terça-feira, 28 de fevereiro de 2012

Wikileaks: "El tumor de Chávez se ha extendido a la médula espinal. Muy serio"

Pablo Machuca
Público

La salud del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, también aparece entre los millones de correos que Wikileaks ha obtenido de la agencia Stratfor, la conocida como 'CIA en la sombra'. Y lo que se desprende de algunos correos no dejan precisamente buenas noticias para los seguidores del líder venezolano, si bien el propio George Friedman, el ideólogo de la agencia, duda de la cualificación del informador, declarado abiertamente "anti-Chávez".

Uno de los correos entre Friedman y la directora de Inteligencia Geopolítica de Stratfor, Reva Bhalla, deja claro que la salud de Chávez se agrava. "El tumor comenzó a crecer junto a la próstata y se extendió al colon", indica uno de los correos titulado Actualización de la salud de Chávez, lucha de poder, etc.. En él, Bhalla, que cita "fuentes fiables" del equipo médico, asegura que "el cáncer se ha extendido hacia los nódulos linfáticos y a la médula espinal". "Muy serio", añade.

En este correo, fechado el 5 de diciembre de 2011, también se hace referencia a choques de pareceres entre los equipos médicos ruso y cubano que tratan al líder venezolano. "Ambos lados se están enfrentando", indica. Según Bhalla, "el equipo ruso culpa al cubano de realizar una cirugía inapropiada al tratar de extirpar el tumor". "La segunda operación durante el verano consistió, básicamente, en que el equipo ruso trató de solucionar todos los errores del equipo cubano", explica.

Además, se presenta a Chávez como "un muy mal paciente" que "no escucha a los doctores" y que "interrumpe el tratamiento cuando tiene que hacer una aparición pública". De hecho, unas líneas antes, Bhalla cuenta que el presidente de Venezuela "interrumpió temporalmente la quimioterapia para acudir a la reunión de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños)".

segunda-feira, 27 de fevereiro de 2012

Primavera valenciana

Manuel Castells
La Vanguardia

Ya tiene una entrada en Wikipedia: "Se conoce por 'primavera valenciana' a una serie de protestas propulsadas en Valencia por el movimiento estudiantil contra los recortes y la devaluación de la enseñanza pública, en los primeros días, y contra la fuerte represión policial que sufrieron los manifestantes en las siguientes jornadas".

Yo estudié secundaria en el Instituto Lluís Vives de Valencia, que siempre ha sido excelente, vanidad de antiguo alumno aparte. En plena noche franquista. Y aunque niño (como los que ahora apalearon) presencié cargas policiales, porque la calle Xàtiva era y es punto neurálgico de la protesta ciudadana. Nunca más, me prometí. Fue una de las imágenes en mi mente que me llevaron a ejercer de subversivo en la Universitat de Barcelona a los 17 años. Y ahí estamos de nuevo, con el jefe de policía (Antonio Moreno, acuérdense) ordenando atacar "al enemigo" y con la reencarnación de gobernador falangista, Paula Sánchez de León (ténganla presente en sus oraciones) insistiendo en mantener cargos contra jóvenes manifestantes brutalmente golpeados por la policía.

Tiene razón el Sindicato Unificado de Policía en tildar de cobardes a los políticos, empezando por el nuevecito ministro del Interior (vaya estreno, don Jorge) que tiran de la porra y esconden la mano responsabilizando a los agentes. Cierto es que hay energúmenos en la policía como en todas partes. Recuerden al guardia de Barcelona que se lamentaba en Facebook de no haber podido pegar tanto como los mossos en la carga del 27 de mayo en plaza Catalunya. Pero para eso hay mandos, disciplina y profesionalidad. Se corta la calle diez minutos porque de algún modo hay que hacerse oír y se aporrea salvajemente a un grupito de unos 40 niños, con varios heridos y 17 detenidos, entre ellos un joven lesionado, esposado y aislado en un calabozo 30 horas. El pretexto fue baladí.

Si hubiera que reprimir cada interrupción de trafico por obra pública, estarían todos los trabajadores municipales en la cárcel. Y es que el ejercicio de la protesta democrática es tan obra pública como el alcantarillado. Tras el 15-F hubo feroces cargas contra manifestantes pacíficos tres días más: 25 jóvenes, algunos menores, pasando noche en la cárcel y nuevos heridos. En ese aquelarre de violencia salió a la superficie el instinto básico del ordeno y mando que aún persiste en un Estado con un aún leve barniz democrático. Y la intolerancia de la ínclita Rita, "la alcaldesa" que asimila izquierda y violencia, olvidando la dialéctica de los puños y las pistolas de sus ancestros.

Felizmente los caminos de la primavera son infinitos. Y de esta salvajada aderezada de cinismo ha surgido una nueva llamarada de indignación, nacional e internacional, que se ha hecho protesta intergeneracional masiva, pacifica y firme. Es bello ver a los padres salir a la calle a defender a sus hijas (una de las cuales anda con brazo escayolado). Ahora empiezan a verse los efectos profundos del 15-M. La gente ha perdido el miedo. Y cuando sienten una iniquidad, lo dicen y se oponen. Y blanden libros y manos mostrando cuáles son sus armas. Así que ahora se unen las protestas sociales contra el desmantelamiento de servicios públicos con las protestas éticas contra la violencia autoritaria.

No debieran algunos gerifaltes del PP escudarse en la legitimidad de su mayoría absoluta. Primero, porque es un argumento especioso: fue el PSOE quien perdió. Con los votos obtenidos por el PP en el 2011 hubiese perdido las elecciones del 2004 y del 2008. Lo cual quiere decir que la mayoría parlamentaria no se corresponde con una mayoría social. Pero, sobre todo, argumentar con la mayoría absoluta para cubrir actuaciones antidemocráticas contribuye a debilitar aún más la credibilidad de una democracia prematuramente envejecida. Los votos son un depósito condicional, no un abandono a la arbitrariedad política. Bien haría Rajoy, cuya influencia moderadora retiene a los jinetes del apocalipsis que relinchan en el PP, de tirar de las bridas en este momento.

Entramos en un periodo de lógica agitación social con una ciudadanía sufriendo las consecuencias de una crisis que no es suya y con apenas otra forma de expresión que tomar la calle y ocupar espacios de libertad. Si el disenso se trata policialmente y además azuzando la violencia, se puede entrar en un clima de extrema tensión que convierta la crisis económica en crisis social destructiva. No es de recibo justificar la violencia del Estado con el tópico de "los violentos". Claro que puede haber excitados en las manifestaciones (aunque no los hubo entre los estudiantes de Valencia). Pero para eso se dispone de una policía profesional, que aguanta cuando hace falta y controla con eficacia cuando es necesario, sin recurrir a la violencia.

Son los políticos y algunos mandos fascistoides, no los agentes ni los escasos manifestantes desmadrados, los responsables de una violencia que puede degenerar rápidamente si desde los altos niveles no se pone coto. Presidente Rajoy: dé el ejemplo ahora, si le importa tanto la imagen del país. Destituya a su delegada y despida al policía que etiqueta a los ciudadanos como el enemigo. Dé un aviso a navegantes. Y ayude a restablecer un clima de protesta cívica y pacífica que es esencial en una democracia real. No se haga cómplice de un clima de intimidación que ya no funciona porque la ciudadanía ha perdido el miedo, sigue indignada y encuentra cada vez mas motivos para no confiar en sus dirigentes, ellos sí intimidados por la Merkel en lugar de plantar cara y defender los intereses de quienes les pagan. Hay en nuestro país un deterioro rápido de la educación pública, la base de la formación personal y profesional. Si niños y jóvenes protestan, habrá que oírlos en lugar de pegarles, porque ellos quieren implicarse en la democracia.

El 29 de febrero el país será un clamor. Y esperemos que el espíritu de convivencia devuelva la violencia del Estado a las catacumbas de una historia que creíamos superada.

sábado, 25 de fevereiro de 2012

Grecia debe romper con la Troika y suspender el pago de la deuda

Eric Toussaint
Eleftherotypia

Es urgente que los movimientos sociales de Europa expresen una auténtica solidaridad activa con el pueblo griego y constituyan una plataforma común europea de resistencia a la austeridad con el fin de conseguir la anulación de las deudas ilegítimas.

Una gran parte de la población griega ha mostrado desde el primer memorándum de mayo de 2010 una oposición creciente a las medidas de austeridad impuestas por las autoridades griegas y la Troika: huelgas generales, ocupación de las plazas públicas, manifestaciones en las calles, movimientos de resistencia a los aumentos de las tarifas de los servicios y los transportes, sin olvidar el relanzamiento de la actividad de algunos servicios como el del hospital de Kilkis en Macedonia o la recuperación de la actividad, el 15 de febrero de 2012, del periódico Eleftherotypia conducido por los trabajadores.

La sumisión y el compromiso del gobierno griego con la Troika agravan la situación económica del país y violan los derechos económicos y sociales de la población. El último plan, falazmente llamado «de salvamento», constituye una etapa más del abandono de la soberanía griega a favor de la Unión Europea y los acreedores: el total de los nuevos créditos irá a reembolsar una deuda ampliamente ilegítima y será gestionado directamente por los acreedores.

Los pueblos de los países del sur del planeta han estado sometidos durante dos decenios (desde 1982 a principios de los años 2000) a ese tipo de política que utiliza el pretexto del reembolso de la deuda como arma para destruir una serie de conquistas sociales que constituyen los derechos fundamentales de la sociedad. Argentina es un caso emblemático. Después de 25 años de políticas neoliberales (1976-2001) y una sucesión de planes de austeridad llevados a cabo por el FMI, en diciembre de 2001 estalló una rebelión popular que llevó a la caída del gobierno. Las nuevas autoridades decretaron unilateralmente la suspensión del reembolso de la deuda pública en forma de títulos vendidos en los mercados financieros por un montante de 90.000 millones de dólares. Hasta hoy es la suspensión de pago más importante de la historia. Después de tres años de suspensión de pago durante los cuales el gobierno, en medio de una crisis pre-revolucionaria (Diciembre 2001- inicio 2003), estableció una política de relanzamiento económico y se negó a seguir las recomendaciones del FMI, Argentina impuso a los acreedores una reducción del 65% de la deuda.

A finales de diciembre de 2001 Argentina suspendió también el reembolso de su deuda bilateral (por un montante de 6.500 millones de dólares) con respecto a países como España, Francia, Alemania, Italia, Gran Bretaña… agrupados en el Club de París. Esta suspensión de pagos dura desde hace diez años y Argentina va muy bien. Entre 2003 y 2012, su tasa media de crecimiento anual ha llegado al 8%. Si Argentina no hubiera suspendido el reembolso de la deuda y no hubiese rechazado los dictados del FMI y los demás acreedores, habría sido incapaz de beneficiarse a partir de 2004-2005 del aumento de los precios de los productos que exporta al mercado mundial. Todos los beneficios habrían sido engullidos por el reembolso de la deuda. Bajo la presión popular, las autoridades argentinas han rechazado los aumentos de las tarifas eléctricas, del agua, de las telecomunicaciones, etc. que querían imponer las multinacionales extranjeras y el FMI. Las condiciones de vida de los argentinos han mejorado notablemente y en la actualidad los ciudadanos europeos toman el camino de ese país para intentar conseguir un trabajo digno.

El ejemplo de Argentina demuestra que rechazando someterse a los acreedores y al FMI para pagar una deuda ampliamente ilegítima se puede levantar la cabeza y mejorar las condiciones de vida de la población.

Como señalé al principio de este artículo, es necesario que el combate de los griegos no se quede aislado, hay que construir un amplio movimiento de solidaridad con él y que el conjunto de los pueblos europeos construya un frente de resistencia para la anulación de la deuda ilegítima y la total refundación de una Europa de los pueblos por medio de un proceso constituyente auténticamente democrático.

sexta-feira, 24 de fevereiro de 2012

El impasse sirio

Immanuel Wallerstein
La Jornada

Bashar Assad se ha elevado a las alturas de ser uno de los hombres menos populares en el mundo. Casi todos lo han denunciado como tirano –de hecho un tirano muy sanguinario. Incluso aquellos gobiernos que se niegan a denunciarlo parecen aconsejarle que refrene sus modos represivos y haga algún tipo de concesiones políticas a sus oponentes internos.

¿Cómo es entonces que ignora todos estos consejos y sigue utilizando la máxima fuerza posible para mantener el control político de Siria? ¿Por qué no hay alguna intervención externa que lo fuerce a retirarse del cargo? Para responder a estas cuestiones, comencemos por evaluar sus fuerzas. Primero, tiene un ejército razonablemente fuerte y, hasta ahora, con algunas cuantas excepciones, el ejército y otras estructuras de fuerza en el país han permanecido leales al régimen. Segundo, continúa pareciendo tener el respaldo de por lo menos la mitad de la población en eso que, de forma creciente, se describe como una guerra civil.

Los puestos clave del gobierno y el cuerpo de oficiales están en manos de los alawitas, una rama de los islamitas chiítas. Los alawitas son una minoría de la población y ciertamente temen lo que podría sucederles si las fuerzas de oposición, en gran medida sunitas, llegaran al poder. Además, las otras fuerzas minoritarias significativas –los cristianos, los drusos y los kurdos– parecen igualmente preocupados por un gobierno sunita. Finalmente, la inmensa burguesía comerciante tiene aún que volverse contra Assad y el régimen baazista.

¿Pero es esto realmente suficiente? Si esto fuera todo, dudo que Assad pudiera mantenerse por más tiempo. El régimen está siendo exprimido en lo económico. El Ejército Sirio Libre, de oposición, está recibiendo armas de los sunitas iraquíes y probablemente de Qatar. Y el coro de denuncias en la prensa mundial y por parte de los políticos de todas las franjas crece en volumen día con día.

Y sin embargo, no pienso que a un año o dos de ahora nos encontremos con que Assad se fue o con que el régimen cambió básicamente. La razón es que quienes lo denuncian con más volumen en realidad no quieren que se vaya. Revisémoslos uno por uno.

Arabia Saudita: El ministro de relaciones exteriores le dijo al New York Times que la violencia debe detenerse y que no debe concedérsele al gobierno sirio ninguna oportunidad más. Esto suena realmente fuerte hasta que uno se percata de que añadió la frase: debe descartarse la intervención internacional. El hecho es entonces que Arabia Saudita quiere el crédito de oponerse a Assad pero teme a un gobierno que lo suceda. Sabe que en una Siria posterior a Assad (que probablemente sea bastante anárquica), Al Qaeda encontraría una base. Y los sauditas saben que el objetivo número uno de Al Qaeda es derrocar al régimen saudita. Ergo, que no haya intervención internacional.

Israel: Sí, los israelíes continúan obsesionados con Irán. Y sí, una Siria baazista continúa un poder amigable con Irán. Pero una vez dicho y hecho todo, Siria ha sido un vecino árabe relativamente callado, una isla de estabilidad para los israelíes. Sí, los sirios ayudan a Hezbolá, pero este también ha estado relativamente callado. ¿Por qué habrían los israelíes de correr el riesgo de una Siria posbaazista turbulenta? ¿Quién entonces detentaría el poder sin tener que mejorar sus credenciales mediante la expansión de la jihad contra Israel? ¿Acaso la caída de Assad no conduciría a alterar la relativa quietud y estabilidad que Líbano parece disfrutar ahora; y acaso esto no terminaría impulsando un fortalecimiento mayor y una radicalización renovada de Hezbolá? Israel tiene mucho que perder y no mucho que ganar si Assad cae.

Estados Unidos: El gobierno estadunidense habla de una buena línea. Pero, ¿han notado lo precavido que es en la práctica? El 11 de febrero, el Washington Post tituló un artículo “Conforme aumenta la carnicería, Estados Unidos no ve ‘buenas opciones’ en Siria”. La nota apunta que el gobierno estadunidense no tiene apetito por una intervención militar. No hay apetito, pese a la presión de intelectuales neoconservadores como Charles Krauthammer, que es lo suficiente honesto para admitir que no se trata tan sólo de libertad. En realidad, dice, se trata de deshacer el régimen en Irán.

¿Pero no es exactamente por esto que Obama y sus asesores no ven buenas opciones? Se vieron presionados para entrar a la operación libia. Estados Unidos no perdió muchas vidas, ¿pero logró realmente alguna ventaja geopolítica como resultado? ¿Es el nuevo régimen libio (si es que se puede decir que hay un nuevo régimen libio) algo mejor? ¿O es el principio de una larga inestabilidad interna, como resultó en Irak?

Así que cuando Rusia vetó la resolución de Naciones Unidas con respecto a Siria, me puedo imaginar un suspiro de alivio en Washington. La presión por elevar la apuesta inicial y comenzar una intervención estilo Libia se levantó. Obama fue protegido contra el jaloneo republicano al respecto de Siria por el veto ruso. Y Susan Rice, la embajadora estadunidense en Naciones Unidas, pudo endosarle toda la culpa a los rusos. Fueron repugnantes, dijo, ay tan diplomáticamente.

Francia: Siempre nostálgica por su alguna vez papel dominante en Siria, el ministro de Relaciones Exteriores Alain Juppé grita y denuncia. ¿Pero tropas? Deben estar bromeando. Ya vienen las elecciones, y enviar tropas no sería muy popular, especialmente cuando no será algo fácil para nada, como Libia.

Turquía: Este país ha mejorado sus relaciones con el mundo árabe de un modo increíble en los últimos 10 años. Y no le gusta nada una guerra civil en sus fronteras. Le gustaría que ocurriera algún tipo de arreglo político. Pero al ministro de Relaciones Exteriores Ahmet Davutoglu se le cita garantizando que Turquía no le proporcione armas ni apoyo a desertores del ejército. Turquía quiere, esencialmente, ser amiga de todos los bandos. Y además, Turquía tiene su propia cuestión kurda, y Siria podría ofrecer respaldo activo, que hasta ahora se ha refrenado en ofrecer.

Así que, ¿quién quiere intervenir en Siria? Tal vez Qatar. Pero Qatar, no importa qué tan rico sea, es apenas una potencia militar importante. Y el fondo del asunto es que, pese a lo fuerte de la retórica y pese a lo feo de la guerra civil, nadie quiere realmente que Assad se vaya. Así que lo más probable es que se quede.

quarta-feira, 22 de fevereiro de 2012

India defiende compras de petróleo a Irán

Jim Yardley
The New York Times

Ranjan Mathai, ministro de exteriores indio, estuvo de visita en Washington la semana pasada. Mathai describió la relación entre la India y los Estados Unidos en términos de creciente fluidez, profundidad y sinceridad, pero no de perfecta armonía. En este último punto, pudiera ser que se refiriera a los recientes roces entre los dos países con respecto a Irán.

La decisión india de seguir comprando crudo iraní, pese a las sanciones y a la creciente presión política de los Estados Unidos y de Europa, ha sido causa de frustración entre los responsables de Washington, justo en un momento en el que el progreso de la relación entre Estados Unidos e India se ha ralentizado como consecuencia de diferencias en torno a cuestiones tales como cooperación nuclear civil, proteccionismo comercial y ventas de armamento.

La situación se exacerbó la semana pasada al llegar noticias de que la India se había convertido en el principal comprador de petróleo iraní; además, un funcionario indio anunció planes para el envío de una delegación comercial a Teherán. En Nueva Delhi, diplomáticos y analistas afirman que la compra de crudo iraní es una cuestión de necesidad económica para la India, dada su dependencia de las importaciones de petróleo. Otros comentan que esas compras también supondrían avances diplomáticos en una región que ya se prepara para la retirada de las tropas americanas de Afganistán en 2014, o posiblemente antes.

Ciertamente, muchos responsables indios, incluso aquellos partidarios de una asociación más estrecha con los Estados Unidos, aconsejan cautela antes de convertir asuntos como el de Irán en una prueba de fuego diplomática, sobre todo considerando las complejidades de una región en la cual la India representa un bastión de estabilidad, democracia y oportunidades económicas, si se la compara con Pakistán, Afganistán y otros países. “Esto no puede poner en cuestión nuestra amistad”, dice Lalit Mansingh, antiguo embajador de la India en los Estados Unidos. “Washington debe comprender que formamos parte de un vecindario en el que Irán es un factor”.

La principal y más inmediata preocupación de la India es alimentar su economía, que durante el último año se ha ralentizado. La India compra aproximadamente el 12 por ciento de su petróleo a Irán, y muchas refinerías indias han sido construidas para procesar exclusivamente crudo iraní; esto quiere decir que no pueden ser modificadas para refinar petróleo procedente de otros países.

