sexta-feira, 18 de fevereiro de 2011

¿Quién es el culpable del alza de los alimentos?



Paul Krugman
The New York Times


Estamos en el medio de una crisis global de los alimentos. Los precios mundiales de éstos alcanzaron valores récord en enero, producto de los gigantescas alzas de trigo, maíz, azúcar y aceites. Esto tendrá un impacto brutal en los pobres del mundo, que gastan la mayor parte de sus ingresos, en alimentos básicos.

Pero, las consecuencias de esta crisis van mucho más allá de lo económico. Después de todo la gran pregunta detrás de los levantamientos en contra de los regímenes en el Medio Este no es tanto sobre por qué están ocurriendo, sino por qué ocurren este momento. Y hay pocas dudas de que el alza en los precios de los alimentos ha sido un gatillante de la rabia popular.

Entonces ¿qué hay efectivamente detrás de estas alzas de precios? Los americanos de derecha (y los chinos) culpan a las políticas de “fácil dinero” de la Reserva Federal. En tanto, el Presidente Nicolás Sarkozy acusa a los especuladores de “extorsión y pillaje”.

Pero la evidencia cuenta una historia aún más siniestra. Lo que efectivamente está detrás es la extensión con que severos eventos climáticos han afectado la producción agrícola del mundo. Y esos eventos son la consecuencia esperable del cambio climático. Entonces, los precios que observamos hoy, son sólo el principio.

No se puede desconocer que, en cierta medida, las alzas en los precios de los alimentos son parte del boom general de precios que viven los commodities desde principios de 2009, principalmente gracias al rápido crecimiento industrial de los mercados emergentes.

Pero, con excepción de los países muy pobres, el aumento de los ingresos no tiene un gran efecto en la cantidad que come la gente. Es verdad que el crecimiento en naciones emergentes como China lleva a un alza en el consumo de carne, y, por lo mismo al aumento de la demanda por alimentación animal. También es verdad que las materias primas agrícolas compiten por tierra y otros recursos con los cultivos alimenticios, como ocurre con la producción subvencionada de etanol. Entonces efectivamente tanto el crecimiento económico como las malas políticas energéticas han jugado un papel en la explosión de los precios de los alimentos.

Pero, aún así, hasta el verano pasado los precios de los alimentos estaban muy rezagados de los de otros commodities. Pero entonces, golpeó el clima. Consideremos el trigo, cuyo precio prácticamente se ha doblado desde el último verano. La causa inmediata del alza es obvia: la producción mundial cayó drásticamente. La causa principal de esa declinación, de acuerdo a la información del USDA, refleja una caída abrupta en Unión Soviética. Esto ocurrió porque una ola de calor y la sequía elevó, por primera vez en la historia, las temperaturas de Moscú por sobre los 100 grados Fahrenheit. El calor en Rusia fue sólo uno de los muchos eventos extremos, desde el clima seco en Brasil a las inundaciones bíblicas que afectan a Australia.

La pregunta entonces es ¿Qué hay detrás de este clima? En cierta medida observamos los resultados de La Niña—un fenómeno natural en el que las aguas del Pacífico equatorial se vuelven más frías– y que históricamente ha sido asociada con crisis de alimentos. Pero, esa no es la historia completa. El 2010 es, junto con el 2005, uno de los años más calurosos de los que se tenga registro. Temperaturas récords se registraron no sólo en Rusia, sino en otros 19 países, cubriendo un quinto de la tierra del planeta. Y tanto las sequías como las inundaciones son consecuencias de un planeta más caliente. Como siempre, no se puede atribuir todo o cualquier evento climático a los gases invernadero. Pero el modelo que observamos, donde lo extremo se vuelve cada vez más usual, es justamente lo que se puede esperar del cambio climático.

La evidencia sugiere que lo que estamos viviendo ahora es sólo un primer impacto de lo que implicará económica y políticamente, un mundo más caliente. Y, dado nuestro fracaso para actuar en los gases invernadero, hay mucho más y mucho peor por venir.

Nenhum comentário: