas de Londres. Noutras cidades britânicas de rendas elevadas, como Oxford ou Brighton, poderá acontecer uma situação semelhante.

David Orr, presidente da National Housing Federation (Federação Nacional de Habitação), considera os cortes “verdadeiramente chocantes” e diz que se os ministros não reconsiderarem os “cortes punitivos” o plano levará a que mais pessoas durmam na rua, do que “em qualquer momento dos últimos 30 anos.”

Mas o governo de David Cameron e Nick Clegg pretende também prosseguir a política de privatizações iniciada por Margareth Thatcher e prosseguida por Blair. Como já vão escasseando os bens e serviços públicos, este governo quer privatizar cerca de metade dos 748 mil hectares de floresta do Estado, até 2020. Os movimentos ambientalistas exigem que os cidadãos possam usufruir das florestas, mesmo privatizadas. Os sindicatos do sector opõem-se à privatização.

Reino Unido: la coalición liberal-conservadora se apresta a terminar lo que Thatcher empezó



Seumas Milne
The Guardian

En lo que constituye un verdadero golpe político, los tories y los liberal-demócratas están imponiendo una batería de medidas radicales careciendo de mandato democrático para llevarlas a cabo.

La salvajada desvelada hoy por George Osborne no sólo representa el mayor programa de recorte del gasto público desde los años 20 del siglo pasado. Cuando la niebla de que se rodea el ministro de finanzas comenzó a despejarse, el alcance de la ambición política subyacente a ese programa resultó manifiesto. La coalición liderada por los conservadores se está sirviendo de la crisis económica no sólo para disponer a su antojo del Estado, sino para reordenar la sociedad.

Esto va a ser la terapia de choque en Gran Bretaña. Es la culminación del proyecto conservador de desmantelamiento del núcleo mismo del Estado de bienestar –Osborne ha hablado hoy de "reestructurar los servicios públicos— que comenzó hace más de 30 años.

Ni los conservadores ni sus socios liberal-demócratas tienen un mandato para hacer tal cosa, ni para tomar el tipo de decisiones que han venido tomando en manifiesta violación de sus compromisos de campaña electoral: desde la abolición de la asistencia infantil universal hasta la transformación privatizadora de arriba hacia abajo del Servicio Nacional de Salud. Contra este tipo de cosas votó la mayoría en las elecciones del pasado mes de mayo.

De modo que los dirigentes de la coalición liberal-conservadora se han servido de la absurda pretensión de que el país se halla a pique de la bancarrota para forzar una batería de cambios devastadores, cada uno de los cuales, tomado en sí mismo, podría llegar a constituir el foco de una larga batalla política. No ofrece duda: es una especie de golpe político. Con el resultado de una toma caótica de decisiones: un recorte del 16% en el presupuesto de la BBC impuesto a media noche junto a un acuerdo del Ministerio de Defensa que promete más portaviones sin que se prevean más aviones.

Pero en lo tocante a coreografía, los chicos de Bullingdon, Osborne y David Cameron –un antiguo empresario de relaciones públicas y un maestro de las maniobras políticas en la sombra— han jugado al despiste. Meses de filtraciones sobre imponentes recortes y anuncios cuidadosamente graduados en el tiempo sobre posibles asaltos a los ingresos de las clases medias –desde ayudas para los hijos hasta apoyos para el material escolar— han ido preparando a la opinión pública para el paquete de recortes hoy presentado con la engañosa consigna: "todos estamos juntos en esto".

Llegó incluso un momento en que algún espabilado partidario de la coalición se avilantó a sugerir que esta era una especie de administración orientada a la izquierda. Cuando Nick Clegg insistía en la pretendida progresividad del programa de la coalición liberal-conservadora, no pocos comentaristas de derecha refunfuñaron que no habría el menor recorte de gastos públicos.

Ahora se ha impuesto la brutal realidad. Los distintos entes públicos directamente dependientes del gobierno procederán a un recorte medio del 19% en los próximos cuatro años. El recorte mayor, de unos 18 mil millones de libras esterlinas, se calla por sabido, afectará al gasto social y de bienestar orientado a las capas más pobres de este país.

La retórica generalmente tiesa de Osborne comenzó a patinar visiblemente cuando entró en una serie de precisiones técnicas, el impacto de las cuales era todo menos técnico. Por ejemplo: las ayudas a la incapacidad se recortan en otro año, más recortes en las ayudas para vivienda y un recorte neto drástico en los créditos fiscales asociados a los hijos.

Quienes al final pagarán la factura del desplome causado por los bancos serán las mujeres, las familias y los enfermos, además de los adolescentes de clase baja y los trabajadores del sector público. Millones y millones de personas. Claro que Cameron y Osborne esperan que los consejos locales carguen con las culpas de unos recortes del 30%; que las universidades carguen con las culpas de unos recortes del 40% en la financiación de la enseñanza superior; y que los operadores locales se hagan responsables de un recorte del 20% en los subsidios para autobuses.

En lo tocante a gasto social y bienestar, el cálculo es cínicamente expedito. Los más pobres y vulnerables han perdido todo favor político, mientras que se mima a los militares y a la mayoría de los pensionistas, gentes que acuden mayoritariamente a votar y que por eso mismo son comparativamente tratadas con guante de seda.

La insistencia de Osborne ayer de que quienes tienen "las espaldas más anchas" han de "cargar con el mayor peso" y de que estos recortes afectan sobre todo a los más ricos es totalmente ridícula. Una afirmación de parecido tenor realizada cuando presentó sus presupuestos en junio no tardó en revelarse como lo exactamente opuesto a la verdad.