“Cambiar no es algo que pueda hacerse fácilmente”, dijo un alto cargo indio, quien sólo aceptó hablar anónimamente, dado lo delicado de la situación. El responsable indio añadió, “¿Dónde conseguiríamos esa capacidad de refinamiento? ¿Quiénes serían nuestros nuevos proveedores?

Aún así, la India lleva varios años intentando reducir su dependencia del crudo iraní, en parte a causa de las nuevas sanciones de la administración Obama que penalizan a cualquier banco que haga negocios con Irán. Para saltarse dichas sanciones, las compañías petrolíferas indias han hecho pagos a Irán por medio de un banco en Turquía, a salvo de las restricciones americanas.

Por otro lado, los responsables indios se preparan para la posibilidad de que la vía turca se cierre pronto. El alto cargo indio confirmó la validez de informaciones recientes que afirman que India e Irán han cerrado un acuerdo según el cual las compañías indias pagarían el 45 por ciento de sus importaciones en rupias indias –evitando así tener que pagar en dólares- y realizar el resto del pago por medio de intercambios.

El mes pasado, Mark Warner, senador demócrata por Virginia y jefe del India Caucus del Congreso, se reunió con varios ministros del gobierno en Nueva Delhi. “La cuestión salió a relucir”, dijo el Sr. Warner en una entrevista concedida el mes pasado, refiriéndose a Irán. “Los indios comentaron que les preocupaba que las sanciones les causasen un impacto económico inmediato. Estábamos de acuerdo en que este instrumento, las sanciones, son muy burdas, pero el status quo actual en Irán no es satisfactorio”.

Al igual que los Estados Unidos,la India está alarmada por la posibilidad de que Irán desarrolle armas nucleares, requiriendo a este país que cumpla con sus obligaciones de estado desnuclearizado en cumplimiento de las premisas del tratado de no proliferación de armas nucleares. No obstante, los diplomáticos indios también están preocupados por el impacto económico que tendría una mayor inestabilidad en Irán y en la región del Golfo Pérsico. Afirman que más de seis millones de indios trabajan en el Golfo, enviando a casa remesas de dinero por un valor aproximado de 40.000 millones de dólares.

Irán es también un factor en el incierto final de partida en Afganistán. K. C. Singh, antiguo embajador indio en Teherán, afirma que India e Irán cooperaron en apoyo de la alianza del norte anti talibana antes de la caída de los talibanes en 2001. Pero dicha relación se enfrió una vez que las tropas americanas se establecieron en Afganistán e India y los Estados Unidos estrecharon sus vínculos. Ahora, no obstante, el Sr. Singh afirma que India estaba “deseosa de recobrar” su relación con Irán como forma de prevenirse ante un futuro incierto en Afganistán. “Están intentando recobrarla ahora, debido a que andan seriamente preocupados por lo que podría ocurrir después de 2014, o antes,” dice el Sr. Singh.

Aún así, los actuales dirigentes de la India continúan estando comprometidos con la idea de seguir estrechando lazos con los Estados Unidos. En un discurso leído el lunes en Washington, el Sr. Mathai comentó el gran potencial de la asociación entre las dos naciones, aunque también señaló la complejidad que ello implica. “Dadas nuestras diferentes circunstancias, historia, situación y niveles de desarrollo, algunas veces tendremos diferentes políticas y puntos de vista”.

domingo, 19 de fevereiro de 2012

Cómo detener el calentamiento global y cambiar el mundo


No es posible detener por completo el cambio climático. Pero sí lo es impedir una catástrofe climática resultado de rápidos procesos de retroalimentación que conducen a un “cambio climático abrupto”. Si no impedimos ese cambio abrupto, muchas especies se extinguirán y cientos de millones de seres humanos morirán a causa de las sequías, el hambre, la carencia de agua, las enfermedades, la represión y las guerras. La cuestión es: ¿es posible hacerlo? ¿tenemos recursos para ello?

Sí podemos. El dinero no falta. El mundo invierte muchos miles de millones cada año en armamentos y gastos militares, y el dinero no escasea para eso. Tampoco para ayudar a las entidades financieras. Y luchar contra el calentamiento global generaría muchos empleos. ¿Por qué entonces no se abordan de una vez medidas eficaces para detener el peligroso proceso al que estamos abocados?

La razón reside en el enorme poder que atesoran las corporaciones vinculadas de una u otra forma a la industria del carbono. Ellas y los “mercados” deciden el rumbo que han de tomar las economías, imponen sus intereses, y la mayor parte de los políticos lo consienten. Éstos toman medidas que nos conducen al desastre, escondidos tras palabras como “globalización”, “privatización”, o “no hay alternativa”. Pero, si no actuamos, el poder del mercado y las corporaciones convertirá los desastres climáticos en catástrofes humanas.

Contamos con la tecnología necesaria para resolver el problema, pero las corporaciones y los poderosos no pueden o no quieren actuar. Ofrecen soluciones falsas (motor de hidrógeno, biocombustibles, reforestación, etc.) para distraernos con ellas mientras continúan con sus actividades. Por tanto, es necesario movilizar la única fuerza que puede enfrentárseles: la de los seis mil millones de habitantes del planeta. Hasta el momento, los ambientalistas se han dedicado fundamentalmente a tratar de influir en los gobiernos y a educar a la opinión pública. Ahora necesitamos ya un movimiento de masas que obligue a los políticos a actuar, o que los reemplace por otros que estén dispuestos a hacerlo. Ese movimiento ha comenzado a organizarse. Aún es pequeño, pero está presente en todos los continentes y crece rápidamente. Este libro forma parte de él.

sábado, 18 de fevereiro de 2012

Ejército de ocupación

Alfredo Zaiat
Página 12

Europa ha desarrollado sus conflictos en forma escabrosa con una violencia desmedida a lo largo de su historia. Su actual crisis económica, que sigue su curso sin un horizonte cercano de resolución, ha adquirido la característica de una avanzada beligerante sobre trabajadores y jubilados en defensa de la trinchera del sistema financiero. El ejército de ocupación no está integrado por soldados con armamentos sofisticados, sino que el vehículo de dominación para cercenar hasta barrer la soberanía política y económica de la mayoría de los países es el euro, bajo el comando general dirigido por Alemania (Banco Central Europeo y Comisión Europea), con el apoyo táctico supranacional del FMI.

Grecia es la batalla más encarnizada, con un nivel de exigencias impresionante y un ejercicio de poder avasallante, que se expresó luego de obtener el sometimiento del poder político heleno, que aprobó un ajuste de reducción salarial y despidos inmediatos de 15 mil trabajadores en un plan global de 150 mil, postergando el financiamiento prometido de 130 mil millones de euros. Los países europeos débiles, como España, tienen ese campo de batalla como espejo para acelerar su disciplinamiento.

