terça-feira, 31 de maio de 2011

Italia: Por fin soplan nuevos vientos



Elvira Corona
ALAI


Con la derrota esperada por muchos del primer ministro Silvio Berlusconi en Milán, pero también de su partido en Napoles, Cagliari y Trieste, los italianos empiezan a respirar un aire nuevo. En Milán, ciudad natal del Cavaliere, la alcaldesa oficialista Letizia Moratti obtuvo el 44,9% de los votos mientras su adversario Giuliano Pisapia, candidato de izquierda, alcanzó un 55,1%.

En Nápoles, tercera la ciudad del país que en los últimos anos es más famosa por su problema de basura que invade las calles que por su belleza increíble al estar situada en uno de los golfos más espectaculares de Italia, Luigi de Magistris, ex fiscal y candidato apoyado por la izquierda, alcanzó un 65,4% contra el 34,6% de Giovanni Lettieri, candidato del partido de Berlusconi y amigo de Nicola Cosentino, coordinador del Partido de la Libertad (PDL) de la región, investigado por sus presuntas vinculaciones con la mafia.

Pero también son significativos los resultados de Cagliari, ciudad capital de la isla Cerdeña, donde la derecha gobernaba desde hace 17 anos. Massimo Zedda, joven candidato de izquierda con todo su equipo de jóvenes trabajó duro en la campaña electoral para ganarse la confianza de la ciudadanía, y logró reconquistar la ciudad fortaleza de la derecha, con casi el 60% de los votos, derrotando a Massimo Fantola, veterano político que alcanzó el 40%.

Trieste es otra ciudad donde la derecha fue derrotada, por un 57,5% contra 42,5%. El primer ministro en Roma, a las 18h00 del lunes 30, cuando ya los datos eran claros, dijo a los periodistas que todavía no sabía nada de lo que estaba pasando en Italia, a pesar de que unos días antes calificó a los comicios de Milan como un referéndum sobre su gobierno. Unas horas más tarde se negaba a admitir su derrota, y lanzó amenazas a los ciudadanos: “los milaneses tendrán que rogar ahora, y los napolitanos tendrán que arrepentirse”.

El Cavaliere parece más solo que nunca, sus propios partidarios dicen que quien se equivocó fue él, con su campaña electoral basada solo en acusaciones contra los fiscales que deben juzgarlo, y contra los adversarios políticos, valiéndose de un clima de miedo por la llegada de emigrantes y por la inseguridad y otras tantas tonterías que ya no funcionan más. Muchos italianos que todavía creían en Berlusconi se dieron cuenta que él solo piensa en salvarse asimismo y que el país no le importa nada. Lo han entendido también en Arcore y Olbia, los municipios donde es propietario de dos mega villas, conocidas por las fiestas donde participaron muchas chicas y por las cuales Silvio Berlusconi es investigado por inducción a la prostitución de menores.

Una suave brisa ya se respiró el pasado 13 de febrero, cuando miles de mujeres se tomaron las calles con el lema “¿si no es ahora cuando?”, indignadas por la imagen degradante que el presidente, con sus televisiones y diarios, ha contribuido a dar de las mujeres italianas. Esta brisa ahora ya es viento, y en el próximo referéndum el 12 y 13 de junio, donde los italianos se pronunciarán sobre cuestiones como energía nuclear, privatización del agua e impedimento legitimo del primer ministro, ojalá que ese viento se convierta en tormenta capaz de barrer los 20 años de berlusconismo.

domingo, 22 de maio de 2011

La Primavera de España

El País

A escasos metros del Congreso de los Diputados ha surgido otro parlamento. Otra democracia nace de cero en el kilómetro cero y ha convertido la Puerta del Sol en una gran ágora. En vez de bancadas de diputados hay metros cuadrados de suelo; en lugar de presidente del Congreso hay un moderador que estudió Clásicas y que en la actualidad dice dedicarse a la interpretación.

No hay una mesa del Congreso, pero sí un chaval que toma nota de todo cuanto se dice y hace un resumen de cada tema antes de pasar al siguiente. Tampoco existe un orden del día con las preguntas acordadas, sino una hoja con 24 puntos abiertos a aportaciones y propuestas que se suceden con solo levantar el brazo y que se aprueban agitando las manos, como en el lenguaje de los sordomudos.

Existen comisiones por áreas (comunicación, asamblea, infraestructuras, alimentaria…), pero no en despachos, sino debajo de tiendas de campaña, lonas o a la intemperie. Hay incluso corrillos, que no son en los pasillos, sino en plena calle, en cualquier esquina. Acalorados y apasionados enfrentamientos dialécticos surgen como setas en la nueva ágora de la Puerta del Sol. Aguzando los oídos cualquiera puede ponerse al día de los temas más candentes de la actualidad. Los ciudadanos hablan. El eco ya ha cruzado las fronteras de España con movilizaciones en Nueva York, Londres, Bélgica, México, Italia...

“Consideramos leyes injustas la Ley de Extranjería, el Plan Bolonia, la Ley Sinde, la Ley electoral y la de Igualdad de género”, suena por un megáfono que rula de mano en mano en la asamblea. “Hay que acabar con el apoyo estatal a la Iglesia”, defiende una mujer de mediana edad. “Los rescates deben ir dirigidos a las familias desahuciadas y no a los bancos”, vocea un joven. Ni debate, ni opiniones. Avalancha de propuestas de hora y media. “Estamos buscando un consenso de mínimos que nos aclare lo que estamos defendiendo”, apunta el moderador.

Como en La autopista del sur, de Cortázar, un hecho extraordinario ha creado una nueva realidad con una dinámica propia. La manifestación que el pasado 15 de mayo reunió a miles de personas indignadas por la situación sociopolítica y económica reinante en España, y la posterior acampada en el centro neurálgico de la capital, han dado lugar a un micromundo que se hace y gira al mismo tiempo, en sentido contrario al que venía siendo cotidiano.

Lo primero fue organizarse y garantizar las necesidades básicas. Lo segundo, ahora y ya, es articular un discurso consistente que les permita explicar a la sociedad una queja global y generalizada contra las carencias del sistema democrático imperante.

El ideario de los indignados toma cuerpo en la calle

Se trata de perfilar una protesta que ha sido capaz de aglutinar al amplísimo y heterogéneo número de personas que conforman este movimiento espontáneo. Un movimiento que, más allá de los presentes cada día en la Puerta del Sol, aúna todo un espíritu colectivo de desencanto y hartazgo que viene asolando a una parte de la población española. Ya se reconoce con el nombre de “movimiento 15-M” y se infla y se desinfla, sube y baja en función de las horas del día (hay tres asambleas en cada jornada y una concentración), pero permanece vivo y ha conseguido atraer las miradas, de dentro y fuera del país, y cambiar la agenda electoral de los políticos.

En plena recta final de la campaña electoral, estas gentes, venidas de todas las partes de Madrid y otras ciudades, guardan un as en la manga. Cierto es que ni ellos mismos saben aún cuál será la jugada. Ni si pintan espadas o pintan bastos, pero lo guardan como oro en paño y podrían ponerlo sobre la mesa en cualquier momento: “¿Qué haremos el domingo frente a las urnas?”. La pregunta se la lanzaban entre ellos mismos, pero nadie daba una respuesta.

Todo el trabajo y las reuniones de ayer se centraron, por tanto, en crear el germen de ese manifiesto de mínimos. Primero los temas clave que les preocupan, luego las propuestas y después las votaciones. El resultado de ese proceso de “democracia real” será una especie de programa marco que dará respuesta a la gran pregunta de los cuatro últimos días: los indignados no quieren las cosas como están, pero qué quieren.

He aquí algunas de las reivindicaciones concretas que ya se han apoyado en las asambleas, aunque aún no han sido votadas:

Abolición de leyes injustas: suprimir y sustituir normas como la Ley Sinde, el Plan Bolonia, la Ley de Extranjería, la Ley de Partidos o la Ley electoral. Y apoyan que las leyes clave que aprueben las Cortes vayan precedidas de un referéndum.

Tercera República: unos quieren un referéndum para votar monarquía o república, otros apuestan directamente por hacer desaparecer de la Constitución todo lo que tenga que ver con la Casa Real.

Reformas fiscales: abogan por “favorecer las rentas más bajas”, por “que paguen más los que más tienen” y por “que el IVA sea un impuesto progresivo”. Además, entre otras muchas cosas, quieren “que se establezca la tasa Tobin para gravar la especulación y el movimiento de capitales y que lo obtenido por esos impuestos revierta en políticas sociales”. Se propugna asimismo “nacionalizar los bancos rescatados”.

Transporte y movilidad: Favorecer el transporte público y alternativo al coche, crear una red de carril bici, subvencionar el abono transporte a los parados.

Reforma de las condiciones laborales de la clase política: se aboga por la supresión de sueldos vitalicios, la formación reglada (que opositen), la revisión y balance de las políticas al concluir cada mandato, listas electorales limpias y libres de imputados por corrupción política.

Desvinculación total de la Iglesia y el Estado y división de poderes: la religión debe ser circunscrita solo a la intimidad y los jueces debem qiedar lejos de la política.

Democracia participativa y directa: apuestan por un funcionamiento asambleario en la base ciudadana (barrios, distritos…) apoyado en Internet y las nuevas tecnologías. Piden también participación en los asuntos relativos a la gestión de los presupuestos por las distintas administraciones. En general, descentralización del poder político.

Mejora y regularización de las relaciones laborales: básicamente se trata de acabar con la precariedad salarial y el “abuso” de los becarios, estableciendo un salario mínimo de 1.200 euros, con un Estado que garantice el empleo y la igualdad salarial.

Ecología y Medio Ambiente: cierre inmediato de las centrales nucleares y economías sostenibles.

Recuperación de las empresas públicas privatizadas: la Administración debe hacerse cargo de nuevo de la gestión.

Fuerzas del Estado: reducción del gasto militar y cierre de las fábricas de armas, y negativa a la intervención en cualquier escenario de guerra.

Recuperación de la Memoria Histórica: condena del franquismo.

quarta-feira, 18 de maio de 2011

Los sábados de Islandia han prendido la mecha en España



Oscar Gutierrez
El País


Hördur Torfason se acercó una mañana de octubre de 2008 hasta el que los islandeses llaman Althing, el Parlamento situado en la capital de Islandia, Reikiavik. Para entonces, el mayor banco del país, el Kaupthing, ya había hecho crack y el sistema financiero islandés estaba patas arriba. Torfason, junto a su guitarra, cogió un micrófono y abrió el canal para que los ciudadanos que quisieran expresar su malestar ante el revolcón que estaba sufriendo el país dijeran lo que pensaban. El sábado siguiente, la iniciativa de Torfason reunió a decenas de personas en el mismo punto. Los sábados de aquel otoño, ligados por el movimiento Voces del Pueblo, llevaron al anuncio de disolución del Parlamento y convocatoria electoral el 23 de enero de 2009. Y condujeron el murmullo ciudadano islandés hasta las gargantas de los miles de manifestantes reunidos en varias ciudades españolas el pasado 15 de mayo: “España en pie, una Islandia es”; “Nuestro modelo es el islandés” fueron algunos de los gritos lanzados al aire.