Las propias cifras del ministro de finanzas muestran que el 10% más pobre soportará la mayor carga de los recortes de gasto anunciados ayer. Incluso tomando en consideración todas las medidas de gasto y todas las medidas fiscales, los más pobres son los segundos afectados entre todos los grupos de ingresos, y eso sólo porque los cálculos del gobierno hinchan indebidamente el impacto en el 10% más rico al incluir la tasa fiscal laborista del 50%.

Y si hablamos de los ricos en serio, obviamente los recortes y los cambios fiscales de la coalición liberal-conservadora apenas les afectan. La recaudación bancaria de Osborne apenas iguala el recorte en las ayudas a los niños, mientras que los impuestos a las empresas se reducirán años tras año. Y quienes realmente causaron la crisis que provocó un agujero en las finanzas públicas se les pide que paguen… ¡prácticamente nada!

Ello es que cerca de un millón de puestos de trabajo en el sector público y en el sector privado se pederán como resultado directo de las medidas anunciadas por el ministro de finanzas. Y lo que es potencialmente más desastroso aún, al encoger la demanda en la economía, los recortes de Cameron y Osborne amenazan con devolverla a la recesión en un momento en que los gobiernos de los principales países con los que Gran Bretaña tiene intercambio comercial están haciendo exactamente lo mismo.

El propio FMI, que el mes pasado apoyó el programa de recortes de la coalición liberal-conservadora, argumenta en cambio ahora que la austeridad fiscal británica podría acabar yugulando drásticamente el crecimiento aun si se hiciera aisladamente. Y en el contexto de la manía de austeridad a escala europea, lo más probable es que el impacto deflacionario sea harto peor. Si eso se traduce luego en menor recaudación fiscal y en mayor desempleo, entonces el gobierno tendrá que proceder o a ulteriores recortes o a un giro de 180 grados, tan dramático como humillante.

Por ahora, Cameron y Osborne se están escorando hacia el sector privado, dispuestos a rescatarlo a lomos de la falsedad mil veces repetida y públicamente aceptada, según la cual fue la prodigalidad laborista la que creó el déficit que la coalición liberal-conservadora se ve ahora obligada a enjugar. En realidad, la escalada del déficit presupuestario no hace sino reflejar la del déficit medio de los 33 países más desarrollados entre 2007 y 2009 (del 1% del PIB en 2007 al 9% en 2009), cuando la recaudación fiscal se desplomó y se dispararon los subsidios en la estela de la crisis de 2008.

Pero la capacidad de los laboristas para encabezar la creciente oposición pública a los recortes y para ofrecer una alternativa de inversiones públicas y crecimiento está destruida por sus propios compromisos de campaña electoral con una disminución del déficit a ritmos temporales arbitrarios, y no según la evolución de la economía. Que es lo que está haciendo ahora mismo Osborne. Eso es lo que hay que enmendar y superar lo antes posible, si se quiere que la loca política de clase puesta en marcha ayer por la coalición liberal-conservadora descarrile.

domingo, 24 de outubro de 2010

La marea de la historia



Ken Loach & Stefan Simanowitz
Público

En 1960, la ONU adoptó la resolución 1514, que establece que todos los pueblos tienen derecho a la autodeterminación y que el colonialismo debía ser conducido a un final rápido e incondicional. Medio siglo después, los lectores se pueden sorprender al enterarse de que aún hay 16 territorios en el mundo que todavía esperan lograr la descolonización. Conocidos como "territorios sin autogobierno", la lista de lugares aún regidos por poderes extranjeros contiene nombres familiares: Gibraltar e Islas Falkland (Malvinas), por señalar apenas dos. Pero mientras algunos de esos territorios, como la pequeña isla pacífica de Tokelau, son dependencias de las que se podría decir que han rechazado la independencia y elegido democráticamente mantener su estatus territorial, otros casos son más polémicos. El más notable es el del Sáhara Occidental, conocido como la última colonia de África, que ha luchado por su autodeterminación durante 35 años contra el vecino Marruecos.

La semana pasada, en Nueva York, el Cuarto Comité sobre Descolonización de la ONU escuchó peticiones de gente que hablaba en defensa de esos territorios sin autogobierno. Al igual que en ocasiones anteriores, el encuentro anual estuvo dominado por peticiones sobre el conflicto del Sáhara Occidental, un conflicto que se mantiene como uno de los más antiguos del mundo.

Casi del tamaño de Gran Bretaña, el Sáhara Occidental se extiende a lo largo de la costa atlántica de África. En 1976, en un incumplimiento de la ley internacional, los españoles, al marcharse, dividieron el Sáhara Occidental entre Marruecos y Mauritania a cambio de derechos continuados de pesca y la propiedad parcial de intereses mineros. Siguió una guerra de 15 años entre los marroquíes y el Frente Polisario, y la retirada de Mauritania en 1979. En 1991 fue declarado un alto el fuego y, bajo los términos de un acuerdo de la ONU, se prometió un referéndum de autodeterminación. Diecinueve años después, los saharauis aún esperan ese referéndum.

Unos 165.000 saharauis que huyeron de la guerra permanecen aún alojados en penosos campos de refugiados en el desierto argelino. Pese a la ayuda de la ONU, las condiciones en los campos son abyectas, con la propagación de problemas de salud que incluyen la hepatitis B, la anemia y la meningitis. Una encuesta de 2008 de la Organización Mundial de Salud refleja que uno de cada cinco niños en los campos sufre de malnutrición aguda.

Dentro del ocupado Sáhara Occidental, la población saharaui sufre discriminación y abusos de derechos humanos. Organizaciones internacionales, entre ellas el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, han manifestado su seria preocupación por las violaciones de los derechos humanos en el territorio. Un informe de Human Rights Watch de 2008 desveló que Marruecos había violado los derechos de expresión, asociación y asamblea en el Sáhara Occidental.

El 8 de octubre pasado fue el primer aniversario del arresto de varios defensores de derechos humanos en el aeropuerto de Casablanca que regresaban de una visita a los campos de refugiados. Tres de los activistas –Brahim Dahane, Ali Salem Tamek y Ahmed Naciri– siguen presos en la cárcel de Sale (Rabat) a la espera de juicio.

Con el telón de fondo de esta tragedia humanitaria, la Unión Europea ha sellado un acuerdo pesquero con Marruecos bajo el cual las aguas del Sáhara Occidental están siendo explotadas de manera ilegal por las naves pesqueras europeas. Muchos gobiernos extranjeros y compañías están involucrados en negocios con Marruecos que les dan acceso a los vastos recursos naturales, sobre todo fosfatos, del Sáhara Occidental.

El Cuarto Comité de la ONU reunido hace unas semanas en Nueva York escuchó cerca de 80 peticiones relativas al Sáhara Occidental, incluido un apasionado llamamiento de Suzanne Scholte, presidenta de la Defense Forum Foundation. "No dejéis que la confianza [del pueblo saharaui] en este comité sea en vano, o estaréis enviando al mundo la terrible señal de que la invasión, la agresión y la violencia, como las que ha empleado Marruecos, constituyen los caminos para conseguir objetivos", dijo.

Pese a los muchos intentos por romper el viejo estancamiento diplomático, el progreso hacia una solución ha sido tortuosamente lento. La solución política puede parecer inalcanzable a la vista de las posiciones tan alejadas de las partes: el Frente Polisario rechaza negociar el legítimo derecho a la autodeterminación; Marruecos se opone a cualquier propuesta que contenga la posibilidad de independencia de los saharauis; y el Consejo de Seguridad de la ONU no muestra voluntad de aplicar sus propias resoluciones. Pero la historia ha demostrado que una solución política es la única vía para salir adelante.

No obstante, es importante resaltar que una solución política a este problema es demasiado importante para dejarla en manos de los políticos. Nos concierne a todos nosotros, a grupos de la sociedad civil o a activistas individuales, hacer que sus voces se escuchen. Debemos exigir que nuestros gobiernos en todo el mundo ejerzan presión diplomática y política sobre aquellos que están ignorando los requerimientos establecidos bajo la ley internacional y bloqueando un referéndum de autodeterminación para el Sáhara Occidental. Como dijo Martin Luther King: "El arco de la historia puede que sea largo, pero siempre se curva hacia la justicia". Existen pocas dudas de que el pueblo del Sáhara Occidental tiene de su lado tanto la marea de la historia como la fuerza de la justicia.

sábado, 23 de outubro de 2010

Los fantasmas de Chile no han sido rescatados



John Pilger
New Statesman


El rescate de 33 mineros en Chile es un drama extraordinario lleno de heroísmo. También es un golpe de suerte mediático para el gobierno chileno, en el que cada acto de bondad es registrado por un bosque de cámaras. Uno no puede dejar de sentirse impresionado. Sin embargo, como todos los grandes eventos mediáticos se trata de una fachada.

El accidente que dejó atrapados a los mineros no es inusual en Chile y es la consecuencia inevitable de un sistema económico despiadado que apenas ha cambiado desde el fin de la dictadura del general Augusto Pinochet. El cobre es el oro de Chile, y la frecuencia de los desastres mineros en el país sigue el ritmo de los precios y las ganancias. Cada año ocurren un promedio de 39 accidentes fatales en las minas privatizadas de Chile. La mina San José, en donde el trabajo de los mineros llegó a ser tan inseguro, tuvo que ser cerrada en el 2007, pero no por mucho tiempo. El 30 de julio pasado, un informe de la Dirección del Trabajo advirtió nuevamente de "graves deficiencias en la seguridad de la mina", pero el ministro no tomó ninguna medida. Seis días más tarde, los mineros fueron sepultados vivos.

A pesar de todo el circo mediático en el sitio del rescate, el Chile contemporáneo es un país de lo que no se dice. En la Villa Grimaldi, en los suburbios de la capital, Santiago, un letrero dice: "El pasado olvidado está lleno de memoria". Este fue un centro de torturas, donde cientos de personas fueron asesinadas y hechas desaparecer por su oposición al fascismo que el general Augusto Pinochet y sus aliados trajeron a Chile. Su presencia fantasmal es vigilada por la belleza de los Andes, y el hombre que nos abre la puerta vivía cerca de allí y recuerda los gritos de las víctimas.

Fui llevado allí una mañana de invierno en 2006 por Sara De Witt, quien ahora vive en Londres pero estuvo encarcelada en ese lugar cuando era una activista estudiantil. Ella fue golpeada y sometida a torturas mediante la aplicación de corriente eléctrica, pero sobrevivió. Más tarde, nos dirigimos a la casa de Salvador Allende, el gran demócrata y reformador, que pereció cuando Pinochet tomó el poder el 11 de septiembre de 1973 -el propio "11.9" de América Latina. Su casa es un edificio blanco que permanece en silencio, sin un signo o una placa que lo recuerde.

Pareciera que en todas partes, el nombre de Allende hubiera sido eliminado. Sólo en un único monumento en el Cementerio General aparecen grabadas las palabras "Presidente de la República", como parte del recuerdo de los "prisioneros políticos ejecutados". Allende murió por su propia mano cuando las fuerzas de Pinochet bombardearon el palacio presidencial con aviones británicos mientras el embajador de Estados Unidos observaba los eventos.