Alemania logra erigirse así en la gran y única potencia europea, con el sacrificio a su clase trabajadora flexibilizada y salarios deprimidos, registrando marcas de productividad y competitividad de su economía que hunde al resto de los países del continente sitiados por el euro. No hay política de ajuste posible, con la moneda común como ejército de ocupación de la soberanía nacional, que pueda alentar la recuperación de esas economías con una Alemania industrial, exportadora y mercado laboral ultraflexibilizado. El resultado es la recesión general (Italia, Bélgica, Holanda, Grecia, España, Portugal ya la declararon) con una sola economía a salvo, la que impone las condiciones políticas, financieras y sociales de la Eurozona.

En Alemania el 20 por ciento de los empleados, cinco millones de trabajadores, ganan un máximo de 400 euros mensuales. Este dato impactante se consigna en un esclarecedor artículo publicado en El País de Madrid, con el título “Sueldos de un euro a la hora en el ‘milagro’ laboral alemán”. También se informa que, según el Departamento de Trabajo alemán, los contratos con salarios bajos crecieron tres veces más rápido que otro tipo de empleos entre 2005 y 2010. Se menciona que los denominados “trabajadores pobres” han aumentado a un ritmo más acelerado en Alemania que en el resto de países con la moneda común. Esto ha derivado en que un 7,2 por ciento de los empleados ganaba tan poco que estaba cerca del umbral de la pobreza en 2010, cuando era un 4,8 por ciento en 2005. A la vez, el año pasado, la cantidad de contratados en Alemania superó por primera vez la barrera de los 41 millones de trabajadores. Es de las pocas economías europeas que no registra aumento de la tasa de desocupación. El crecimiento del empleo se ha debido fundamentalmente a la imposición, con el aval de los sindicatos, del modelo de bajos sueldos y de agencias de trabajo temporal, impulsado por la desregulación y la promoción de la flexibilidad y los contratos de bajos ingresos, subvencionados por el Estado, llamados mini-jobs. El número de trabajadores con contrato indefinido de salarios bajos –que ganan menos de dos tercios de los ingresos medios– se elevó un 13,5 por ciento hasta los 4,3 millones entre 2005 y 2010. Los datos de la OCDE reflejan que en Alemania los contratos con salarios bajos son el 20 por ciento de los trabajos a tiempo completo, frente al 8,0 por ciento en Italia y un 13,5 por ciento en Grecia.

Esa estructura del mercado laboral hace aún más competitiva la economía alemana, mientras el euro actúa como un cerco invulnerable para el resto de los países porque perdieron la herramienta de la devaluación de su propia moneda para moderar las diferencias de productividades. Por eso, la principal exigencia que deben cumplir para recibir recursos para atender la crisis financiera es la de implementar una reforma laboral del tipo alemán, de pérdida de derechos y reducción de salarios, además de despidos. Así lo expresó el secretario general de la OCDE, Angel Gurría, quien señaló que la situación actual de Alemania se debe “en gran medida a la implementación en su momento de importantes y a veces dolorosas reformas”. Entre ellas, destacó la reforma del mercado laboral, “que redujo sustancialmente el desempleo”. “Muchos países observan la receta que hizo posible este éxito: reformas del mercado laboral, agentes sociales flexibles y constructivos”, aleccionó.

Gurría se estaba refiriendo a que en 2003 Alemania se embarcó en un sistema de reformas que fueron calificadas como el mayor cambio en el Estado de Bienestar desde la Segunda Guerra Mundial. Mientras muchos de los países vecinos se movían en la dirección opuesta, los socialdemócratas alemanes en el gobierno desregularon el mercado laboral, y presionaron a sindicatos y empresarios para que pactaran una moderación salarial a cambio de seguridad en el empleo y crecimiento. Así un modelo laboral flexible y con subvenciones del gobierno permitieron a los empresarios ajustarse al ciclo económico sin necesidad de despidos masivos.

La diferencia con el actual momento es que Alemania realizó esa reforma con una economía mundial en auge, mientras que ahora esa exigencia a los otros países europeos es durante una recesión, déficit fiscal y crecimiento de la deuda. El resultado entonces es la profundización de la crisis y el aumento de la desocupación. Si bien la resistencia a esas políticas ha empezado a manifestarse con más intensidad en los últimos meses, el deterioro de las condiciones laborales y sociales y el elevado desempleo ya se extienden por más de tres años. Uno de los interrogantes es por qué no existe una oposición más firme de trabajadores y organizaciones sindicales a esa política de ajuste recesivo y despidos masivos. La respuesta se encuentra en la existencia de una importante red de cobertura social, que es un rasgo característico del modelo social europeo de la posguerra con el desarrollo del Estado de Bienestar. Esa contención permite que elevadísimas tasas de desempleo sean socialmente tolerables y políticamente manejables. Por eso los líderes europeos reinciden en medidas de ajustes que pueden generar tensiones sociales, pero sin provocar desestabilización política. El caso más notable es España, con un desempleo total del 23 por ciento, que se eleva a 46 por ciento para los jóvenes.

El Sistema Europeo de Estadísticas de Protección Social destaca que España es el país de la UE-27 con mayor peso del sistema de protección por desempleo en relación con todo el gasto social. Estima que las prestaciones y subsidios a los desempleados se duplicaron en los últimos años al ubicarse en más del 25 por ciento del gasto total en protección social. Alemania implementó el cambio drástico mencionado, cuando ultraflexibilizó el mercado laboral, al tiempo que aplicó el mayor recorte de subsidios por desempleo desde la posguerra, recortando el período de cobro de 32 a 12 meses como máximo.

El escenario es inquietante para esa red social europea de protección porque la crisis financiera y la recesión económica han provocado un incremento sensible del déficit fiscal y de la deuda pública. Ese cuadro ejercerá presión para desarticular ese modelo social, que hoy actúa como amortiguador del ajuste. “La dureza con la que Grecia es tratada actualmente nos puede parecer exagerada, y creo que ése es el caso”, se sinceró el premier italiano, Mario Monti, avisando sobre lo que le tocará al resto de los países subordinados al comando alemán, que avanza sobre Europa ahora con el tanque euro como ejército de ocupación.

quarta-feira, 15 de fevereiro de 2012

Rio+20 y la Cumbre de los Pueblos

Boaventura de Sousa Santos
Rebelión

El tratamiento dado por los grandes medios de comunicación a dos acontecimientos recientes (el Foro Económico Mundial de Davos y el Foro Social Temático de Porto Alegre) es revelador de los intereses que hoy en día controlan a la opinión pública mundial. El primero recibió una gran cobertura informativa, a pesar de no aportar nada nuevo: los consabidos análisis de la crisis europea y la insistencia en rumiar sobre los síntomas, ocultando sus verdaderas causas. El segundo se omitió por completo, a pesar de que allí se discutieron los problemas que están condicionando de forma más decisiva nuestro futuro: el cambio climático, el acceso al agua, la calidad y cantidad de alimentos disponibles frente a la plaga del hambre y la desnutrición, la justicia ambiental, los bienes comunes de la humanidad y la validez de los conocimientos populares, no eurocéntricos, en la búsqueda de la justicia ambiental. La selectividad mediática muestra claramente los riesgos que corremos cuando la opinión pública se reduce a la opinión que se publica.