Los islandeses no se quedaron ahí. Sacudieron los cimientos del Gobierno, persiguieron a los banqueros que les llevaron a la bancarrota y dijeron ‘no’ en referéndum a la devolución a Reino Unido y Holanda de una deuda de 4.000 millones de euros. Y aún más -quizá lo que realmente gusta entre los que pisotean las calles, sobre todo, desde el 15M-: formaron una asamblea de 25 ciudadanos elegidos para llevar a cabo una reforma constitucional. Toda una revolución silenciosa en medio del protagonismo mediático de las revueltas árabes que el ingobernable canal de las redes sociales se encargó de rescatar.

Pero no solo de Islandia, un país de unos 320.000 habitantes, viven los que claman por una democracia real. No en vano, la organización que aglutina las movilizaciones, Democracia Real Ya, cuenta entre sus propuestas con unos 40 puntos que van desde el control del absentismo parlamentario a la reducción del gasto militar, pasando por la abolición de la ley Sinde. Y entre las adhesiones que ha arrancado este movimiento aparecen ya unas 500 organizaciones de toda índole. Pero ningún partido. Tampoco sindicatos. Los frentes de las marchas se multiplican sin hilo como lo hicieron los que acabaron bajo el paraguas de la antiglobalización o altermundialismo -Attac apoya las protestas- y que hoy viven, una década después de su nacimiento de la mano del Foro Social Mundial de Porto Alegre (Brasil), en un escenario más modesto que el que les enfrentaba antaño al elitista Foro Económico Mundial de Davos (Suiza).

Precisamente en Islandia, el australiano Julian Assange, editor de Wikileaks, encontró un teatro perfecto para llevar su proyecto a primera plana. Tal fue el éxito, que el Parlamento islandés adoptó un proyecto para reformar la ley de prensa siguiendo el modelo de transparencia y respeto a la libre expresión de la web de filtraciones. Así reza otra de las propuestas de Democracia Real Ya: “Protección de la libertad de información y del periodismo de investigación”. Wikileaks, la revelación sin freno de documentos públicos a través de la Red, sin intervención, en primera instancia, de los medios tradicionales, santos de poca devoción para muchos de los asistentes a las manifestaciones de estos días, ha sido otro de los combustibles de la mecha que prendió definitivamente el 15-M. No solo por la imagen de Assange, un ciberanarquista por el que se han manifestado cientos de personas tras ser acusado y detenido por supuestos delitos de abuso sexual. Sino por el destape en plena crisis económica de los abusos de los poderes, de la corrupción y el fraude político, principal diana de los dardos del Movimiento 15M.

Y todo esto a velocidad de crucero a través de una Red que ha multiplicado el eco del descontento y ha abierto la vía al hackeractivismo de colectivos como Anonymous, notable durante la campaña de defensa a Assange interviniendo contra empresas como PayPal o Visa, pero presente también en los inicios de las revueltas en el mundo árabe para posibilitar el sorteo de la censura de las dictaduras tunecina y egipcia. Revoluciones que han crecido y madurado mientras que los jóvenes franceses, italianos, ingleses y griegos se lanzaban a las calles para vetar los planes de recortes sociales con los que Europa ha reaccionado a la fuerte recesión económica. España esperaba.

Arrancó primero Nolesvotes, una iniciativa que insta a evitar llenar las urnas de papeletas de PP, PSOE y CiU acusándoles de aprovecharse de la ley electoral para perpetuarse en el Parlamento con unos “niveles de corrupción en España alarmantes”. Le siguieron llamamientos en el Congreso de movimientos como Avaaz o Actuable por unas listas electorales limpias de políticos imputados. Y continuaron los cerca de 2.000 jóvenes que secundaron las marchas de Juventud sin Futuro el pasado 7 de abril, un primer ensayo modesto de lo que el 15M reventó en un clamor popular en varias ciudades españolas.

“¡De mayores queremos ser islandeses!”, clamó uno de los animadores de la organización durante la marcha del pasado domingo 15 de mayo ante una columna de jóvenes y no tan jóvenes, padres y niños, estudiantes y trabajadores, parados y jubilados. Muchos fueron los sábados en Islandia que provocaron el cambio que pedían los ciudadanos. En España, la mecha se ha prendido...

segunda-feira, 16 de maio de 2011

El holocausto español



Josep Fontana
Público


La proximidad de la fecha en que se cumplen 75 años del inicio de la Guerra Civil española ha estimulado la publicación de una serie de estudios que enriquecen nuestro conocimiento no solo de su génesis, sino también de su naturaleza. Tal es el caso de La conspiración del general Franco, de Ángel Viñas, que complementa la gran trilogía sobre la República en guerra que publicó de 2006 a 2009. O el de Violencia roja y azul, el estudio colectivo dirigido por Francisco Espinosa, que ha venido a dejar establecida la cifra de los muertos por la violencia en 50.000 para el bando republicano y 150.000 para el franquista.

Entre todos estos libros, sin embargo, me parece que conviene destacar El holocausto español, de Paul Preston, que culmina con esta obra cuarenta años de dedicación al estudio histórico de España, desde The Spanish Right under the Second Republic: an Analysis, aparecido en Reading en 1971, que sería un anticipo de su Spain in Crisis de 1976, hasta su biografía de Franco, que sigue siendo una obra de referencia indispensable.

Preston describe y estudia la represión en uno y otro bando, pero sus objetivos van más allá: una vez averiguado lo que les sucedió a las víctimas civiles, nos dice, es necesario averiguar por qué, establecer las causas últimas de la violencia que sufrieron y sacar a la luz las razones que guiaban a sus verdugos. Que una vez desencadenada una guerra se produzcan actos de ferocidad en uno y otro bando es algo que ha sucedido siempre y en todas partes, y que no requiere mayor explicación. Como decía hace muy poco Luke Mogelson “hay una bestia en el corazón de cada combatiente”, sin olvidar que cada muerte se convierte en la semilla de una venganza. Lo que es más importante, porque ahí reside la mayor de las responsabilidades, es determinar los motivos y el propósito de quienes han escogido el camino de la guerra, y está claro que la única forma en que podemos entender la que se inició en 1936 debe basarse en el análisis de lo que sucedió desde 1931.

Preston, cuyos primeros trabajos estuvieron dedicados precisamente al estudio de las derechas españolas en los años de la República, está especialmente calificado para analizar el enfrentamiento social que se inició con motivo de los programas de reforma de los dos años de gobierno republicano-socialista, y para mostrarnos la reacción que llevó a los “teóricos del exterminio” a preparar desde entonces una represión sistemática, encaminada a destruir hasta sus raíces la trama social en que se había asentado el proyecto republicano.

Entre las primeras víctimas de lo que Queipo de Llano llamaba el “movimiento depurador del pueblo español” figuraron los alcaldes, los concejales y los sindicalistas, pero también los maestros. Porque, como se decía en un artículo publicado en la prensa de Sevilla en los primeros días del “alzamiento”: “No es justo que se degüelle al rebaño y se salven los pastores. Ni un minuto más pueden seguir impunes los masones, los políticos, los periodistas, los maestros, los catedráticos, los publicistas, la escuela, la cátedra, la prensa, la revista, el libro y la tribuna, que fueron la premisa y la causa de las conclusiones y efectos que lamentamos”. Tantos eran los enemigos que había que depurar.

Haber desentrañado los orígenes de este proyecto genocida de los sublevados, que desde los primeros días expresaron su voluntad de “aniquilar” a todos estos enemigos, es uno de los grandes méritos del libro de Preston, que lo elevan por encima de la mayor parte de la abundante literatura que se ha dedicado a la represión.

Arrinconada, por haber agotado su credibilidad, la visión franquista de la Cruzada, lo que en la actualidad la sustituye es el revisionismo del “todos fueron igualmente culpables”, en la línea de Ernst Nolte con el nazismo, del que pueden ser ejemplo el libro de Fernando del Rey, Palabras como puños: la intransigencia política en la Segunda república española, o la feroz crítica contra el de Preston que Jorge M. Reverte publicó en El País el 12 de mayo, con más exabruptos que argumentos, y en un tono que no parece que corresponda al crédito personal que Reverte puede oponer a la trayectoria académica e investigadora de Preston.

Uno de los fallos esenciales de su crítica es que se limita a lo sucedido desde julio de 1936, cuando Preston ha dedicado cuatro de los 13 capítulos de su libro a los antecedentes. Déjeme decirle además que lo de la “liquidación sistemática de pequeños comerciantes en Cataluña” es un camelo. Mi padre era un pequeño comerciante, que no solo no fue liquidado, sino que no sufrió más molestia que la de los bombardeos, frecuentes en el barrio en que vivíamos, que nos obligaron a muchas huidas nocturnas en busca de un refugio (bien el de la Generalitat, bien los túneles de las estaciones de metro de la plaza Catalunya). La librería de mi padre estaba en la calle Boters, y no recuerdo que ni el dueño del “colmado” de al lado, ni el de la “mercería” de enfrente sufrieran daño alguno; ni siquiera los de una “cerería” y una “estampería” vecinas, negocios que respondían a la cercanía al palacio episcopal y a la catedral.

Sacar la Guerra Civil del contexto del enfrentamiento social que se produjo como consecuencia del proyecto reformista de los republicanos de izquierdas implica condenarse a no entender su misma naturaleza.

domingo, 15 de maio de 2011

España: Manifestación de miles de personas por una democracia real


Marta Garijo
El País


Miles de personas recorren las calles para demostrar su indignación con el sistema. El movimiento pacifíco Democracia Real Ya! ha convocado en cincuenta ciudades españolas a los ciudadanos para demostrar que no son "mercancías en manos de políticos y banqueros". A las seis de la tarde, la plaza de Cibeles ya albergaba varios miles de personas que gritaban "el pueblo unido, jamás será vencido". Se dirigen a la Puerta del Sol y protestan porque los políticos no tienen en cuenta a los ciudadanos en la toma de decisiones. Jóvenes, trabajadores, estudiantes y jubilados marchan juntos para demostrar su indignación por las consecuencias de la crisis y para pedir un cambio político y social.

La marcha de Madrid es una de las más numerosas de las que hay convocadas por Democracia Real Ya! en otras 52 ciudades españolas. En el Ayuntamiento de Pamplona más de un centenar de personas ha secundado la protesta. Los valencianos se han congregado "hartos" de las "reformas antisociales" y de "los bancos, que han provocado la crisis, suban las hipotecas o se quedan con las viviendas". En Barcelona, miles de personas han llenado la plaza de Cataluña con gritos constantes de "¡No somos una mercancía!". En Alicante, unos 1.500 jóvenes -más de un millar según la Policía- iban lanzando consignas contra los bancos y la crisis económica, como "La banca al banquillo", "Queremos ser Islandia" o "Esto no es una crisis, es una estafa". Otras 5.000 personas se han unido a la protesta en Galicia, siendo la más numerosa la de Vigo donde han acudido en torno a 3.000 ciudadanos.

En Madrid, muchos de los manifestantes van vestidos con camisetas amarillas del grupo Juventud Sin Futuro por la calle de Alcalá. A principios de abril este movimiento que nació en la universidad consiguió despertar a varios cientos de jóvenes con el lema "sin casa, sin curro, sin pensión y sin miedo". La pancarta principal pide a los ciudadanos que no voten a ninguno de los partidos políticos. "No les votes", reza. Otros llevan camisetas negras que reclaman las calles: "Son nuestras".

La mayoría de los manifestantes son jóvenes que reclaman una mejora de las condiciones laborales con pancartas como "contrato basura, esclavo libre". También hay familias. Ana viene con su hijo pequeño: "Como no se consigue nada es quedándose en casa". Jesús González tiene 70 años y acude a la manifestación porque dice que hay que cambiar la política.

La manifestación atrae las miradas de las personas que pasean por las aceras. "No nos mires, únete", les piden. Los eslóganes de la concentración han sido consultados a través de la página de Facebook en la que se convocaba la manifestación. "¿Recortar? Robar" o "Políticos culpables" son algunos de los que acompañan a las clásicas proclamas de "Luego diréis que somos cinco o seis". Desde la organización se muestran optimistas con los resultados de la convocatoria. Dicen que están llenando de gente el recorrido.

Desempleados, mal remunerados, subcontratados, precarios y muchos muchos jóvenes han salido por las calles de Valencia. En una comunidad marcada por la corrupción, en la que la cúpula del PP que gobierna la Generalitat está imputada o vinculada a la trama corrupta Gürtel, los valencianos clamaron contra la corrupción política al grito de "Corruptos del mundo, venid; delitos veréis prescribir", mientras otro grupo bajo la pancarta de "Basta ya de corrupción política!", seguía el recorrido de la manifestación convocada en varias ciudades bajo el lema Democracia Real Ya!

En Barcelona la marcha se dirigía pasadas las 19.30 por Vía Laietana hacia la plaza de Sant Jaume, con proclamas para críticar a los partidos políticos y llamamientos a la juventud para que salga a la calle. "Somos la generación ni-ni, sí", dijo uno de los asistentes, "pero ni PSOE, ni PP, ni CiU", añadió. Arcadi Oliveres, de la ONG Justicia i Pau, afirmó que aun es pronto para saber si la actual crisis económica y las protestas juveniles llevarán a la formación de movimientos políticos y sociales de nuevo cuño, "aunque manifestaciones como las de hoy son sin duda un primer paso", explicó. La marcha ha transcurrido en un ambiente reivindicativo pero festivo, sin que hasta el momento se haya registrado el menor incidente.

En Alicante la protesta partió desde la puerta de la Diputación de Alicante, presidida por Joaquín Ripoll, del PP, imputado de cinco delitos en el caso Brugal. La protesta convocada y gestada en las redes sociales descolocó a los grandes partidos políticos que fueron objeto de crítica por parte de los manifestantes que gritaban "la misma mierda es PSOE que PP". En la manifestación, que trascurrió sin incidentes, los jóvenes protagonizaban sentadas de protesta cada vez que pasaban por delante de una sucursal bancaria, y a lo largo de la marcha también hubo referencias a la corrupción política valenciana cuando cantaban "donde están los trajes, matarile, matarile, dónde están los trajes del PP?". La manifestación concluyó en la avenida Doctor Gadea de Alicante ante el Aula de Cultura de la CAM y al grito del "Oro del banquero es la sangre del obrero".

"Esto no es una crisis, es una estafa". La frase resume la indignación de los miles de manifestantes (unos 3.000 en Vigo, 1.100 en Santiago y 1.000 en A Coruña, según la Policía local), que, convocados en toda España a través de las redes sociales por la plataforma Democracia Real Ya, han salido a la calle en Galicia. "Estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros... Por la indefensión del ciudadano", arrancaba el manifiesto. La concentración gallega más numerosa, celebrada en Vigo, donde las listas del paro superan las 30.000 personas, ha partido de la Praza do Rei, ante el edificio municipal, y ha terminado en el parque de Castrelos. En un ambiente festivo, algunos participantes se han declarado incluso sorprendidos por la afluencia en un domingo muy caluroso.

sábado, 14 de maio de 2011

El decrecimiento: una oportunidad de cambio


Revista Goitibera

El decrecimiento propone un cambio integral en muchos aspectos de nuestra vida. Para entenderlo mejor y poder seguir profundizando en esto, les dejamos una entrevista realizada a Florent Marcellesi, ecologista y activista político.

Actualmente muchos movimientos sociales, asociaciones y entidades diferentes entre sí y con objetivos dispares se han sumado a una de las corrientes más en boga como es el decrecimiento ¿A qué se debe?

Primero constato una profunda desorientación ideológica y organizativa en los movimientos transformadores. Se caracteriza en estos momentos por un lado por una atomización de dichos movimientos y por otro por una búsqueda de nuevos conceptos e ideas que sustenten otros proyectos sociales y políticos capaces de crear ilusión hacia otros futuros posibles.

Segundo, ha entrado con fuerza un nuevo factor estructurante que está recomponiendo el panorama socio-político: la crisis ecológica. Hoy en día, si todas las personas vivieran como la ciudadanía vasca se necesitarían tres planetas. Se acabó el mito del crecimiento económico como condición sine qua non del bienestar humano: al contrario, no hay crecimiento infinito posible en un planeta finito. Esta profunda crisis (que es climática, energética, alimentaria) se suma a las demás crisis sociales (20% de paro y de pobreza en el Estado Español), económica, de los cuidados, y nos acerca a una verdadera crisis de civilización.

En este contexto interviene el término “decrecimiento”. Más que un concepto, es como dice Serge Latouche un “eslogán político” para romper con la ideología del crecimiento o según José Manuel Naredo una “ocurrencia publicitaria provocadora”. Aunque hubiera podido parecer al principio demasiado subversivo como para triunfar en la escena pública, la evidencia empírica nos lleva sin lugar a duda a otra conclusión: el decrecimiento es un “término obús” que tiene una capacidad fenomenal de convocatoria como lo prueba el éxito relámpago de los colectivos Decrecimiento en Euskadi y en el resto del Estado, y la afluencia numerosa a cualquier tipo de charla o conferencia que lleva decrecimiento en su título.

Esta capacidad de convocatoria, cruzada con las ganas positivas de experimentar nuevas ideas, ha permitido crear un ambiente de trabajo propicio al encuentro de diferentes trayectorias políticas, militantes o vivenciales, que han permitido a su vez crear nuevos puentes entre personas o colectivos hasta el momento menos conectados e interrelacionados. Digamos que el decrecimiento ha actuado como un nexo y un catalizador.

El decrecimiento es un término nuevo que ha cogido impulso gracias, entre otros, a Latouche, pero la esencia del concepto nació hace algunas décadas. Parece haber llegado la coyuntura perfecta para la puesta en práctica ¿Cómo lo ves?

Efectivamente las bases teóricas que dan vida al término decrecimiento son algo más antiguas que el recién apadrinamiento del término por el movimiento social: cogen sus raíces en el movimiento ecologista que surge en los años 60-70. Pero incluso a finales del siglo XIX, el economista John Stuart Mill veía necesario y deseable evolucionar hacia “un estado estacionario del capital y de la riqueza”, sugiriendo que no implicaba “un estado estacionario de la mejora de la suerte humana”. También Keynes pregonaba a principios del siglo XX que cuando hayamos resuelto el “problema económico”, podríamos dedicar nuevas energías a metas no económicas. Sin embargo, el decrecimiento como tal se apoya ante todo en autores de la ecología política y de la economía ecológica como André Gorz o Nicholas Georgescu-Roegen. Mientras el primero consideraba el decrecimiento como “un imperativo de supervivencia”, el segundo —que no utilizaba directamente este término— proponía en los años 70 un programa bioeconómico para conseguir un nivel de vida decente pero no lujoso. No muy lejos de hecho de la filosofía de Gandhi: “vivir sencillamente para que otros puedan simplemente vivir”...

Ahora bien, como lo apuntaba antes, en un contexto de gran incertidumbre ideológica en los movimientos transformadores y del impacto cada vez menos indiscutible de la crisis ecológica sobre el futuro de la especie humana, el decrecimiento ha sido el término idóneo en la coyuntura idónea. Con la suficiente carga ideológica y posibilidad de aplicarlo en la práctica tanto a nivel individual como colectivo, ha canalizado parte de la demanda latente hacia nuevos horizontes. Se ha transformado en punto de encuentro como lo muestran por ejemplo las últimas jornadas sobre Decrecimiento y Buen Vivir en la Universidad del País Vasco donde se juntaron organizaciones y personas de muy diferentes procedencias.

El decrecimiento se ha erigido como una apuesta de futuro ¿Qué tiene que ocurrir para que deje de ser una esperanza y convertirse en un modelo económico y social real y viable?

Tiene que seguir acumulando fuerzas y ser un vivero de ideas teóricas y buenas prácticas subversivo e innovador. Al mismo tiempo, tras el fuerte impulso desde los movimientos sociales, tiene que encontrar salidas políticas para que el cambio no solo venga desde abajo sino también, y de forma complementaria, desde las instituciones.

¿El decrecimiento como herramienta política?

Definitivamente, sí. Al mismo tiempo ¿podrá y será necesario que el decrecimiento sea apadrinado por una corriente política concreta? Por mi parte, creo que el significado profundo del decrecimiento (solo tenemos un planeta para vivir en paz y de forma equitativa) tendría que ser parte de cualquier movimiento social y político que aspire a la transformación de la sociedad. Mientras el movimiento verde comparte de nacimiento y en mayor o menor medida con el decrecimiento unos mismos referentes y matriz ideológica, las izquierdas –y en primer lugar sus corrientes dominantes donde ha cuajado el mito del crecimiento y del productivismo– se enfrentan a un desafío teórico y práctico tremendo. En este sentido, el decrecimiento va a tener muchas implicaciones sobre las líneas programáticas de los movimientos transformadores, su forma de organizarse o en las relaciones entre movimiento social y político. Va a marcar sin duda recomposiciones y nuevas alianzas dentro del movimiento socio-político que reivindican “otros mundos posibles”.