Hoy en día, Chile es una democracia, aunque muchos lo discuten, particularmente en los barrios donde la gente está obligada a buscar comida y 'colgarse' a la electricidad. En 1990, Pinochet dejó como legado un sistema constitucional amarrado como condición para su jubilación y el retiro de los militares a las sombras políticas. Esto garantizaba que la coalición de partidos definidos vagamente como reformistas, conocida como la Concertación, estuvieran permanentemente divididos o arrastrados a legitimar los designios económicos de los herederos del dictador. En las últimas elecciones, la derechista Coalición por el Cambio, la heredera del ideólogo de Pinochet, Jaime Guzmán, asumió el poder bajo la presidencia de Sebastián Piñera. La extinción a sangre y fuego de la verdadera democracia, que comenzó con la muerte de Allende, fue completada a escondidas. Piñera es un billonario que tiene inversiones en sectores de la minería, la energía, las industrias y el comercio detallista. Hizo su fortuna bajo el amparo del golpe de Pinochet y los "experimentos" de libre mercado de los fanáticos de la Universidad de Chicago, conocidos como los "Chicago Boys". Su hermano y ex socio, José Piñera, ministro del Trabajo durante la dictadura de Pinochet, privatizó una gran parte de la minería y del sistema de pensiones del Estado y casi destruyó a los sindicatos. Esto fue aplaudido en Washington como un "milagro económico", un modelo del nuevo culto al neoliberalismo que barrería todo el continente y garantizaría el control del Norte.

Hoy en día Chile es fundamental para el intento del Presidente Barack Obama en revertir la influencia de las democracias independientes en Ecuador, Bolivia y Venezuela. El aliado más cercano de Piñera en el continente, Juan Manuel Santos, el nuevo presidente de Colombia, es también uno de los principales hombres de Washington, sede de siete bases de EE.UU. y con un récord infame en derechos humanos, familiar para los chilenos que sufrieron bajo el terror de Pinochet.

Después de la salida de Pinochet, Chile ha mantenido la memoria de estos abusos en las sombras. Las familias que siguen tratando de recuperarse de la tortura o la desaparición de sus seres queridos sufren el prejuicio del Estado y los empleadores privados. Los que no están en silencio son el pueblo Mapuche, la única nación indígena que los conquistadores españoles no pudieron derrotar militarmente. En el siglo 19, los colonos europeos del Chile independiente libraron su guerra racista de exterminio contra los Mapuche que quedaron relegados como forasteros pobres. Durante los mil días de Allende en el gobierno, esto había comenzado a cambiar. Algunas tierras Mapuche fueron devueltas y se comenzó a reconocer una deuda de justicia.

Desde entonces, una guerra cruel, en gran parte no declarada ha sido librada en contra de los Mapuche. Las empresas forestales fueron autorizados a ocupar sus tierras, y la resistencia fue enfrentada con asesinatos, desapariciones y persecuciones arbitrarias como parte de la "lucha contra el terrorismo" utilizando las leyes promulgadas por la dictadura. En su campaña de desobediencia civil, ningún Mapuche ha matado a nadie. La simple acusación de un terrateniente o empresario de que los Mapuche "podrían" entrar ilegalmente en lo que fueron sus tierras ancestrales suele ser suficiente para que la policía los acuse de delitos que luego dan lugar a juicios kafkianos, con testigos sin rostro y con penas de prisión de hasta 20 años. Son, en efecto, los nuevos presos políticos.

Mientras el mundo se regocija ante el espectáculo del rescate de los mineros, la huelga de hambre de 38 Mapuche no ha sido noticia. Ellos están exigiendo el fin a las leyes de Pinochet utilizadas en su contra, tales como el "incendio terrorista", y su remplazo por la justicia de una verdadera democracia. El 9 de octubre, todos menos uno de los huelguistas de hambre terminaron su protesta después de 90 días sin comer. Un joven mapuche, Luis Marileo, dice que va a continuar. El 18 de octubre, el Presidente Piñera dió una conferencia sobre "temas de actualidad" en el London School of Economics. Debería haberse recordado sobre las razones de esta lucha.

sexta-feira, 22 de outubro de 2010

Argentina: Repudio nacional por el asesinato de Mariano Ferreyra



Horacio González
Página 12

Sonidos de disparos al borde de las vías. Salen del socavón profundo de la política nacional. Pueden trastocar el curso de las cosas. Los hechos que llevaron a la muerte de Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero, ocurrieron cerca del lugar donde asesinaron a Kosteki y Santillán. Muchos lo recordaron así, enlazando dos hechos no tan diferentes. Hay que agregar que en esa misma zona fue fusilado Julio Troxler en 1974. Eslabones diversos de una cadena que serpentea en las cuencas sombrías de la historia reciente. Pero, en este caso, no actuaron aparatos clandestinos del Estado ni fuerzas remanentes de represión, sino infames pandillas armadas en el interior de cenáculos políticos sindicales. No debe costar esfuerzo identificarlas –rápidamente– en cuanto a las responsabilidades directas y genéricas. Las ortodoxias duelísticas de las hinchadas de fútbol, tema recurrente del drama nacional, tampoco son ajenas a este oscuro despunte asesino. Y las policías. Estas nunca terminan de suprimir la corriente interna de pasividad, si no de simpatía, con que miran al gangsterismo calificado que opera como protección mafiosa de toda clase de entidades decadentes.