El Foro de Porto Alegre tuvo entre sus principales objetivos discutir sobre la cumbre Rio+20, la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Desarrollo Sostenible que se celebrará el próximo mes de junio en Rio de Janeiro (Brasil), veinte años después de la primera conferencia de la ONU sobre el tema, celebrada en la misma ciudad, una conferencia pionera en alertar sobre los problemas ambientales que enfrentamos y las nuevas dimensiones de injusticia social que conllevan. Los debates tuvieron dos vertientes principales. Por un lado, el análisis crítico de los últimos veinte años y el modo en que se refleja en los documentos preparatorios de la conferencia; por otro, la discusión de las propuestas que se presentarán en la Cumbre de los Pueblos, la conferencia de organizaciones de la sociedad civil que se celebrará de forma paralela a la conferencia intergubernamental de la ONU. Veamos cada una de ellas.

Rio+20: las críticas

Hace veinte años, la ONU tuvo un papel importante en alertar sobre los peligros que la vida humana y no humana corre si el mito del crecimiento económico infinito sigue dominando las políticas económicas y si el consumismo irresponsable no se controla: el planeta es finito, los ciclos vitales de reposición de los recursos naturales están siendo destruidos y la naturaleza “se vengará” en forma de cambios climáticos que pronto serán irreversibles y afectarán especialmente a los más pobres, agregando así nuevas dimensiones de injusticia social a las tantas otras que ya existen. Los Estados parecieron tomar nota de estas advertencias y se hicieron muchas promesas en forma de convenios y protocolos. Las multinacionales, principales agentes de la degradación ambiental, parecieron haber quedado bajo vigilancia.

Lamentablemente, este momento de reflexión y esperanza se desvaneció pronto. Estados Unidos, que entonces era el principal país contaminante y hoy es el principal contaminante per capita del mundo, rechazó asumir cualquier tipo de compromiso vinculante para reducir las emisiones que producen el calentamiento global. En lugar de disminuir, éstas aumentaron de ritmo. Los países menos desarrollados reclamaron su derecho a contaminar, en tanto que los más desarrollados no se hicieran cargo de la deuda ecológica histórica contraída por contaminar tanto desde hace tanto tiempo. Las multinacionales invirtieron con éxito en la formulación de las leyes y tratados internacionales con el propósito de continuar con sus actividades contaminantes sin grandes restricciones.

El resultado se refleja en los documentos preparados por la ONU para la Conferencia de Rio+20. En ellos se recoge información importante sobre innovaciones en cuidado del medio ambiente, pero las propuestas que hacen (resumidas en el concepto de “economía verde”) son escandalosamente ineficaces y hasta contraproducentes: convencer a los mercados (siempre libres, sin restricciones) de las oportunidades de beneficio económico que supone invertir en el medio ambiente, calculando los costes ambientales (externalidades) y atribuyendo valor de mercado a la naturaleza. En el mundo de fantasía en el que se mueven estos documentos, las "fallas de mercado" se deben únicamente a la falta de información y, una vez superada, no faltarán las inversiones e innovaciones “verdes”. Es decir, no hay otro tipo de relación entre los seres humanos y la naturaleza que no pase por el mercado y la búsqueda del beneficio individual. Una orgía neoliberal que parece extenderse desde el Norte a los países emergentes.

La Cúpula de los Pueblos: las propuestas

Paralelamente a la Conferencia de la ONU, la sociedad civil organiza en Río de Janeiro la Cumbre los Pueblos, en la que podemos depositar cierta esperanza. Los debates preliminares en Porto Alegre dibujan las líneas alternativas de acción que se presentarán y sobre las que habrá que presionar para tratar que entren en las agendas políticas nacionales e internacionales.

En primer lugar, la centralidad y la defensa de los bienes comunes de la humanidad, implícita en el concepto de “economía verde”, en respuesta a la mercantilización, la privatización y la financiarización de la vida. Los bienes comunes de la humanidad son bienes producidos por la naturaleza o por grupos humanos, de ámbito local, nacional o global, que deberían ser propiedad colectiva, diferente de la privada y la pública (estatal), si bien, en este último caso, compete al Estado cooperar en su protección. La primera mujer en ganar el Nobel de Economía, Elinor Ostrom, ha dedicado todo su trabajo al análisis de la diversidad de los medios de gestión de los bienes comunes, salvaguardando siempre el principio de que el derecho a los bienes comunes es igual para todos. Los bienes comunes son el contrapunto del desarrollo capitalista, no sólo su apéndice, como ocurre con el concepto de “sostenibilidad”. Más allá del uso individual de los bienes comunes, teorizado por Ostrom, hay que tener en cuenta los usos colectivos de comunidades indígenas y campesinas. Entre los bienes comunes se encuentran: el aire y la atmósfera, el agua, los acuíferos, los ríos, los océanos, los lagos, las tierras comunales o ancestrales, las semillas, la biodiversidad, los parques y plazas, la lengua, el paisaje, la memoria, el conocimiento, el calendario, Internet, el HTML, los productos distribuidos con licencia libre, Wikipedia, la información genética, las zonas digitales libres, etc. Los bienes comunes presuponen derechos comunes y derechos individuales de uso temporal. Algunos de estos bienes pueden exigir o tolerar determinadas restricciones al igual uso común, pero deben tener un carácter excepcional y temporal. El agua comienza a ser vista como el bien común por excelencia, y las luchas contra su privatización en varios países son las que han tenido más éxito, sobre todo cuando se combinan luchas campesinas y urbanas.

En segundo lugar, el cambio gradual de una civilización antropocéntrica a una biocéntrica, lo que implica reconocer los derechos de la naturaleza; redefinir el significado de la calidad de vida y la prosperidad de manera que no dependan del crecimiento infinito; promover energías verdaderamente renovables (sin incluir los agrocombustibles) que no impliquen la expulsión de campesinos e indígenas de sus territorios; diseñar políticas de transición para los países cuyos presupuestos dependen excesivamente de la extracción de materias primas, ya sean minerales, petróleo o productos agrícolas en régimen de monocultivo con precios controlados por las grandes empresas monopolistas del Norte.

En tercer lugar, defender la soberanía alimentaria, el principio de que, en la medida de lo posible, cada comunidad debe tener el control sobre los bienes alimentarios que produce y consume, aproximando a consumidores y productores, defendiendo la agricultura campesina, promoviendo la agricultura urbana, la de tiempo libre, y prohibiendo la especulación financiera con los productos alimentarios. Junto con la idea de los bienes comunes, la soberanía alimentaria exige la prohibición de la compra masiva de tierras (en particular en África) por parte de países extranjeros (China, Japón, Arabia Saudita, Kuwait) o multinacionales (el proyecto de la surcoreana Daewoo de comprar 1,3 millones de hectáreas en Madagascar) en busca de reservas alimentarias.