Y a nivel individual, ¿la simplicidad voluntaria qué pasos conlleva?

Desde la coherencia y teniendo en cuenta que el cambio empieza por ti mismo, conlleva en tu vida diaria buscar el menor impacto ambiental con la mayor satisfacción personal y colectiva. Supone consumir mejor y menos, es decir de forma más responsable, limitando por ejemplo el consumo de bienes materiales a aquellos que realmente necesitas. Significa luchar contra la obsolescencia programada y la sociedad del usar y tirar para orientarse hacia bienes durables y reutilizables. Supone tener un trabajo satisfactorio que dé sentido a tu vida y que suponga consecuencias positivas para la sociedad y la biosfera. Significa preferir una alimentación de temporada, ecológica y comprada a productores locales a unos alimentos procesados y comprados en el supermercado; priorizar una movilidad sostenible (andar, usar la bicicleta y el transporte público) sobre el coche privado; utilizar software libre en vez de programas propietarios, o, frente a valores de competición y de mercado, fomentar otros basados en la cooperación, el disfrute y el vínculo social y comunitario. In fine, la simplicidad voluntaria significa poner la vida en el centro de nuestros objetivos diarios y es un primer paso hacia el necesario cambio colectivo.

Vivir mejor con menos: un cuento chino para algunas personas

Somos conscientes que no es fácil promocionar lemas de este tipo en tiempo de crisis, cuando la recesión –que pido no confundir con el “decrecimiento”— lleva a más desigualdad, paro o pobreza para las personas y colectivos más desfavorecidos mientras las categorías sociales dominantes siguen encajando beneficios millonarios.

Sin embargo, las recetas decrecentistas representan en muchos casos soluciones prácticas para alcanzar la prosperidad personal o colectiva con una mayor calidad de vida. Dicho de otro modo y aún más en tiempo de crisis, una verdadera oportunidad para el cambio. Por ejemplo, comprar productos de temporada y ecológicos directamente al productor puede resultar por un precio equivalente o a veces menor —al suprimir el intermediario— sino también más gustoso y mejor para la salud.

Desde el ámbito de la transformación social ¿qué logros conseguiríamos?

Digamos que el objetivo del “decrecimiento” es la justicia social y ambiental, para hoy y mañana, en el Norte y en el Sur. A nivel social, supone una sociedad más igualitaria en la que existan diferencias decentes entre sueldos más bajos y más altos (por ejemplo de 1 a 4), donde trabajemos menos y según nuestras necesidades para gozar más y pasar más tiempo con nuestros seres queridos o en pro de la comunidad. En este contexto, la emancipación personal y colectiva es un objetivo mayor, mujeres y hombres comparten trabajos de cuidados y domésticos, cualquier ciudadano/a independientemente de su nacionalidad tiene derecho por el simple hecho de residir donde reside o todo/as tenemos acceso a una vivienda digna...

Aplicar el decrecimiento suponer un nuevo paradigma, y una revisión del concepto de desarrollo ¿qué cambios crees que se deberían dar?

El horizonte es una sociedad capaz de ser próspera sin adicción al crecimiento. De forma resumida y no exhaustiva para conseguir esta meta, se debería redefinir términos como el trabajo o la riqueza: necesitamos salir de la dictadura del PIB, utilizar otros indicadores de riqueza que tengan en cuenta todas las riquezas sociales y ecológicas, y preguntarnos ¿por qué, para qué y cómo producimos y trabajamos? Tenemos que apostar también por una relocalización de la producción y del consumo (grupos o cooperativas de consumo, sistemas de trueque, monedas alternativas, etc.) y dar un fuerte empujón a los empleos verdes en la rehabilitación de edificios, energías renovables, agricultura ecológica, etc. Además, repito que un mundo sostenible es un mundo equitativo, lo que supone un reparto de la riqueza (a través por ejemplo de una renta básica y de una renta máxima), del trabajo (semana laboral de 21 horas) o de los cuidados entre hombres y mujeres. Por otro lado, tenemos que actuar con urgencia para evolucionar hacia nuevos modelos urbanísticos, de movilidad y energéticos como las ciudades en transición, que buscan adaptarse al cambio climático y al fin del petróleo barato. Sin olvidar la cuestión central de la justicia ambiental y de unas relaciones Norte-Sur justas, lo que pasa por una reforma profunda de las relaciones comerciales y diplomáticas entre países, de la ONU y las instituciones financieras internacionales.

Por supuesto, un cambio de estas características supone una revolución democrática donde existe una verdadera participación directa de la ciudadanía en la res pública a nivel local y global: eso implica una politización de la sociedad y una civilización de la política.

quarta-feira, 11 de maio de 2011

Con licencia para matar



Roberto Montolla
Miradas al Sur


EE.UU. quiso evitar la imagen de un Bin Laden con uniforme naranja y cadenas en los pies, y un prolongado juicio ante un hipotético tribunal en el que trascenderían revelaciones comprometedoras para figuras de varias administraciones norteamericanas.

Cuando una semana después de los atentados terroristas del 11-S la prensa estadounidense le preguntó a George W. Bush si quería que le llevaran la cabeza de Osama Bin Laden, contestó: “Quiero justicia”, pero tras unos segundos añadió: “…Y hay un viejo cartel en el Oste que yo recuerdo, aquel que decía ‘Se busca, vivo o muerto’”.

Dichas por el fundamentalista presidente George W. Bush, esas palabras no sonaban raras. Eran coherentes con su personalidad, con sus valores. Las podría haber suscrito sin duda también uno de sus predecesores, el actor-presidente republicano Ronald Reagan, tan dispuesto siempre a interpretar papeles de cowboy en Hollywood como en la vida real.

Pero las palabras, muy similares, que se escucharon hablando del mismo sujeto, del mismo objetivo, de Bin Laden, diez años después, en la madrugada del pasado martes 2, no las pronunció ninguno de ellos. No, quien habló ese día desde la Casa Blanca a la nación, al mundo entero, con orgullo, solemnemente, fue Barack Obama, ese primer presidente afroamericano de la historia de Estados Unidos que iba a acabar con el gatillo fácil imperial, con el papel de gendarme mundial.

Éstas son algunas de las frases de Obama al anunciar la muerte de Bin Laden: “Poco después de asumir el cargo, ordené a León Panetta, director de la CIA, hacer de la ejecución o la captura de Bin Laden la prioridad máxima de nuestra guerra contra Al-Qaeda, al tiempo que continuaban nuestros esfuerzos por desbaratar, desmantelar y derrotar a su organización.” “La ejecución o la captura”, dijo Obama. El orden no es casual, primero matar. Sin embargo, para cumplir con la formalidad, el presidente acotó párrafos después, tras explicar cómo habían llegado hasta el refugio del líder de Al-Qaeda: “Y, finalmente, la semana pasada, decidí que teníamos suficiente información para pasar a la acción y autoricé una operación para capturar a Osama Bin Laden y llevarlo ante la Justicia”. Eso es lo que dijo el presidente.

El bueno de Obama desconocía (¿cómo podemos dudar de su sinceridad?), que para lograr identificar a Abu Ahmad como brazo derecho de Bin Laden, y cuyo seguimiento permitió finalmente llegar hasta su refugio, hubo que torturar a muchos prisioneros de Guantánamo.

Llevarlo ante la Justicia

¿Y a qué justicia se refería el presidente en su discurso?, ¿ante qué tribunal pensaba llevar a Bin Laden? Si estaban tras sus pasos desde hace meses es de suponer que todo estaba ya previsto. Y en la democracia más grande del mundo, ¿cómo no iba a cuidarse escrupulosamente, en primer lugar, que al detenido se le leyeran sus derechos, como en las películas, que se velara por su integridad física, que se le llevara ante un tribunal federal respetándole sus derechos de defensa?

El presidente debió olvidarse al pronunciar esas palabras, que él hacía tiempo que había perdido la batalla para cerrar Guantánamo y juzgar ante tribunales federales, con todas las garantías, a los prisioneros que no fueran liberados inmediatamente. El presidente debió olvidarse que después de congelar inicialmente los juicios militares en Guantánamo, terminó autorizando personalmente que se reanudaran.

¿Y qué otra opción tenía Obama para juzgar a un prisionero como Bin Laden? ¿Juzgarlo en la base de esa isla, con tres oficiales militares como jueces y otro como abogado defensor que, como es habitual, impediría a su defendido acceso al sumario, por cuestiones de seguridad?

¿No, no quedaría muy bien. A pesar de que la ONU, la UE y todos los organismos mundiales influyentes miran para otro lado desde que en enero de 2002 Washington puso en marcha el campo de concentración de Guantánamo, a ninguno le gustaría la imagen que daría un Bin Laden con uniforme naranja y cadenas en los pies y las muñecas ante un tribunal tan impresentable. Máxime si por un descuido lo dejaban hablar y recordar todas las alianzas secretas que hizo en las últimas décadas con representantes políticos y empresariales de Estados Unidos y de muchos otros países.

¿Y después de ese juicio había alguna otra posibilidad de que no fuera ejecutado? Y, claro, eso no está bien visto en Europa y en muchos otros países. No, no era una opción. Entonces, ¿a qué justicia se refería Obama en su discurso? ¿Tal vez a la Corte Penal Internacional de La Haya? Claro, es el único tribunal en el mundo con facultades internacionales para juzgar crímenes de guerra, de lesa humanidad y genocidio?

Si el fiscal de la CPI, el argentino Moreno Ocampo –que cuenta entre sus asesores nada menos que con Baltasar Garzón– pretende juzgar a dictadores varios –ahora mismo tiene en mira a los responsables de la represión en Libia–, ¿cómo no se iba a poder juzgar al enemigo público número uno, a Bin Laden? No sólo Estados Unidos sufrió en carne propia sus atentados, sino muchos otros países. ¿Quién no iba a estar de acuerdo con que lo juzgue la CPI?

Pero ahí Obama se encontró con un problema. Y es que se olvidó, una vez más, de que en 1998, bajo la Administración de Bill Clinton, Estados Unidos fue uno de los únicos ocho países en el mundo que votaron en contra del Tratado de Roma que dio creación a la CPI. Clinton cambió de postura el 31 de diciembre de 2000, pocos días antes de abandonar el poder. Entonces firmó el Tratado y traspasó la papa caliente a Bush para que lo ratificara el Congreso. Pero Bush no sólo no lo ratificó, sino que quitó la firma de Estados Unidos del Tratado, y a través de la Ley de Protección de los Miembros del Servicio Americano (Aspa) de 2002, prohibió taxativamente que cualquier tribunal o gobierno local colaborase con la CPI.

Dicha ley dio lugar a la creación de los BIA (Bilateral Inmunity Agreements), acuerdos bilaterales que Estados Unidos ha firmado bajo chantaje ya con más de 100 de los países miembro de la CPI, por los cuales éstos se comprometen a que en ningún caso denunciarán ante ese tribunal a agentes, militares, diplomáticos y ciudadanos estadounidenses en general que actúen en sus respectivos territorios, aunque hayan cometido delitos sobre los cuales tiene jurisdicción la CPI.

A pesar de las iniciales críticas de sus aliados europeos, Washington ha logrado así imponer sus propias leyes extraterritorialmente, blindando legalmente con un muro de impunidad a los cientos de miles de soldados, agentes de la CIA, mercenarios y diplomáticos que actúan en el exterior.

Obama seguramente se olvidó de que esa ley sigue vigente, por lo que no podía entregar a Bin Laden a la Corte Penal Internacional. Sólo le quedaba, entonces, autorizar su ejecución sumaria. Y así lo hizo. Veintiséis años después de que el presidente Gerald Ford eliminara la “licencia para matar” que tenían tradicionalmente los agentes de la CIA, George W. Bush la restableció tras el 11-S. Según algunas fuentes, a través de una Orden Ejecutiva, que es el trámite legal. Para otros lo hizo secretamente, como tantas medidas de su “guerra contra el terror”.

Con su discurso de reivindicación de la muerte de Bin Laden, Obama demuestra que ha renovado esa licencia para matar. Sin embargo, en Estados Unidos no se ha escuchado todavía a ningún parlamentario denunciar que ése es un acto típico de terrorismo de Estado, como las torturas, los secuestros, los vuelos secretos de la CIA. Y en la democrática Europa tampoco se escuchan más que unas poquísimas voces críticas de minorías parlamentarias. Los líderes conservadores y socialdemócratas de la Unión Europea no dudan en aplaudir entusiastas la operación quirúrgica de Obama y refrendar la legalidad de un Estado de ajusticiar por su cuenta, a sangre fría, a un enemigo desarmado en cualquier lugar del mundo.

Dura advertencia

terça-feira, 10 de maio de 2011

Chile: Nace la nueva fuerza de izquierda



Chile necesita cambios profundos. Nuestra democracia presenta graves limitaciones que afectan la participación y las decisiones colectivas. Hay derechos fundamentales que no están garantizados. Se ha impuesto un orden económico contrario a los intereses del país y de los chilenos.

Declaramos nuestra vocación de lucha para superar el sistema político, económico y social imperante y abrir paso a la construcción de una sociedad democrática que nos conduzca al socialismo del siglo XXI.

Queremos terminar con este orden social mercantilista basado en la ambición ilimitada de lucro, donde el valor fundamental es el dinero y que ha dado como resultado un país asfixiado por el individualismo competitivo y la ansiedad consumista, escandalosamente desigual, con niveles de pobreza intolerables y depredador de nuestro medio ambiente. En su reemplazo queremos un Chile cuyo horizonte sea la emancipación y la dignidad humana integrales, sin enajenaciones y en armonía con la naturaleza.

Un Chile esencialmente democrático, organizado a partir de una nueva Constitución nacida de una Asamblea Constituyente y basada en los derechos humanos, que valore nuestra diversidad política, étnica, cultural, religiosa, de género y de orientación sexual; con un Estado participativo, descentralizado, probo y transparente; un poderoso pueblo organizado y movilizado y una economía social orientada a satisfacer antes que nada las necesidades básicas de todos a través de programas productivos sustentables de carácter público, comunitario y privado.

Un país que propicie un nuevo orden internacional edificado sobre relaciones de equidad entre las naciones, con pleno respeto a su identidad y soberanía. Un país promotor de la paz, de los programas mundiales de alimentación, salud y defensa del planeta, y de los procesos de transformación social y de integración de los países latinoamericanos.

Para estos fines hemos iniciado un esfuerzo generoso y constructivo destinado a formar una nueva fuerza política de izquierda que acoja las aspiraciones de cambio y las esperanzas del pueblo de Chile. Una fuerza de espíritu unitario, enraizada en la memoria del movimiento popular chileno, respetuosa de las diferencias de quienes la integren, donde participen y convivan con plenos derechos organizaciones, colectivos políticos, sociales y culturales y personas, activa en la denuncia y protesta social y en la oposición al gobierno de derecha. Una organización que aliente el desarrollo de formas comunitarias de organización ciudadana destinadas a dar respuesta a las diferentes necesidades económicas, sociales y culturales de nuestro pueblo, experiencias que serán primordiales en el diseño de propuestas de transformación que vayan configurando un nuevo proyecto de país.

Una organización por lo tanto definidamente de izquierda, promotora de un nuevo frente unitario de izquierda, con una plataforma transformadora popular y democrática propia, alternativa a la opción neoliberal impuesta por la dictadura, la derecha y el gran empresariado nacional y transnacional y administrada por los gobiernos concertacionistas. Desde ahí será necesario y posible buscar acuerdos más amplios, de acción común, electorales o programáticos, destinados a fortalecer política y socialmente a la propia izquierda, construir mayorías para ir generando transformaciones de fondo en la sociedad chilena y desmontar el modelo económico, social, político y cultural injusto y de democracia limitada que representa la derecha. Una fuerza solidaria con las luchas de emancipación de todos los pueblos del mundo, en especial, con las que se desarrollan en nuestro continente.

segunda-feira, 9 de maio de 2011

Liberen al soldado Manning



Saul Landau
Progreso Semanal


En abril, el Ejército trasladó al Soldado Bradley Manning de una celda de confinamiento solitario en Quantico, Virginia a la prisión federal de Leavenworth, Kansas. En Quantico, según un informe de Human Rights Watch, los militares habían puesto grilletes a Manning, lo dejaron desnudo y lo aislaron. El gobierno explicó que realizaron estos hechos aparentemente crueles porque temían que Manning se suicidara.

Parece que tenían tanto interés en mantener a Manning vivo que sus guardias tenían órdenes de preguntarle cada pocos minutos: “¿Estás bien?” Esto, admitió el gobierno, no ayudó al Soldado Manning a dormir bien... Es más, las condiciones para impedir que Manning se quitara la vida parecen estar lógicamente destinadas a hacer que una persona se suicide.

El gobierno asegura que Manning cometió el delito súper-grave de filtrar documentos que hacen que funcionarios y políticas del gobierno sean vistos como no tan perfectos moralmente o con inteligencia política. En marzo de 2010, Manning fue arrestado bajo sospecha de haber entregado materiales restringidos al sitio web WikiLeaks.

En julio, el gobierno acusó al joven soldado por transferir información clasificada a su computadora personal y trasmitir luego esta información de seguridad nacional a una fuente no autorizada: periodistas.

En marzo de 2011, el gobierno agregó otras 22 acusaciones, como “ayudar al enemigo”, aunque los fiscales declararon que no solicitarían la pena de muerte por este pecado menos mortífero. ¿Fue la tortura el precio que Manning pagó para no ser condenado a muerte?

Durante la campaña presidencial tanto John McCain como Barak Obama adoptaron posiciones duras contra la tortura. No entraron en detalles, como si un largo confinamiento en solitario, interrupción sistemática del sueño –“para la protección del prisionero”, en el caso de Manning--, grilletes constantes y desnudez forzosa no constituyan tortura. Manning no tiene antecedentes de comportamiento criminal ni tampoco era una amenaza al orden en la prisión.

El gran académico en jurisprudencia, presidente Barack Obama, negó las acusaciones de tortura. Describió las condiciones del confinamiento de Manning como “apropiadas” Hasta llegó a decir que el tratamiento a Manning “cumple nuestras normas básicas”.

Para el 10 de marzo de 2010, P. J. Crowley, vocero del Departamento de Estado, no estuvo de acuerdo y calificó al castigo pre-proceso por parte del Pentágono de “contraproducente y estúpido”. El 13 de marzo de 2011, Crowley renunció, pero advirtió que el “ejercicio del poder en los difíciles tiempos actuales y el implacable entorno de los medios deben ser prudentes y consistentes con nuestras leyes y nuestros valores”.

El presidente no estuvo de acuerdo. En una actividad en abril en San Francisco para recaudar fondos para su campaña de 2012, a Obama se le preguntó acerca de la aseveración por parte de Human Rights Watch de que el tratamiento que el Pentágono daba a Manning era “extremadamente restrictivo y posiblemente punitivo y degradante”. Obama explicó: “Si yo fuera a entregar cosas, información que no estoy autorizado a entregar, estoy violando la ley… Somos una nación de leyes. No tomamos individualmente nuestras propias decisiones acerca de la manera en que opera la ley… Él (Manning) violó la ley”.

¿Nadie asesoró a Obama de que después de más de un año de confinamiento Manning no ha sido juzgado y que solo un tribunal puede determinar si él cometió un delito? ¿Estaba Obama predisponiendo a futuros miembros de un jurado? Para los poderosos de Washington, el verdadero delito es la humillación pública. No se trata de las guerras ilegales de los predecesores de Obama. Recuerden que ellos prepararon al público “filtrando” mentiras y que distorsionaron datos de “inteligencia” para justificar su invasión a Irak.

¿Es un delito enviar aviones sin piloto y Equipos para Matar a golpear a gente “sospechosas” de ser terroristas o de tener “vínculos con terroristas”? ¿Sabe Obama cuántos no terroristas murieron en esas actividades letales rutinarias que simulan los juegos de video?

The New York Times se hace eco de la retorcida visión del gobierno acerca de Manning y de WikiLeaks y simultáneamente utiliza a WikiLeaks para sus artículos de primera plana. (NY Times, 24-29 de abril de 2011, editoriales y artículos [“Los Documentos de Guantánamo”] acerca de cómo “Un tesoro de más de 700 documentos militares clasificados... ofrecen una nueva visión de la evidencia contra los 172 hombres que aún están encerrados” en Guantánamo).

En el artículo de tortura a prisioneros y sus intentos de suicidio, el reportero William Glaberson escribe: “Lo que comenzó como un experimento improvisado después de los ataques terroristas de 2001 parece ser ahora una institución norteamericana perdurable, y los archivos filtrados muestran por qué al poner al desnudo la evidencia remendada y contradictoria que en muchos casos no hubiera sido admitida en tribunales criminales o militares.