Se había sustraído a esas mismas fuerzas policiales represivas del conflicto social. Pero esto ya es menos de lo que se precisa. No es suficiente una actitud autocontenida. Bienvenida la sistemática prudencia. Pero no alcanza. No llega al fondo del problema quien suponga que la violencia de grupos privados, actuantes en oscuras cavidades sindicales, son costumbrismos que pueden calladamente mantenerse bajo control. Hay escalones que la política argentina conoce muy bien: primero el patoterismo especializado, luego la portación de armas, después la decisión misma de apretar el gatillo. Son estadios crecientes de una barbarie social que pueden o no recorrerse en su totalidad. Sobre ellos supo ensayarse una turbia tolerancia. Pero ahora esos peldaños pudieron transitarse como una serie finalmente consumada.

Este asesinato del joven militante es pues una cuestión de Estado. Exige conductas consonantes con la gravedad que esto implica. Un manto aciago vuelve a formarse sobre los estamentos y estructuras institucionales del país. No se había disipado enteramente. Es incompatible con cualquiera de los nombres, derivados y profundizaciones que querramos para la democracia. Es urgente remontar el camino que nos ha llevado al desmantelamiento del ferrocarril, crimen cultural ostensible. Pero es doloroso comprobar que si una muerte ilumina nuevamente esa grave falla de las políticas públicas, asalta nuestra conciencia la idea de que ninguna muerte debería ser necesaria para darnos cuenta de lo que abundantemente se sabe. ¿Qué se espera? ¿Qué esperamos para torcer estos infaustos destinos?

Es momento entonces de reponer entre todos la claridad de las palabras y actitudes. Desquiciadas pero poderosas instituciones sociales argentinas –tema sobre lo que atestiguan demasiadas direcciones sindicales corroídas– albergan en su corazón espurio el recurso a la violencia como principio para resguardar posiciones que ya no tienen aval colectivo. Mariano Ferreyra es una víctima de esta configuración funesta. Mártir es. Mártir estudiantil-obrero. Inesperado corazón de nosotros mismos, de nuestros corazones percudidos. Su vida es el testimonio de la insatisfacción del sector cuantioso de la juventud argentina respecto, primero, de la forma estrecha en que se realizan las opciones laborales y existenciales, y segundo, de la tacaña manera en que las fuerzas políticas establecidas practican sus quehaceres. La muerte que le ha tocado nos rebaja y cuestiona a todos. Agrieta nuestra conciencia y pone un luto consternado en nuestros trabajos y compromisos.

Una muerte, esta muerte, sacude la conciencia política general. En varios planos. Un plano lo vemos en las palabras que se pronuncian reafirmando o buscando interpretaciones. Con razón, se mencionan los viciados mecanismos de antiguos poderes inertes que desfalcan las legítimas expectativas obreras. Otro plano lo vemos en el desafío que para todos los militantes políticos presupone hablar de una muerte que pone a luz los oscuros obstáculos que subyacen en una sociedad turbada. Surgen a veces muestras de un hablar político que redunda en afirmaciones que se dirían igual si esa muerte hubiera o no hubiera ocurrido.

Pero todos sabemos que ha ocurrido y que no siempre acuden a nuestra disposición las reflexiones y conductas adecuadas para evitar que ese asesinato quede apenas envuelto en expresiones costumbristas por la que todos ya atravesamos. Meramente confirmatorias de lo que ya sabemos o creemos saber. Investigación. Desde ya. Condenas. Desde ya. Proyectos para desmantelar los nódulos de complicidad burocrática e instrumental que abriga al tropel de asesinos asalariados. Desde ya. Pero, sobre todo, poder renovar la vida política con una cuota excepcional de esfuerzos, que espero que todos podamos recrear en nuestra conciencia. Porque se trata de ver esta muerte en singular, desde allí donde brota todo compromiso y fervor, desde ese momento impensado en que lo que no tenía que ocurrir ha ocurrido. En ese vértigo temporal deben situarse los nuevos conocimientos profundos sobre el borde último de las cosas. Pongamos entre paréntesis lo necesario de nuestras convicciones y actividades para abrirnos al modo en que la muerte de Mariano Ferreyra exige designar de modos más eficaces e imaginativos esta coyuntura dramática de un país, que aun necesita dar su último grito de emancipación respecto de una historia criminal que lo acecha.

quarta-feira, 20 de outubro de 2010

Bután: En búsqueda de la Felicidad Nacional Bruta



Michele Concato
Revista Pueblos

Hace unos meses llamó la atención lo que dijo el primer ministro de Bután, Jigme Thinley, quien, refiriéndose a la necesidad de un cambio tras la catástrofe económica en la que estamos a nivel mundial, propuso hablar de “Felicidad Nacional Bruta”. En tiempos en los que la felicidad parece ser un bien escaso, y en los que las múltiples crisis atacan tanto al individuo como a la colectividad en su conjunto, hace ilusión saber que hay lugares del mundo en los que “están trabajando en ello”. El Sr. Thinley retomaba así un indicador inventado en los años ‘70 en su mismo país, para desarrollarlo como alternativa al convencional Producto Nacional Bruto. Su argumento es que éste último había fracasado rotundamente en el desarrollo de las economías industrializadas y, sobre todo, en conseguir la felicidad de sus habitantes.