En cuarto lugar, un amplio programa de consumo responsable que incluya una nueva ética del cuidado y una nueva educación para el cuidado y el compartir: la responsabilidad ante quienes no tienen acceso a un consumo mínimo que garantice la supervivencia; la lucha contra la obsolescencia programada de los productos; la preferencia por productos producidos por economías sociales y solidarias basadas en el trabajo y no en el capital, en el florecimiento personal y colectivo y no en la acumulación infinita; la preferencia por el consumo colectivo y compartido siempre que sea posible; un mayor conocimiento sobre los procesos de producción de los productos que consumimos para poder rechazar consumir productos hechos a costa del trabajo esclavo , la expulsión de campesinos e indígenas, la contaminación del agua, la destrucción de lugares sagrados, la guerra civil o la ocupación de tipo colonial.

En quinto lugar, incluir en todas las luchas y en todas las propuestas alternativas las exigencias transversales de profundización de la democracia y lucha contra la guerra, así como contra la discriminación sexual, racial, étnica y religiosa.

segunda-feira, 13 de fevereiro de 2012

Grecia arde em protestos contra o "pacote de austeridade"

Piergiorgio Odifreddi
La Repubblica

Llegó la hora de echar cuentas en Grecia. El Parlamento ha capitulado ante el pelotón de fusilamiento compuesto por eso que llaman la Troika, formada por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. La sociedad civil protesta con violencia frente al Parlamento. El Primer Ministro Papademos, alter ego de nuestro Monti, declaró que "el vandalismo y la destrucción no tienen cabida en la democracia": las mismas palabras que usó ayer, de modo preventivo, nuestro Presidente de la República, Giorgio Napolitano.

Por supuesto, los mandantes inmorales de la Troika, y los ejecutores materiales del gobierno griego, presentan las medidas que se van a adoptar como "inevitables y necesarias": palabras que hemos escuchado hasta la saciedad desde el golpe de Estado del 9 de noviembre de 2011 hasta hoy. Esas medidas son las siguientes: "Una reforma radical del mercado de trabajo, con una liberalización profunda. Una disminución de más del 20% del salario mínimo y un recorte en las pensiones. Una economía drástica del gasto público en áreas tales como hospitales y gobiernos locales. Y la venta de joyas de la familia, como las acciones públicas en petróleo, gas, agua y lotería."

A estas medidas no se les llama "austeridad", o "sacrificio" sino destrucción del estado del bienestar y liquidación de lo público al capital privado. Son del mismo tenor, van en la misma dirección, y se inspiran en la misma ideología demente de "reformas" que nuestro gobierno está tratando de colarnos también a nosotros, y que, por ahora, nuestro pueblo, otrora soberano, ha demostrado que acepta con mayor espíritu de tolerancia y menor espíritu de supervivencia que los griegos.

En su editorial de La Repubblica, ayer, hablando de las posibles consecuencias del incumplimiento por parte de Grecia, Portugal e Irlanda, Eugenio Scalfari escribió que "la quiebra de dos o tres países de la eurozona tendría un efecto dramático en el sistema bancario internacional, lo que obligaría a los estados-nación a nacionalizar toda o buena parte de sus sistemas bancarios". Pero, en lugar de una amenaza, ¡esto debe entenderse como una esperanza!

Y es que ahora está claro que los bancos tienen una buena parte de responsabilidad en la crisis mundial, después de haberla fomentado con una maniobra de usura en dos etapas: primero, financiando y comprando una gran parte de las deudas soberanas de los Estados y, después, amenazando con reclamar su restitución. Los hombres de los bancos que gobiernan, tanto en Grecia como en Italia, nos explican que tenemos que aceptar el chantaje, pagando el rescate de la liquidación del Estado. Los manifestantes de Atenas demuestran, de hecho, que se puede decir no a los usureros, incluso cuando te apuntan con una pistola en la sien, y están dispuestos a apretar el gatillo.

sexta-feira, 10 de fevereiro de 2012

Os fenômenos mórbidos da crise

Luiz Sérgio Henriques
Gramsci e o Brasil

A metáfora é muito boa, teve origem num clássico da política do século XX e, definitivamente, tornou-se um bordão repetido por gente de todos os quadrantes: vivemos num tempo de crise sistêmica da economia mundial, em que o velho insiste em não morrer e o novo ainda não nasceu, de modo que o cenário por vezes é ocupado por fenômenos mais ou menos mórbidos.

De fato, deparamos com uma inédita mistura de sofisticação e barbárie para onde quer que olhemos: democracia e capitalismo convivem com dificuldade nos países do Ocidente desenvolvido, com um preocupante esvaziamento das formas políticas que vigoraram durante o compromisso social-democrata. Além disso, inexiste alternativa de sistema, e restos dramáticos daquilo que um dia, mais ou menos plausivelmente, se arvorou em tal alternativa desabam inapelavelmente.

Refiro-me, em primeiro lugar, à dantesca sequência de cenas orwellianas que dominaram o processo sucessório na Coreia do Norte e continuarão disponíveis por tempo indefinido na rede de computadores, para espanto renovado de quem se puser a revê-las. Fácil demais desqualificar aquele país como desimportante no mundo, não combinasse ele, de modo paradoxal, um universo concentracionário à moda dos gulags, uma população rural faminta e a posse de artefatos nucleares a serviço de um nacionalismo agressivo. A morte de Kim Jong-il representa uma peça de arqueologia ideológica, a repetir, e não como comédia, o abatimento moral dos comunistas dogmáticos por ocasião da morte de Stalin, no distante 1953.

Assim, o que veio depois e aconteceu nos nossos dias ilumina o que veio antes e aconteceu há muitas décadas. A anatomia do homem, dizem, é a chave para entender a do macaco, e realidades históricas que marcaram toda uma geração de comunistas, como o culto à personalidade, subitamente ganharam carne e osso nas ruas desoladas de Piongyang. Esta arqueologia contribui para explicar, ainda, a subalternidade cultural do comunismo histórico e sua incapacidade estrutural de gerar modos diversos de exercer o poder e organizar a vida social.

As imagens foram fortíssimas e, num certo sentido, devastadoras, mas talvez não as evocasse, mais de um mês depois, se uma tradicional força da esquerda brasileira não tivesse considerado todo o episódio segundo a chave do anti-imperialismo e não se reportasse ao grupo dirigente coreano na qualidade de “partido irmão”, para usar uma expressão de outro tempo. Haveria nisso o risco de tornar o Brasil uma imensa Coreia do Norte? Nenhum risco, evidentemente. Mais preocupante é o sinal de atraso político e cultural — um imenso atraso que interfere nas possibilidades de compreender e mudar democraticamente o nosso país.

Muito mais próxima de nós, geográfica e sentimentalmente, é a outra figura do velho “socialismo real” que se desfaz a olhos vistos. Em Cuba, a poesia da revolução e seus heróis há muito se dissolveu na prosa de um burocratizado regime de partido único, com a inevitável gerontocracia daí decorrente, sua rigidez e seus espasmos autoritários.