El editor del Times Bill Keller se puso a moralizar para condenar a WikiLeaks y negar que el Times hubiera recibido de ellos los archivos del horror de Guantánamo. ¿Sería que otro periódico se los “filtró” al Times?

El periodismo exige que los medios se distancien del gobierno. Cuando el Times se consideró a sí mismo como asociado del gobierno, publicó artículos de primera plana que ayudaron a justificar la invasión de Bush a Irak. Desde inicios de 2001 y durante todo 2002, The Times publicó artículos de Judith Miller acerca de la armas de destrucción masiva de Saddam Hussein. Su fuente. Ahmad Chalabi, demostró estar totalmente equivocado.

En abril de 1961 el Times eliminó de un artículo de Tad Szulc el lugar y la hora del desembarco de la invasión a Bahía de Cochinos apoyada por la CIA porque el presidente Kennedy le dijo al director de The Times que no haría ningún bien a los intereses de Seguridad Nacional de EE.UU. (David Halberstam, The Powers That Be, pág. 448)

Si Manning filtró información a Wikileaks –lo que no está demostrado— él y WikiLeaks se merecen medallas por alertar al mundo acerca de la tortura, la detención ilegal e inhumana, y los planes norteamericanos para desestabilizar a otros gobiernos. ¿No es el deber de la prensa informar al público de los desmanes y comportamiento delictivo del gobierno?

WikiLeaks y los que lo ayudan han desenmascarado la esencia de la “seguridad nacional”, palabras que debieran alertar ahora a los ciudadanos: funcionarios que esconden fechorías que van de los banales errores burocráticos hasta lanzar una guerra.

domingo, 8 de maio de 2011

Sobre la tumba de Sabato



Horacio González
Página 12


Hemos dicho muchas cosas de Ernesto Sabato a lo largo de los años, hasta que cesara en nosotros la voluntad de dialogar con él. Su largo retiro contribuyó a que fuera fácil considerar su ocaso. Restaban en la memoria los hechos públicos que él había protagonizado, resonantes, que a veces son parte de una obra, y a veces nada dicen de la vida de un escritor. Lo cierto es que todos los que habíamos leído Sobre héroes y tumbas en los años ’60 no lográbamos encajarlo en nuestras reminiscencias más específicas, y las peripecias de Martín y Alejandra Vidal Olmos se confundían con otros recuerdos literarios, el incendio de una vieja casa parecía tener un aroma a Beatriz Guido y el Informe sobre ciegos podía remitírselo a un capítulo perdido, un boceto en ciernes de Roberto Arlt sobre la saga de los conspiradores. La escena de la quema de las iglesias en 1955 parecía tener algo de lo que Sabato presentara a lo largo de su vida como una tragedia sobre la piedad: un adolescente roba imágenes sacras de la Curia en llamas, y una señora aristocrática, en la vereda, lo obliga a que las devuelva y –creo recordar– salve otros iconos del incendio.

Era el viejo tema de la inocencia del mal –tema que también era de Borges–, pero llamando a un gran reconciliación en medio de la catástrofe. Para ello era necesaria cierta santidad de la dama de alcurnia y cierta iluminación arrepentida del muchacho. En sus polémicas con Sabato, Borges consideró “patéticos” estos juegos de conciencia y en las coincidencias que tuvieron en los tiempos que sobrevendrían, como la entrevista con Videla, era posible imaginar que eran diferentes las justificaciones. Borges directamente fue a apoyar. También Sabato, pero siempre pensó ese aciago episodio como apropiado para despertar la conmiseración del príncipe. Cuando Sabato se encargó de la Conadep en 1983, Borges volvió a su papel de niño implacable y dictaminó que no eran ésas tareas para un escritor. Por su parte, en esos momentos Borges también escribió sobre la “inocencia del mal”, describiendo una de las sesiones del Juicio a las Juntas.

Sabato había tenido la suerte de que Albert Camus, que ya era autor notorio, asesor en Gallimard y que todavía no había alcanzado el Nobel de Literatura, se fijara en él. Con ese respaldo, la novela El túnel –algo, muy poco, resonaba El extranjero en ella– le da a Sabato un relieve que será la plataforma para lanzar sus ensayos sobre la condición humana asediada por la tecnología ciega y los engranajes de un mundo maquinizado. Indicado por la revolución de 1955 para dirigir una revista masiva, muy pronto renuncia por comprobar que el nuevo régimen también tortura y muy pronto fusilará. Los grandes textos de Camus sobre la revolución en Argelia y la necesidad de encontrar un “cauce moderado e intermedio” quizá lo inspiran.

Su humanismo provenía de un núcleo íntimo dolorido, a la manera dostoievskiana, que exigía ver al humanismo por el envés, como recóndito llamado a la redención por parte de réprobos, místicos y asesinos. Estos elementos de un saber alquímico y fantasmático, propio de quien había renunciado a las prácticas ciencias físicas, no le dio resultado en su novela Abaddón el exterminador, en las que también pretendía intervenir en las opciones militantes de los jóvenes de los años ’70. Ya era un personaje notorio. Con algo que quizá perduraría en él de los años del grupo de izquierda Insurrexit –años ’30–, criticaba los círculos del destino que en Borges fundían “lo mismo en lo otro”, y deslizó su escepticismo sobre la traducción borgeana de Palmeras salvajes, de Faulkner. Era otra Argentina, donde aún podía creerse que un debate entre Borges y Sabato podía contener todas las posiciones posibles en cuanto a estilos y éticas literarias.

Otros escritores o filósofos, Emile Zola, John Dewey, Sartre, Romain Rolland, Camus, han participado como conciencia cívica autónoma en grandes jornadas de conmoción social del mundo moderno. Sabato lo hizo y cosechó tanto agasajo como críticas. Quizá fue el pacto de Sabato con las revistas de vulgarización ideológica que cortejaban a la dictadura militar, luego con las ediciones del programa de Grondona en las décadas anteriores (no sin advertirle a éste, entre tanta camaradería, de su “aristotélicotomismo”), lo que lo colocó como centinela moral de una clase media medrosa, que llamaba espiritualismo al olvido e interpretación de la historia a las tesis sobre los “dos demonios”, debida a la pluma sabatiana en el Nunca Más. Es cierto que tomó esa tarea de investigación de lo ocurrido en los socavones de la dictadura con gran empeño, y es cierto también que hoy podemos decir que esos hechos formaban parte de una investigación también sobre sí mismo (“sus demonios”, “sus fantasmas”), en la lucha por esclarecer sus propios vaivenes de hombre atormentado. No siempre triunfó este martirio interior como reflexión del humanista escéptico, pues lo rodearon halagos numerosos, adormecientes (sobre los que no supo ironizar, como Borges), y no se incomodó en su papel de augur de diversos poderes que su antigua convicción libertaria le hubieran obligado a cuestionar.

El prólogo de Sabato a la primera edición de Ferdydurke, de Gombrowicz, es una pieza plena, de época, pero justa y perdurable. Por lo demás, dijo y se desdijo, algo sacaba de su mochila cuando sentía que había traspasado demasiados límites y cargaba la penuria de una carta –creo que dirigida a García Márquez– que era exhumada cada vez que surgía la cuestión de aquella reunión con Videla. Nosotros fuimos sus lectores, no podemos decir que éramos inmunes a Sobre héroes y tumbas. No hace mucho, Fogwill, travieso e irónico pero no impreciso, escribió una reivindicación de esta novela. Sabato enojaba a quienes no creían en su vida de monje en la cartuja, retirado del mundo y sufriendo por los seres humanos. La muerte, gran compañera, siempre da una oportunidad a los seres ambiguos. Ahora, acaso un joven estudiante abra nuevamente Sobre héroes y tumbas y se detenga en aquella página donde Martín ve una lucecita prendida en una pensión de San Telmo –es de madrugada– y dice: debe ser un estudiante leyendo a Marx.

sábado, 7 de maio de 2011

El presidente Hugo Chávez en el laberinto colombiano



Maurice Lemoine
Le Monde diplomatique


«El Gobierno de la república Bolivariana de Venezuela informa que, el día 23 de abril de 2011, fue detenido en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, el ciudadano de nacionalidad colombiana Joaquín Pérez Becerra, con cédula de ciudadanía número 16.610.245, cuando intentaba ingresar al país en un vuelo comercial procedente de la ciudad de Frankfurt, Alemania

Pérez Becerra sobre el cual, según la versión oficial, existía una orden de arresto «código rojo» de Interpol por «terrorismo», fue extraditado el lunes 25 a Colombia, a petición del gobierno de ese país, que desea juzgarle como responsable del Frente Internacional de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Europa. El ministerio de Interior y Justicia venezolano ha comunicado que por medio de esa extradición Caracas «ratifica su compromiso inquebrantable en la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado, en estricto cumplimiento de sus compromisos y de la cooperación internacional». Por su parte, el presidente colombiano Juan Manuel Santos, después de dar las gracias públicamente a su homólogo Hugo Chávez, ha aportado algunas precisiones sobre los detalles de la detención. Según su relato el sábado por la mañana, durante el vuelo de Pérez Becerra entre Alemania y Venezuela, Santos llamó a Chávez: «Le di el nombre y le pedí que colaborase en la detención. No lo dudó. Es otra prueba de que nuestra cooperación es efectiva» (1). Caracas no desmintió esta versión de los hechos.

Esta operación conjunta de dos países opuestos en todo y cuyas turbulentas relaciones han alimentado las crónicas de los últimos años, provoca un fuerte malestar en las organizaciones sociales y en los sectores de izquierda latinoamericanos que desde 1998 son los más activos en la defensa de la revolución bolivariana frente a quienes la atacan, en particular Colombia. La actitud del presidente Chávez se ha cuestionado y criticado, a veces en los términos más duros, tanto en Venezuela como en el extranjero. El tono de las reacciones puede resumirse de esta forma: «¿Cómo puede un gobernante que se proclama revolucionario colaborar con los servicios secretos colombianos y estadounidenses?» En efecto, la suerte reservada a Pérez Becerra plantea muchas preguntas.

Joaquín Pérez Becerra nació en Colombia y fue miembro de la Unión Patriótica (UP), un partido legal creado en 1985 cuyos miembros, militantes y dirigentes, fueron exterminados (4.000 muertos) por los paramilitares, instrumentos del terrorismo de Estado. En 1994, tras el asesinato de su esposa, Joaquín tuvo que huir de su país para salvar la vida y se exilió en Estocolmo donde, renunciando a su nacionalidad de origen, se convirtió legalmente en sueco. Al contrario de lo que afirman Bogotá y Caracas, Pérez Becerra (ya) no es colombiano.