En este pequeño país de tan solo 700 mil habitantes, de los cuales solamente un 36 por ciento del total se puede considerar como población urbana, las fuertes raíces budistas impregnan toda la sociedad. El desarrollo es concebido como una mezcla de crecimiento económico, respeto por la cultura y protección del medio ambiente. La misma recién estrenada Constitución butanesa de 2008 está orientada hacia la consecución de la "felicidad nacional". Fue con las dimisiones del antiguo Rey (Druk Gyalpo), Jigme Singye Wangchuck a finales del 2006, que se empezó a abrir el paso hacia la democratización del país, dejando atrás la monarquía absoluta. Mientras, la corona pasaba a manos del joven Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, que mantenía la jefatura del Estado pero sin poderes ejecutivos.

Es el Lhengye Zhungtshog el cuerpo que ejerce las funciones de gobierno de la nación. Las primeras elecciones democráticas se celebraron en marzo de 2008 dieron la victoria al (como era de esperar) Partido para la Paz y el Bienestar de Bután, que obtuvo 44 de los 47 diputados de la cámara baja. El Partido Democrático Popular, su rival, prácticamente no tenía un programa alternativo y estaba volcado también en promover los mismos valores y en alcanzar los mismos objetivos. El 18 de julio de 2008 se publicaba la primera Carta constitucional del país, que abría un poco más y siempre de forma cauta el país al mundo exterior.

A mitad de camino entre China y la India, Bután (Druk Yul en butanés, o tierra del dragón de truenos) se esconde entre las montañas de la cadena del Himalaya. Históricamente, desde que los tibetanos del norte establecieron allí los primeros asentamientos humanos, cruzando por los durísimos pasos del Himalaya, apenas mantuvo lazos con el exterior. Sin embargo, las relaciones con la India han sido muy buenas, antes y después de la independencia butanesa de 1949. Nueva Delhi hasta se encargaba de gestionar las relaciones externas de Bután, a condición de no interferir en los asuntos internos del pequeño país vecino. Hoy en día a la India, gigante económico mundial, le interesa sobre todo la capacidad hidroeléctrica butanesa, para abastecer sus grandes ciudades y fábricas.

En Thimbu, la capital de Bután, algunos temen que abrirse signifique "importar" los problemas de muchos países de la región, y sobre todo malas conductas, degradación moral, prácticas como la corrupción e inestabilidad socio-política. En el vecino Nepal, por ejemplo, se ha vivido una década de durísima insurgencia maoísta y la represión monárquica ha sido muy sangrienta, causando muchas muertes. La violencia y las eventuales tensiones sociales son algo que los butaneses quieren evitar a toda costa. De hecho, miles de personas fueron excluidas del participar en las elecciones butanesas de 2008 por haber participado en las protestas de 1990. En su gran mayoría fueron protagonizadas por hindúes, quienes fueron considerados como inmigrantes ilegales y tuvieron que buscar refugio precisamente en Nepal [1] (aunque algunos de ellos obtuvieron posteriormente el estatus de refugiado en los EE.UU).

Bután es y busca mantenerse como un lugar privilegiado del planeta, una joya aún por explorar, con grandes bosques y lagos sin contaminar, que emanan luz, mucha luz debido a la altitud, y transmiten paz y armonía. A nivel cromático, las casas, los edificios y los templos son el reflejo de la belleza, la tranquilidad que se respira y... ¿de la felicidad? En un país donde los cigarrillos están prohibidos y la televisión se ve sólo desde 1999, donde no hay semáforos y solamente un policía de tráfico está actualmente en servicio, lo único que faltaba era cuantificar y definir la felicidad. Quizás empujados por los “expertos” occidentales en estadísticas, se llegaron a publicar ecuaciones y fórmulas matemáticas, y a desglosar por ejemplo el tiempo que, durante un día, una persona podía estar con su familia, en el trabajo y dedicándose a otras actividades. Siempre con el fin de obtener como resultado una vida feliz.

De ahí que cada dos años, los 72 indicadores que se toman en cuenta para medir la “Felicidad Nacional Bruta” - entre ellos el bienestar psicológico, la calma, la generosidad, la envidia, la frustración o los pensamientos suicidas (éstos se encuentran en el "dominio" del bienestar psicológico) - se revisarían mediante un cuestionario nacional. Los cuatro pilares de los cuales se derivan los nueve dominios que, a su vez, originan los 72 indicadores son la economía [2], el buen gobierno, la cultura y el medio ambiente. No hace falta añadir mucho más para entender que Bután sea un ejemplo de resistencia a la globalización, y un observatorio privilegiado para un especial índice de desarrollo humano. Los más importantes think tanks están sin duda pendientes de todo lo que ocurre en este pequeño país-laboratorio de Asia.

Pero no nos hagamos demasiadas ilusiones si estamos pensando en una estancia prolongada o un lugar paradisíaco para jubilarse. La Bhutan Tourism Corporation supervisa el número de visitantes que pueden acceder cada año al país, controlando rutas, alojamientos, contacto con familias y personas, y limitando la estancia de los extranjeros a una semana como máximo. Y no se crean que todos los 2.000 entre templos y monasterios butaneses sean de tan fácil acceso, si ya se creen que están escuchando la paz en sus oídos: algunos se encuentran en zonas tan remotas que se pueden visitar solamente tras muchas horas de caminos en la alta montaña. En fin, no nos resulta fácil, entre la crisis y tantos obstáculos, sacar aunque sea una foto turística de la felicidad. Ojalá se demuestre pronto que funcionan las fórmulas matemáticas de cómo llegar a la Felicidad y las apliquemos aquí.