É saudável, quando se procede a este tipo de crítica, repudiar previamente o embargo imposto pelos Estados Unidos há décadas, ineficiente do próprio ponto de vista dos seus objetivos declarados: Fidel e Raúl Castro dominam autocraticamente a ilha a despeito deste embargo e, antes, usam-no como instrumento de controle: quem não se alinha automaticamente é visto como “agente do imperialismo”, o que parece incluir absurdamente, na perspectiva da direção cubana, mesmo os prisioneiros de consciência que levam o protesto até o sacrifício da própria vida.

Guantânamo, por seu turno, é uma evidente aberração: uma terra de ninguém para onde foram sequestradas e meticulosamente torturadas as vítimas da guerra americana ao terror. Nenhuma complacência com esta prisão, da mesma forma como não é possível desculpar os que, infamando a ideia de socialismo, deixaram morrer Orlando Zapata e Wilmar Willar.

Neste ponto, a tragédia também nos toca de perto, com as terríveis declarações do ex-presidente Lula por ocasião da morte de Zapata e as reiteradas manifestações de apreço ao regime por parte de autoridades brasileiras democraticamente constituídas. Isto sem falar na veloz repatriação dos boxeadores Erislandy Lara e Guillermo Rigondeaux pelo então ministro da Justiça, num contexto em que é bizarro alegar desconhecimento do precário estado das liberdades civis e políticas na ilha.

Risco de nos transformamos numa Cuba de dimensões continentais? Nenhum. Como no caso da Coreia, o sintoma é “só” de horizonte político limitado: uma crônica incapacidade de conceber a mudança social fora dos velhos parâmetros e de perceber que, longe de ser o caminho para o socialismo, a democracia é o próprio caminho do socialismo. A supressão da democracia política, em todo caso, é indício certeiro do surgimento de fenômenos mais ou menos mórbidos e não pode ser justificada pela invocação ritual do paradigma revolucionário.

Os reais amigos de Cuba sabem que a hipótese de autorreforma do regime — combinando estrutura política autoritária com mercados liberalizados, sem autonomia de organização sindical e demais direitos de associação — terá vida curta. Contudo, haverá na ilha vastos setores que aspiram a liberdades e, ao mesmo tempo, intuem que as conquistas do seu peculiar Welfare, em grande medida afetado pelo colapso da URSS, correrão um risco fatal se o país enveredar por uma saída “chinesa” ou se entregar aos desmandos de um mercado sem regras. Aí, entre tais setores, as raízes de uma futura esquerda socialista e democrática, programaticamente distante das concepções de controle monopolista do poder político e econômico.

quarta-feira, 8 de fevereiro de 2012

Malvinas: Una oportunidad para la paz



Nicolás Lantos
Página 12

No puede ser casualidad que Cristina Fernández de Kirchner haya elegido una frase del más famoso de los británicos para enviarle un mensaje al premier de Gran Bretaña, David Cameron: “Quiero pedirle al primer ministro inglés que le dé una oportunidad a la paz”, citó la Presidenta a John Lennon, en el punto cúlmine de su mensaje sobre la soberanía del archipiélago, en una Casa Rosada y rodeada por políticos oficialistas y opositores, militares y activistas de los derechos humanos, ex combatientes, representantes de la juventud, empresarios y sindicalistas de todas las corrientes que comulgan con el Gobierno, incluyendo una nutrida comitiva moyanista encabezada por el secretario general de la CGT. La jefa de Estado anunció que la Argentina volverá a presentarse ante todas las instancias de la ONU (el Consejo de Seguridad, el Comité de Descolonización y la Asamblea General) para denunciar la militarización del Atlántico Sur y exigirle a Inglaterra que se siente a la mesa de negociación.

“Me siento más que nunca la Presidenta de los 40 millones de argentinos, porque la presencia de tantos sectores revela claramente que estamos ante un hecho de Estado, de política nacional –comenzó CFK cuando los cantos de los grupos de juventud y de ex combatientes, barulleros, se lo permitieron–. Esa política de Estado es la que se lleva adelante y es clave desde 2003, y es de memoria, verdad y justicia. A esos valores les agregaría el de democracia y soberanía. Así le dan el exacto lugar que para nosotros tiene la causa Malvinas”, explicó, para desligar la posición actual de la Argentina del fracaso bélico que llevó adelante en 1982. Para que haya soberanía tiene que haber democracia, explicó la mandataria, por lo tanto “no se puede achacar al pueblo argentino una decisión como lo fue aquel conflicto, para negarse a cumplir lo que ha ordenado Naciones Unidas: sentarse a dialogar”.

Informes, denuncias y reivindicaciones

Lo primero que hizo la Presidenta fue, tal como ya había sido anunciado días atrás, firmar la resolución en la que ordena la desclasificación del Informe Rattenbach, una evaluación del rol de las Fuerzas Armadas durante la guerra del ‘82. “No se puede consentir que se impida el conocimiento de la historia, cercenando a la población conocer su pasado reciente”, sentenció la Presidenta. La comisión que deberá evaluar el contenido del informe para asegurarse que su divulgación no perjudicará a la Argentina en el ámbito interno o externo estará conformada por un representante del Ministerio de Defensa, otro de Cancillería y por el coronel Augusto Rattenbach, hijo del general Benjamín Rattenbach, responsable del informe. Otros miembros de su familia observaban desde un lugar de privilegio en el escenario, codo a codo con la flamante embajadora en Londres, Alicia Castro.

En su discurso, la Presidenta advirtió que dio instrucciones al canciller Héctor Timerman para que “denuncie formalmente ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y ante la Asamblea, esta militarización del Atlántico Sur, que implica un grave riesgo para la seguridad internacional”. Más tarde, agregó que también se presentarán, en junio, ante el Comité de Descolonización de ese organismo. “Malvinas es una causa regional y global”, argumentó Fernández de Kirchner y enumeró una serie de motivos:

- “Es un anacronismo en el siglo XXI seguir manteniendo colonias de las cuales quedan sólo 16 casos en el mundo y diez de ellos son de Inglaterra.”

- “Están depredando nuestros recursos naturales, la pesca y petróleo, sin ningún tipo de control, lo que podría terminar en desastre. Además tengamos en cuenta que las batallas que se vienen serán por los recursos naturales y nuestra región es de las más ricas y con mayor potencialidad.”

- “Si algo vamos a preservar, además de los recursos, será la paz. Todo lo que hemos resuelto entre los suramericanos fue con el diálogo y entre nosotros, sin intervención de organismos internacionales. Ellos, en cambio, están militarizando el Atlántico Sur una vez más. No podemos interpretar de ninguna otra manera, por más buena voluntad que pongamos, el envío de un destructor acompañando al heredero real, a quien nos hubiera gustado verlo con ropa civil y no de militar.”

Por último, la mandataria anunció la creación de un Hospital de Salud Mental para los ex combatientes, en donde funcionaba el Instituto Geográfico Militar, donde podrán tratar sus secuelas y problemas de adicción. “Si a Cameron le pedimos paz –concluyó CFK–, a nuestros muertos les decimos hoy: honor y gloria en nombre de todos los argentinos.”