Este superviviente de la guerra sucia, que ha rehecho su vida y ha fundado una familia, nunca abandonó la lucha política y se convirtió en director de la Agencia de Información Nueva Colombia (ANNCOL), creada en 1996 por periodistas latinoamericanos y europeos. Muy crítica con el palacio de Nariño (2), la Agencia ha denunciado sin concesiones la colusión entre los paramilitares y esferas gubernamentales, los escándalos de las «chuzadas» y los «falsos positivos» (3). ANNCOL también publica, igual que muchas otras fuentes, los comunicados de las FARC. Eso no convierte al director de ese medio alternativo en un «terrorista» alto responsable de la organización de oposición armada en el continente europeo.

Por otra parte, ¿cómo es posible que a este ciudadano –presuntamente buscado por Interpol en «alerta roja»- nunca le hayan molestado en Suecia, el país donde vive desde hace casi veinte años? ¿Cómo es posible que pudiera abordar sin problemas un avión en Frankfurt, aeropuerto europeo, donde cuesta imaginar semejante negligencia en materia de seguridad? ¿Serán Caracas y Bogotá las únicas capitales del mundo que reciben los avisos de Interpol? Según las informaciones ahora disponibles, se puede emitir una primera hipótesis: esa orden de detención no existía.

El organismo internacional Interpol no lleva a cabo investigaciones criminales y no posee «servicio de acción» Simplemente centraliza los avisos de búsqueda emitidos por las policías de los países miembros –cada uno tiene una oficina central nacional (BCN)- y en el marco de la cooperación transfronteriza los transmite a todos sus corresponsales. Por lo tanto es perfectamente posible –salvo que lo desmientan en los próximos días los gobiernos sueco y/o alemán- que la orden de detención internacional de Pérez Becerra fuera emitida y transmitida al BCN de Bogotá por la policía colombiana cuando supo, gracias a sus servicios de inteligencia, que ya se encontraba en el avión donde, entonces, ya estaba atrapado. El presidente Santos simplemente sólo tenía que llamar, dos horas antes del aterrizaje, a Chávez –que cayó en la trampa sin pensarlo-.

Sólo hay otra explicación posible en el caso de que la orden de detención existiera previamente: las acusaciones presentadas eran demasiado inconsistentes para que la policía y el gobierno suecos se planteasen acusar y extraditar a su ciudadano. O entonces habría que asumir la teoría (sorprendente, pero señalada por Chávez) de una conspiración ¿Estocolmo?-Washington-Bogotá-Interpol-CIA que habría esperado pacientemente un viaje de Pérez Becerra a Venezuela para sacar la orden de debajo de la mesa y poner a Venezuela en un apuro: «Si le extradito, soy el malo, si no le extradito, también soy el malo» (4).

Sin embargo Pérez Becerra fue «expedido» en cuarenta y ocho horas a Colombia, sin que la justicia venezolana examinase su caso. ¿Tanta prisa forma parte de la costumbre? Desde 2005 Caracas reclama a Bogotá la extradición de Pedro Carmona Estanga, expresidente de la patronal reclamado por tomar el poder ilegalmente y disolver todos los poderes públicos durante el golpe de Estado de abril de 2002; parece que la justicia colombiana se da más tiempo de «reflexión» antes de tomar una decisión.

Durante su detención en los locales del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), Pérez Becerra estuvo sometido a un aislamiento total: Ninguno de sus interlocutores tuvo en cuenta sus documentos de identidad suecos; tampoco tuvo derecho a asistencia jurídica ni a ponerse en contacto con la embajada sueca. En esas condiciones, este asunto se parece de hecho al secuestro, en plena Caracas el 13 de diciembre de 2004, por parte de un comando colombiano que se beneficiaba de complicidad local, de Rodrigo Granda –que realmente era miembro de la comisión Internacional de las FARC-, un asunto que en aquel momento provocó una dura (y justificada) reacción del presidente Chávez.

Nadie puede negar seriamente que el acercamiento entre Colombia y Venezuela, desde la llegada al poder de Santos el 7 de agosto de 2010, constituye una evolución positiva. Ya era muy larga la lista de los incidentes que durante la presidencia de Álvaro Uribe culminó en la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países en noviembre de 2007 y julio de 2010. Se estableció una tregua. Por razones económicas Bogotá necesita una normalización: debido al episodio del cierre de las fronteras, las exportaciones colombianas a Venezuela bajaron de 6.000 millones de dólares en 2008 a 1.400 millones en 2010.

Por su parte la República Bolivariana, que necesita esas importaciones, también tiene todo el interés en que su vecino ponga fin a la campaña que, en perfecta sintonía con Washington, ha intentado presentar a Venezuela como «cómplice del terrorismo» y «narco-Estado». Así, buscando cada uno sus ventajas, ambos presidentes dan -¡en apariencia!- más señales de buena voluntad. Y en nombre de la razón de Estado parecía difícil –incluso imposible- para Hugo Chávez rechazar la extradición solicitada mientras que Juan Manuel Santos acababa de conceder prioridad a la del (presunto) narcotraficante venezolano Walid Makled.

Makled, riquísimo hombre de negocios, en su época de gloria fue propietario de la compañía aérea Aeropostal y controlaba más de un tercio de los puertos y aeropuertos venezolanos. En 2008, sus dos hermanos Alex y Abadalá fueron detenidos con 400 kilos de cocaína y Makled huyó para escapar de la orden de arresto que había contra él, siendo detenido finalmente, el 18 de agosto de 2010, en Cúcuta (Colombia). Venezuela reclama su extradición desde el 26 de agosto (además del tráfico de drogas está acusado de tres asesinatos en el país), y el 6 de octubre también reclamó su extradición Estados Unidos, que le considera un «capo» particularmente importante.

Con la complicidad de las autoridades colombianas Makled, desde una prisión de «alta seguridad» particularmente permisiva, pasa su tiempo concediendo entrevistas a los medios de comunicación colombianos y venezolanos (de oposición, por no decir «uribistas»), explicando que se benefició de complicidades, civiles y militares, al más alto nivel de la República bolivariana y que participó en la financiación de una u otra campaña electoral, según la ocasión. También ha precisado que prefiere que le extraditen a Estados Unidos y que está dispuesto a «negociar al 100% con la justicia estadounidense».

Sabemos cómo funciona esa justicia en este tipo de casos. A cambio de «revelaciones» reales o inventadas que sirven a la política de Washington (y no sólo en materia de narcotráfico), el acusado puede ver cómo le ofrecen remisiones de condena particularmente tentadoras. Es lo que ha explicado perfectamente el presidente Chávez cuando ha declarado: «El juego del imperio consiste en ofrecer a ese hombre muchas facilidades, incluida su protección, para que empiece a vomitar todo lo que quiera contra Venezuela y su presidente» (5). De ahí el interés de juzgarle en Caracas y –en todo caso muchos lo esperan en la base «chavista»- de sacar a la luz, si el proceso confirma su existencia, las redes de corrupción que gangrenan Venezuela en todos los niveles. Por lo tanto ése es un gran regalo que hace Santos al gobierno bolivariano cuando, a pesar de las intensas presiones de Estados Unidos, anunció el 13 de abril que se extraditaría a Makled a Venezuela (sin embargo, en este momento Makled continúa en Colombia).

Razón de Estado, pues. Cruel pero necesaria, según la fórmula consagrada. Pero ahí aprieta el zapato –y doblemente- Porque a pragmático, pragmático y medio. Santos no ha salido de la nada. Ministro de Defensa del presidente Uribe, participó activamente en el establecimiento de su mortífera política de «seguridad democrática» y está implicado directamente en el escándalo de los «falsos positivos». Desde su llegada a poder ha tomado sus distancias y no pierde una ocasión para desmarcarse de su predecesor (al que sirvió bien), ofreciendo a bajo coste una imagen de «moderado». Finalmente, bastante más sutil que Uribe, «juega» (en todos los sentidos de la palabra) al apaciguamiento con Venezuela. ¿Entonces se ha convertido en un nuevo un «amigo»? ¿Venezuela verá reducirse el nivel de agresión al que Colombia la ha sometido hasta ahora? Lo dudamos profundamente.

Ciertamente Colombia ha anunciado la extradición de Makled a Caracas, pero las autoridades colombianas han informado de que antes autorizarían el interrogatorio por parte de los funcionarios estadounidenses. Por lo tanto podemos esperar próximamente (es decir, antes de las elecciones presidenciales venezolanas de 2012) «revelaciones escandalosas» que, corroboren o no las que el traficante hará a la justicia de su país, alimentarán los medios de comunicación y la «comunidad internacional» con un delicioso veneno made in USA. En una palabra, la bomba de relojería que Caracas pretendía neutralizar no se ha desactivado en absoluto.

Ni mucho menos. En Londres, por otra parte, el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) anuncia la presentación pública, el 10 de mayo, de una obra titulada The FARC Files: Venezuela, Ecuador and the Secret Archive of Raúl Reyes (Los documentos de las FARC: Venezuela, Ecuador y los archivos secretos de Raúl Reyes). Según se anuncia el libro incluirá un análisis del material contenido en los tres USB y en los discos duros de los dos ordenadores encontrados cerca del cuerpo del responsable de las relaciones internacionales de las FARC, Raúl Reyes, después de su muerte en un bombardeo en territorio ecuatoriano, el 1 de marzo de 2008. Cuestionables e indefendibles en el plano jurídico, los miles de documentos en cuestión, supuestamente certificados por Interpol, ya sirvieron ampliamente, por el sesgo de los medios de comunicación partidarios de «la causa» para acreditar la teoría según la cual Caracas (igual que Quito) aporta un apoyo financiero masivo, político y militar, a la guerrilla (6).

Así pues los «ordenadores mágicos» un poco olvidados en los últimos tiempos resurgirán con brío. El informe irá acompañado, precisa el IISS, de un CD-ROM con sus e-mails más importantes. ¡Formidable! ¡Se trata de documentos que no pueden ser más inéditos! Sin duda sorprenderán al capitán Ronald Ayden Coy Ortiz, redactor del informe de la división antiterrorista de la Dirección de Investigación Criminal (Dijin) de la policía colombiana sobre el material informático «perteneciente al ex-guerillero», quien a finales de 2008, ante la justicia de Colombia y a petición de su homólogo ecuatoriano, reveló bajo juramento que el «ordenador» de Reyes no contenía «ningún mensaje electrónico». Ahí sólo se encuentran los ficheros de Word con las «copias de mensajes» (7) que cualquiera ha podido introducir desde entonces: el informe de Interpol dedicado a ese material precisa que miles de esos ficheros fueron creados, modificados o suprimidos tras caer en las manos del ejército y después en las de la policía colombianos (8).