NOTAS
[1] Según el último Informe sobre Desarrollo Humano 2009 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Bután tenía en 2007 un total de 108.100 refugiados y Nepal de 128.200.
[2] Con un PIB per cápita de tan solo 1.668 dólares USA, en Bután hay una gran parte de la población que vive bajo el umbral de pobreza según ingresos: el 26,2% de la población con menos de 1,25 dólares USA al día y el 49,5% con menos de 2 dólares USA al día. Fuente: PNUD, ibid, 2009.

segunda-feira, 18 de outubro de 2010

Derribar la dictadura financiera europea



Franco Berardi
Il Manifesto

Lo que está sucediendo en Francia es extremadamente importante. Para todos. De este movimiento amplio, radical y decidido que se está desarrollando ya desde junio (que ha sacado a la calle a millones de personas, por cuatro ocasiones y en pocos meses) podría venir la primera respuesta victoriosa contra la dictadura financiera que se ha constituido en Europa tras la crisis griega y el diktat del directorio Trichet-Merkel-Sarkozy, y que aspira a imponer medidas unificadas de ataque contra el salario y contra la sociedad en nombre de la competitividad.

El movimiento francés contra la prolongación del trabajo y el retraso de las pensiones, reunido en la cuarta jornada de movilización general, gana fuerza y afronta el choque con el gobierno de Sarkozy. Es la primera vez en Europa que un movimiento amplio toma como objetivo el dogma central de la prolongación del tiempo de vida-trabajo, sanctasanctórum del conformismo económico de la era tardo-liberal.

El dogma dice así: a causa de la prolongación del tiempo de vida y de la reducción de la natalidad, los países europeos se encaminan hacia una trágica situación, en la que unos pocos jóvenes deberán mantener a un montón de jubilados ociosos. Para evitarlo, debemos prolongar el tiempo de trabajo de los ancianos. A esta indecencia le llaman “pacto entre las generaciones”, y pretenden que todos creamos en la necesidad de trabajar durante más años para ayudar a la nueva generación.

Esta filosofía, impuesta por todos lados con la activa colaboración de las izquierdas y de los sindicatos, se basa en una premisa errónea, incluso falsa. Para empezar, la productividad media ha crecido cinco veces en los últimos cincuenta años. Con lo que la reducción de la unidad de trabajo no es un problema. Muchos menos jóvenes pueden producir tranquilamente lo necesario para muchos viejos, si la cuestión fuese sólo ésta. Pero no lo es en absoluto. Detrás del juego de las tres cartas se oculta, de hecho, un proyecto bien diferente, que consiste en imponer un aumento del tiempo de trabajo (más horas extraordinarias, pleno empleo de las instalaciones, sábado de trabajo, retraso indefinido de la edad de jubilación) y, en consecuencia, una reducción de la ocupación.

Con el cuento demográfico se aspira, pues, a mantener a los jóvenes en condiciones de subempleo, obligándoles a aceptar cualquier trabajo precario e infrapagado, mientras los ancianos se ven obligados a trabajar mucho más allá de la fecha establecida en su contrato originario de empleo.

La finalidad de la prolongación del tiempo de trabajo no tiene nada que ver con una exigencia productiva, sino que es la consecuencia de reglas financieras que actúan como una jaula, transformando en Europa la riqueza en miseria y la potencia en miedo. La desregulación sólo vale cuando sirve para atacar al salario, pero cuando sirve para aumentar la explotación, las reglas son, sin embargo, rigidísimas e indiscutibles.

Los trabajadores y los estudiantes franceses lo han entendido perfectamente. Han entendido que prolongar el tiempo de trabajo de los ancianos, en un periodo de reducción de la ocupación, significa reducir a los jóvenes a las condiciones del desempleo y el precariado. Si la sociedad francesa logra quebrar este dogma en Europa, se abrirá una fase nueva. En todas partes, empezando por Italia, podrá nacer un movimiento por la reducción del tiempo de vida-trabajo, por un adelanto de la edad de jubilación, por una reducción del horario semanal de trabajo. Si se quiebra el dogma en ese punto, todo volverá a ser posible.

En la manifestación del sábado y, sobre todo, en las semanas que le sucederán, debemos tener claro que la cuestión planteada por la Federación Italiana de Obreros Metalúrgicos (derechos laborales y defensa del salario) y la cuestión planteada por el movimiento de estudiantes e investigadores (recursos para la escuela pública, bloqueo de la devastadora reforma de Gelmini) no son, en absoluto, cuestiones italianas y no se pueden vencer como batallas nacionales. Sólo un movimiento europeo detendrá la ofensiva financiera contra la sociedad. Sólo un movimiento europeo nos liberará de los tiranuelos locales que llevan por nombre Tremonti o Berlusconi.

sábado, 16 de outubro de 2010

El Chile virtual, el Chile real y sus mineros



Gennaro Carotenuto
Giornalismo partecipativo

Qué buen país sería Chile si mañana también siguiera interesándose por la suerte y los derechos negados de todos sus mineros, después del reality show mundial del rescate de los 33 mineros de la mina de cobre San José, en aquel norte donde lo que no es desierto es cobre. Qué maravilla de país sería Chile si ese ondear de banderas y esa logorrea patriótica no fuese pura propaganda y no fuese también una máquina del olvido, una máquina para encubrir la realidad.

Los mineros, recordemos, están vivos de milagro, pero no han sido víctimas de milagro. El rescate ha sido un deber ineludible y un dividendo político para el gobierno en los días del bicentenario. Y en esta historia, los concesionarios (un eufemismo pinochetista que oculta la plena propiedad) de la mina permanecen en segundo plano, pero son los malos de la película, y el gobierno, que capitaliza mediáticamente, es su cómplice.

Bohn y Kemeny, antes de declararse en quiebra y por lo tanto insolventes, fueron sistemática y criminalmente negligentes con respecto a la seguridad de los mineros. Como casi todos los concesionarios de minas, Bohn y Kemeny también son culpables del «dolo eventual» de haber jugado con la vida de los mineros al pretender enriquecerse un poco más ahorrando sistemáticamente en su seguridad. Ahora que celebramos la salvación de los mineros, ¿podemos olvidar que sólo en San José ha habido 80 accidentes con muertos y heridos en diez años, sin que Bohn y Kemeny, «cegados por la codicia» según comentan muchos, invirtieran en seguridad? ¿Podemos olvidar que Chile, descrito por los medios como un país moderno y eficiente, sigue siendo el país donde los Bohn y Kemeny siempre encontrarán a unos desdichados dispuestos a jugarse la vida por 6 o 7 euros diarios, pues saben que las leyes y el gobierno están de parte del patrón?

No podemos olvidar que Chile, a partir del 11 de septiembre de 1973, es el alumno modelo de la desregulación radical del mundo del trabajo conocida como neoliberalismo, en virtud de la cual unos mineros como estos, cuyos nombres e historias conoce hoy todo el mundo, pero que apenas ganan 200 o 300 euros mensuales (otro detalle sobre el que se pasa de puntillas), si quieren mejorar su seguridad, tienen que enfrentarse a unos tiburones que viven en Seattle o Montreal, y no tanto en Los Condes o Vitacura, los barrios ricos de Santiago.

La verdad es que hoy más que nunca, cuando está en vigor el tratado de libre comercio con Estados Unidos firmado por los gobiernos de centroizquierda de la Concertación ―que sitúa descaradamente el lucro por encima de la seguridad y la equidad―, el gobierno chileno, aunque quisiera, tiene las manos atadas si pretende obligar a los concesionarios a garantizar la seguridad de unas vidas carentes de valor.

En estas semanas hemos visto al ridículo ministro de Minería, Laurence Golborne, lloriqueando una y otra vez al borde de la mina. Esos lloriqueos le han valido en dos meses ser el miembro del ejecutivo más conocido. Pero a partir de mañana el ministro Golborne volverá a ser lo que era antes: el ejecutor material de los intereses de las concesionarias, alineado sistemáticamente contra los mineros en todos los conflictos laborales.

Qué buen país sería Chile si «el cobre fuese nuestro» como lo fue en la época de la Unidad Popular, el único momento en la historia del país en que los mineros tuvieron derecho a decidir sobre su seguridad y su trabajo. El único momento en que la riqueza del cobre no se la llevaban unas multinacionales rapaces y los mineros ganaban salarios dignos.

Convendría recordarles a los informadores de vuelo corto, que en dos meses nunca han mencionado estos detalles, un hecho nada casual: que después del 11 de septiembre, mientras la atención del mundo estaba centrada en el palacio de La Moneda en llamas y el estadio nacional transformado en campo de concentración, Augusto Pinochet encomendó al general Sergio Arellano Stark que rastreara palmo a palmo las minas del norte de Chile. El objetivo era capturar a los mineros que habían sido la columna vertebral de la Unidad Popular y que en aquella militancia, bajo las banderas del Partido Socialista, del Partido Comunista y del MIR, habían encontrado por primera vez dignidad, seguridad y unas relaciones de producción que no fueran inicuas.

Fue la «caravana de la muerte». Por lo menos 200 mineros, víctimas de los siniestros helicópteros que aterrizaban de repente en los poblados artificiales ―donde todavía hoy los ingenieros extranjeros son los únicos que tienen derecho a un trozo de césped, mientras que para los trabajadores chilenos y sus familias sólo hay piedras―, siguen estando desaparecidos. Tampoco fue un hecho casual que el principal reproche de Henry Kissinger, la eminencia gris del golpe, a Salvador Allende fuera, justamente, la nacionalización del cobre.

Todos los chilenos se han conmovido sinceramente, como el resto del mundo, por la suerte de esos 33 hombres insignificantes que desde hace siglos bajan a las entrañas de la tierra para arrancar la principal riqueza del país que acabará aprovechando a alguien de fuera. Un resto del mundo que no sabe situar el desierto de Atacama en el mapa, como tampoco sabe que debe dar las gracias a esos mineros cada vez que descuelga el teléfono y se comunica con una voz conocida al otro lado del hilo metálico. Pero en el mundo teledirigido, cientos de millones de telespectadores pueden pensar que con la inquietud que sintieron por esos 33 ya «han cumplido».

El país, bajo la mirada del gran hermano mundial, ha dado un gran ejemplo de solidaridad, orgullo, patriotismo y eficacia (tardía). Oro, más que cobre, para el presidente Sebastián Piñera y su gobierno que, en un trance difícil pero al mismo tiempo más limitado que el de Silvio Berlusconi después del terremoto de L’Aquila, ha tenido la más extraordinaria "photo opportunity" con que podía soñar.

Desde que se supo que los mineros estaban vivos, Piñera se trasladó a la boca de la mina, estrechó manos, prodigó sonrisas y palmaditas en la espalda, abrazó a hombres y mujeres con quienes nunca se habría tomado un café. Antes, durante los días interminables en que se pensaba que los mineros estaban muertos, no había hecho acto de presencia. Después, con los focos encendidos, capitalizó 15 puntos de aumento de popularidad en apenas 15 días. Moduló sus apariciones e incluso programó la liberación de los mineros de acuerdo con los horarios de máxima audiencia televisiva y sus propios compromisos internacionales. Ahora Chile volverá a estar en el cono de sombra de la información, con sus mineros humillados y su corte de los milagros. Y una vez más la televisión nos ha brindado un reality show para adormecer las conciencias.