Naturalmente cuando se reactive esta «campaña» que previsiblemente inundará los medios de comunicación –y hará pasar a un segundo plano los avances sociales del gobierno bolivariano- Santos siempre podrá objetar a «su amigo Chávez» que no es responsable de las publicaciones de IISS. Pero fue él mismo, entonces ministro de Defensa y a las órdenes de sus patronos Uribe y George W. Bush, quien organizó, en 2008, la manipulación y difusión de los «archivos de Raúl Reyes» a los cuatro vientos.

Así pues, el jefe del Estado colombiano gana en todos los campos. Ni «el imperio» ni la derecha venezolana agradecerán al presidente Chávez que haya actuado en el sentido de sus intereses. En el colmo de la ironía y el cinismo, incluso se ha podido oír a Rafael Uzcátegui, secretario general del partido de oposición Patria Para Todos (PPT, dos diputados) cómo se preocupa: «El país se pregunta quién es el presidente de Venezuela: ¿Hugo Chávez o Juan Manuel Santos?» (9). En cambio en la izquierda aparece una fractura que implica a los más fieles apoyos de la revolución bolivariana y que considera que se han traicionado sus ideales, su internacionalismo y su solidaridad con Pérez Becerra.

Honradamente nadie puede pedir a Caracas que apoye a las guerrillas. El conflicto colombiano debe arreglarse en Colombia, entre colombianos (con una mediación aceptada por todos los contendientes, llegado el caso). Por su parte Venezuela puede considerar legítimamente que no tiene por qué sufrir por la guerra interna, de la que no es responsable, que desgarra a su vecino. Pero no hace mucho tiempo (en enero de 2008) que, analizándola en su realidad profunda, Chávez invitaba a la comunidad internacional a que dejase de calificar a las FARC (y al Ejército de Liberación Nacional, ELN) como «grupos terroristas» y a que reconociera las razones políticas de su lucha armada. ¿Quién habría podido imaginarse entonces a la patria de Bolívar extraditando a un periodista, exiliado en Europa, cuyo único pecado es rasgar el velo de silencio que cubre la mayor parte de Colombia?

Finalmente, Venezuela no es a la única que hay que interpelar… Este lamentable incidente no habría llegado a producirse si, desde antes de su partida de Suecia, el viaje de Pérez Becerra no se hubiera detectado y señalado. Sabemos que desde 2010, en el marco de una campaña de intimidación –la Operación Europa-, Colombia ha desplegado sus servicios de inteligencia en el viejo continente. Los cuales no sólo vigilan a los colombianos exiliados, a sus amigos latinoamericanos u otros y a los periodistas «mal pensantes», sino que incluso han llegado a espiar, con la intención de neutralizar su influencia o desacreditarlos, a la comisión de los Derechos Humanos del Parlamento Europeo, a los eurodiputados «no simpatizantes» (del gobierno colombiano), a las organizaciones de defensa de los derechos humanos, etc.

El 25 de octubre de 2010, en Madrid, una veintena de miembros de organizaciones no gubernamentales (ONG) españolas presentaron una denuncia contra el ex-presidente Uribe porque las habían espiado, pinchado sus líneas telefónicas, perseguido y amenazado. Cinco días después en Bruselas y por los mismos motivos –vigilancia, toma de fotografías y vídeos, robos de documentos y discos duros de ordenadores, amenazas durante viajes efectuados a Colombia en el marco de proyectos de cooperación europea- las víctimas de este tipo de prácticas también emprendieron acciones legales.

Hasta la fecha ni la UE ni su Parlamento –que sólo sueña con rematar la negociación de un tratado de libre comercio con el país andino- han investigado sobre esas acciones ilegales de Bogotá. Si, como es su deber, lo hubieran hecho, sin duda Pérez Becerra no estaría encerrado en la actualidad, igual que muchos otros presos políticos, en una cárcel de Colombia. Ya sólo podemos esperar una actuación vigorosa de Suecia, que el 27 de abril pidió explicaciones a Venezuela por no haber recibido información de la detención y extradición de su ciudadano.

Del «asunto Pérez Becerra» tenemos, de momento: una derecha venezolana que se divierte y cuenta puntos, una izquierda bolivariana alterada y dividida, y por lo tanto débil, un superviviente de la UP en manos de sus verdugos y un Santos que dirige el baile a nivel regional. El balance no es nada satisfactorio.

Notas

(1) El Tiempo, Bogotá, 25 de abril de 2010.
(2) Palacio presidencial colombiano.
(3) Chuzadas: escuchas telefónicas organizadas al más alto nivel del Estado; «falsos positivos»: asesinatos del ejército colombiano de ciudadanos corrientes a los que después presentaban como guerrilleros muertos en combate (la justicia tiene entre manos más de 3.000 casos).
(4) Radio Nacional de Venezuela, Caracas, 30 de abril de 2011.
(5) El Nacional, Caracas, 8 de noviembre de 2010.
(6) Léase « La Colombie, Interpol et le cyberguérillero » y « Emissaire français en Colombie », Le Monde diplomatique, respectivamente julio de 2008 y mayo de 2009.
(7) Canal Uno (Bogotá) y El Nuevo Herald (Miami), respectivamente, el 1 de noviembre y 5 de diciembre de 2008.
(8) « Informe forense de Interpol sobre los ordenadores y equipos informáticos de las FARC decomisados por Colombia, OIPC-Interpol », Lyon, mayo de 2008, páginas 31 a 35.
(9) El Nuevo Herald, 30 de abril de 2011.

sexta-feira, 6 de maio de 2011

A execução de Bin Laden: uma vitória de Pirro



Reginaldo Nasser & Marina Mattar Nasser
Carta Maior


Uma das grandes perguntas que se colocam agora, após a morte de Bin Laden, diz respeito ao futuro da Al-Qaeda e da “guerra contra o terror” iniciada pelos Estados Unidos logo após os atentados do 11 de Setembro. Com a morte de seu líder, a Al -Qaeda se enfraquecerá? Isso representa a vitória dos EUA contra o terrorismo? Afinal, o que representa a morte de Bin Laden? Em que muda a situação atual no Iraque, Afeganistão e em seus países vizinhos?

A imagem da Al-Qaeda construída pela política externa norte-americana e veiculada pela mídia ocidental mostra-nos uma organização forte e homogênea com atuação global cujo principal objetivo é o de combater a civilização ocidental e reestabelecer o regime de Califados no mundo islâmico. A Al-Qaeda, entretanto, funciona mais como uma empresa de capital de risco, proporcionando dinheiro, contatos e assessoria a numerosos grupos e indivíduos militantes de todo o mundo islâmico. Ou seja, a organização tem como estratégia vincular aos grupos locais que não necessariamente compartilham seus ideais e objetivos, mas que por interesses circunstanciais, estabelecem uma aliança. Em muitos casos, a relação destes grupos com a Al-Qaeda é apenas nominal.

Talvez por esta razão que os EUA e as informações da grande imprensa não tenham percebido – ou revelado - que a Al-Qaeda está se enfraquecendo há anos. Em 2007, o atual número 1 da Al-Qaeda, al-Zawahiri, percebendo a crescente impopularidade da organização, realizou um debate aberto em um fórum de jihadistas, de perguntas e respostas, no qual foi amplamente questionado sobre a morte de civis muçulmanos em atentados realizados pela a Al-Qaeda. Diversas pesquisas mostram a crescente queda em popularidade da Al-Qaeda em diversas sociedades do mundo árabe e islâmico após terem sofrido atentados terroristas da organização. Um bom exemplo disso é a Jordânia, onde o índice de aprovação da Al-Qaeda entre a população teve uma queda brusca de 70% (quando?) para 10% no ano de 2005 quando três explosões em hotéis da capital Amman mataram e feriram centenas de pessoas, muitas delas estavam celebrando um casamento.

Em pesquisa desenvolvida pelo centro PEW sobre a confiança das populações muçulmanas de diversos países do mundo árabe e islâmico em Bin Laden prova que os diversos atentados da Al-Qaeda que mataram civis muçulmanos afetou, em grande medida, sua popularidade entre as sociedades. No Paquistão, sua popularidade caiu de 46%, em 2003, para 18% em 2010; na Palestina, de 72% para 34%; e na Jordânia, caso de maior índice de queda, de 56% para 13%.

De acordo com relatório da RAND Corporation de 2008, houve uma mudança na estratégia do braço da Al-Qaeda no Iraque, a partir de 2005, quando deixaram de atacar os oficiais dos EUA e de seus aliados e passaram a atacar a própria sociedade iraquiana, o que não foi bem recebido pela população. A onda de atentados entre 2005 e 2007 liderada pela Al-Qaeda iraquiana matou, em média, 16 civis por dia. Durante todos os anos de guerra, de 2003 aos dias atuais, os anos de 2006 e 2007 foram os que mais civis morreram, superando, até mesmo, os bombardeios dos EUA em 2003.

Basta perceber que a Al-Qaeda não está presente na chamada primavera árabe. Estes movimentos civis, por meio de protestos pacíficos, conseguiram derrubar governos que a Al-Qaeda se propõe a combater, há mais de duas décadas, apresentando uma alternativa às sociedades árabes e marginalizando, ainda mais, o grupo terrorista.

Assim, além das áreas tribais no norte do Paquistão, a Al-Qaeda está presente apenas em regiões marginais do mundo árabe e islâmico por contatos, muitas vezes, superficiais como no nordeste do Yemen, na Somália e no sul da Argélia. Por conta das diversas alianças realizadas, a Al-Qaeda não conseguiu liderar uma única estratégia e seu principal objetivo de tornar-se um movimento insurgente, caracterizado, sobretudo, pelo grande apoio da comunidade, acabou, portanto, por falhar.

Prova disso foram os desentendimentos entre Bin Laden e Al-Zarqawi, que liderou o braço da Al-Qaeda iraquiano, quanto às formas de agir no país. A CIA interceptou cartas entre eles que mostravam discordância de Bin Laden com a crescente onda de atentados no Iraque uma vez que isto impossibilitaria a aproximação da Al-Qaeda da sociedade iraquiana. Al-Qaeda já enfrentava, portanto, um momento de crise e de possível mudança estratégica, anterior à morte de seu líder.

A “guerra contra o terror” não possui um inimigo homogêneo representado na figura de Bin Laden como quer fazer-nos acreditar os EUA. Existem diversos grupos que, por compartilharem alguns interesses comuns, estabeleceram alianças estratégicas. Como muitos já alertaram, não é possível carimbar como terror islâmico tudo aquilo que contesta a ocupação militar dos EUA naquela região. Quem será o próximo monstro a ser executado em nome da humanidade?